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Fin del Tratado Nuclear: al borde de una carrera armamentista descontrolada
Lun, 04/02/2019 - 09:05

Max Hoffmann

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Max Hoffmann

Max Hofmann dirige el estudio de Deustche Welle en Bruselas.

Es cierto. De acuerdo con toda la información disponible, Estados Unidos tiene razón. Los misiles rusos 9M729 violan el Intermediate-Range Nuclear Forces (INF, por sus siglas en inglés), el tratado que prohíbe los misiles terrestres de alcance medio. Según la información de DW, esto se ha confirmado por parte de varios servicios de inteligencia occidentales independientes. Entonces, ¿por qué quedarse más tiempo con un acuerdo que de todos modos no se respeta?

La cuerda floja en la que el mundo se ha balanceado desde la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos pierde un importante hilo. Esto, porque Estados Unidos deja el tratado sin tener en vista un nuevo acuerdo que lo suceda. Tanto de parte de los rusos como de los estadounidenses se escucha una y otra vez que los chinos son los verdaderos destinatarios de esta decisión, ya que ellos no están limitados por los acuerdos de desarme u otros pactos restrictivos. Este problema afecta especialmente a Rusia. Desde la perspectiva de Moscú, necesita misiles de mediano alcance para protegerse de potenciales amenazas desde el este.

Jugar con fuego

Por otro lado, desde un punto de vista militar, difícilmente se puede objetar la determinación estadounidense. Washington observa con creciente preocupación el gasto en armas y las capacidades militares en rápida expansión de China. Pero, entonces, ¿cómo va a mejorar la situación abandonando uno de los últimos tratados importantes sobre armas nucleares? Los estadounidenses están haciendo lo mismo que los rusos: están jugando con fuego.

Actualmente, el cambio climático está siendo invocado en todas partes como un posible golpe mortal para la humanidad. Eso puede ser cierto, pero una nueva carrera armamentista renovada y descontrolada entre Rusia y Estados Unidos, ahora con la nueva potencia mundial militar de China, hace que el futuro sea aún más sombrío. Todos nosotros, pero especialmente los europeos, podemos terminar como juguete y posible campo de batalla de las principales potencias. Tuvimos la enorme suerte durante la Guerra Fría de que no se produjera una guerra nuclear. Durante la crisis de los misiles cubanos de 1962 estuvimos a punto de desatarla, si no hubiera sido por personas como John F. Kennedy y Nikita Khrushchev que evitaron que ese terrible escenario se diera.

Los políticos de esa vieja y más prudente escuela ahora son mucho más difíciles de encontrar. Afortunadamente, Trump se ha mantenido hasta hace poco fuera de las cuestiones militares, prefiriendo intervenir en las cuotas de dinero y contribuciones de los socios de la OTAN. Sin embargo, eso parece haber terminado. Por su parte, al presidente ruso, Vladimir Putin, le encanta jugar con fuego en el oeste de su gigantesco imperio. Incluso si la amenaza de China es real, no se explica por qué está agitando sus misiles de mediano alcance en la cara de los europeos.

Se busca acuerdo nuclear global

La Unión Europea, pero también el resto del mundo, pronto se verán sin el INF, uno de los principales instrumentos de restricción nuclear y desarme. Ahora el único que queda es el nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START), que expira en 2020. A partir de entonces, tenemos exactamente lo contrario de lo que el mundo realmente necesita: un acuerdo global para controlar las armas nucleares. Todo lo demás no puede ser bueno a largo plazo, especialmente teniendo en cuenta que muchos países más pequeños también tienen ambiciones nucleares.

Los políticos actuales dejan a las generaciones futuras un mundo verdaderamente aterrador. Muchas personas en Europa casi no se sienten amenazadas y la mayoría de ellas ni siquiera sabe cómo es la guerra, lo que es algo maravilloso en sí mismo. Pero las posibilidades de que siga siendo así han empeorado aún más con la retirada de Estados Unidos del tratado INF. El hombre es olvidadizo, esto también se aplica a las naciones y sus presidentes. Rusia y los Estados Unidos deben recordar rápidamente el terrible poder destructivo con el que están jugando.

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