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Las sanciones de Trump contra Huawei y el freno a la innovación global
Jue, 13/06/2019 - 10:55

Pablo Albarracín

Big Data: ¿la nueva llave para el desarrollo?
Pablo Albarracín

Pablo Albarracín es periodista de la Universidad de Playa Ancha, Valparaíso (Chile) y actualmente sub editor de AETecno.com, el sitio web de tecnología de Americaeconomía. Trabajó previamente como periodista en Corfo, la agencia chilena estatal de desarrollo; Conicyt, agencia estatal de ciencia y tecnología y en centros de investigación científica universitarios. Ganó el Premio Accenture al Periodismo de Innovación y Tecnología 2013 y es reportero habitual en congresos de tecnología en ciudades como Shanghai, Las Vegas, Sao Paulo, Santiago, Cancún, Río de Janeiro, entre otras.

Muy grave puede ser la torcida estrategia de Donald Trump de imponer barreras comerciales a la tecnológica china Huawei. Más allá de los controles de inmigración, como el que sufrió a fines de 2018, en Canadá, a petición de EE.UU, Meng Wanzhou, directora Financiera de Huawei, estas restricciones pueden acarrear a diversos países la compra de productos incompatibles, lo que sería una tragedia para la creciente (y necesaria) innovación global. De este modo, la cada vez más fluida interoperabilidad de la Economía Digital podría estar en juego.

Recordemos que gigantes estadounidenses como Intel o Qualcomm, que fabrican chips para diferentes productos, cesaron su relación con Huawei. Luego se sumó la británica ARM. Mientras que Google vetó Android OS y sus aplicaciones para dispositivos del titán chino.

Pero Huawei no solo fabrica smartphones de alta gama. Es el mayor fabricante de componentes para telecomunicaciones del mundo. Y es precisamente aquí, en el Enterprise Networking, donde está el mayor problema para la fluidez de la innovación global.

Como ya mencionamos, no se trata solo de una batalla por la supremacía en la venta de smartphones y otros dispositivos de consumo personal, aunque la compañía china es la segunda fabricante que más vende (según IDC, Q2 2018, 54,2 millones de unidades). Siendo la primera Samsung y Apple en tercer lugar. La discusión se ha centrado mucho en el device, siendo este solo la punta del iceberg de esta pataleta de la administración Trump, ante el evidente crecimiento de la industria China.

En el Enterprise Networking, Huawei es uno de los jugadores más potentes, junto a Cisco, Juniper, VMware, Aruba, Arista, entre otros (según Gartner y Hamilton Barnes). Todas compañías, salvo la china, de bandera estadounidense. Y es precisamente en ese mercado donde están los verdaderos y más suculentos negocios para estas empresas, que han visto cómo Huawei les arranca parte importante del market share. Porque la transformación digital, clave para la Cuarta Revolución Industrial, se sostiene sobre robustas tecnologías de Enterprise Networking, y donde todos saben que Huawei es un jugador potente que atemoriza.

"Si esta tendencia continúa, las empresas tendrán que crear diferentes productos para diferentes mercados, lo que llevará a una mayor divergencia", advierte Zvika Krieger, jefe de Política Tecnológica del Foro Económico Mundial para Technology Review. "Los productos y plataformas incompatibles que replican la misma función podrían llevar las cosas al revés", agrega. Y esa divergencia podría afectar catastróficamente la innovación.

Fundada en 1987, Huawei obtiene la mayor cantidad de sus ganancias en el propio mercado chino. En 2018, generó 53,2% de sus ingresos en el mercado interno,en Europa consiguió el 29,6%, y en América solo el 6,9%. Estamos hablando de un total de US$105,19 mil millones, ingresos que van al alza desde 2004, según IDC.

El temor de EE.UU. apunta más en específico a ese 29,6% que Huawei está logrando en Europa a través de productos de vanguardia, igual o superiores a su competencia. Recordemos que los servicios cloud de Huawei, y toda la infraestructura que esta conlleva, están a la par de las tecnologías de Cisco, el titán en estas materias.

La medida de poner a Huawei en la lista negra comercial no es algo superficial. "Una de cada dos empresas de telecomunicaciones fuera de los EE.UU. utiliza routers de Huawei", detalló Rajesh Ghai, analista de IDC al sitio especializado TechTarget. O sea que con la estrategia Trump, "realmente estás poniendo en peligro las redes de medio mundo".

Además, se suma otro frente de batalla: la guerra por las licitaciones de 5G a nivel global, donde Huawei es un oferente importante. Recordemos que el idílico futuro de un mundo hiperconectado (civil e industrial) es solo posible si existe una buena conexión móvil disponible. Y así surge el 5G como una panacea para el mundo IoT, pese a que en muchos países el 4G aún no sea estable. Porque existe consenso entre los especialistas de telecomunicaciones de que falta mucha más infraestructura para hacer realidad toda esta hiperconectividad, un incremento exponencial que solo se logrará mediante la colaboración, un verbo por el que Trump siente tirria.

Las compañías consultoras estadounidenses pueden ser la próxima víctima de esta batalla tecnológica-política. Funcionarios chinos han pedido a las empresas estatales que dejen de emplear a empresas consultoras de EE.UU. (según Financial Times), debido a temores de que informen secretos de la empresa al gobierno de Trump. Un ejemplo: McKinsey & Co. obtuvo US$ 7,8 mil millones en ingresos el año pasado, y tiene 600 empleados en cuatro oficinas en China, Taiwán y Hong Kong. Mientras que 30% de sus clientes en China son empresas estatales de petróleo y gas, tecnología y banca.

Algunos analistas indican que esta presión contra Huawei es una estrategia para más favorable el tratado de comercio con China para EE.UU. Bueno, durante la próxima reunión del G-20, en Osaka, Japón, a fin de mes, sabremos qué ocurrió en esta pulseada entre los intereses de Xi Jinping y Trump.

Mientras tanto, seguiremos preocupados por la protección de la interoperabilidad, un valor en el que se levanta toda la industria TI global. No se puede optar por los silos; la tendencia de los últimos años ha sido la integración de tecnologías. Solo basta adentrarse en un smartphone, una red empresarial o un data center, para ver el diálogo de los componentes provenientes de diferentes compañías y banderas.

Todos conviven y se alimentan unos a otros, entendiendo que así opera una red global.