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Llega "Clasemediero" a Washington
Lun, 23/01/2012 - 11:16

Manuel Suárez-Mier

EE.UU.: contabilidad fiscal fabulosa
Manuel Suárez-Mier

Autor de la célebre columna diaria "Aquelarre Económico", en El Economista (México), y hace comentarios editoriales semanales en Hechos de la Noche de TV Azteca y en el noticiario matutino de Radio 13. Es colaborador editorial del Wall Street Journal y comentarista en CNN. Con anterioridad fue: asesor principal de la Junta de Gobierno del Banco de México; ministro para Asuntos Económicos de la Embajada de México en Washington. Estudió Economía en la UNAM y en la Universidad de Chicago dónde recibió la maestría y la candidatura al doctorado.

El Mexico Institute del Centro Internacional para Académicos Woodrow Wilson, respetado think-tank de la ciudad de Washington, ha estado muy activo en los últimos días ofreciendo a quienes vivimos en la capital de EE.UU. diversas ventanas de información y análisis de lo que está ocurriendo en México.

En esta semana trajo al secretario de Seguridad Pública Genaro García Luna, quien hizo una exposición de la estrategia del gobierno mexicano en el área bajo su responsabilidad, y sólo dos días después presentó “México Hoy,” coloquio en el que distinguidos académicos ofrecieron sus puntos de vista sobre el futuro económico, social, político, y en materia de procuración de justicia y violencia de nuestro país.

A reserva de comentar este rico cuadro de asuntos de la mayor importancia para el bienestar de los mexicanos con el detenimiento que cada uno merece, hoy discutiré la presentación de la versión en inglés del libro "Clasemediero, pobre no más, desarrollado aún no", de Luis de la Calle y Luis Rubio, con la hilarante y atinada glosa de Macario Schettino, sesión que ocupó la parte inicial de “México Hoy”.

Los autores pretenden con su breve pero substantivo texto, provocar a la reflexión con el argumento de que la mayoría de los mexicanos ya no son pobres, dado que el 80% de ellos se autoclasifica como clasemedieros, y que éste cambio radical se dio en menos de dos décadas, y no precisamente de un acelerado crecimiento económico.

Esta es una propuesta que enfrenta de lleno el dogma oficial, pues muchos políticos mexicanos son como la Madre Teresa de Calcuta, que según la semblanza del gran ensayista recién fallecido Christopher Hitchens en su soberbio texto The Missionary Position, medran con la pobreza por lo que no tienen el menor interés en abatirla.

Pero en las últimos tres lustros, a partir de la recuperación que siguió a la debacle Zedillo de 1994-95, la estabilidad macroeconómica alcanzada con el manejo prudente de las políticas monetaria y fiscal, permitió evitar crisis recurrentes que se habían vuelto endémicas a partir de 1976, y que agudizaban invariablemente la pobreza.

La estabilidad de la economía y los precios permitió también una caída notable en las tasas de interés, lo que complementado con una política inteligente de promoción de la vivienda, hizo posible que un número creciente de mexicanos pudiera adquirir sus casas con crédito hipotecario, al que antes sólo accedía una ínfima élite.

Otro elemento esencial para que muchos mexicanos llegaran a la clase media, fue la caída generalizada en los niveles de precios de los productos de consumo popular que más pesan en su presupuesto, como alimentos, ropa y calzado, muebles, enseres y autos, para citar sólo algunos, gracias a la apertura con el resto del mundo que culminó con pingües tratados comerciales, empezando por el de América del Norte.

Además, la acelerada transformación demográfica del país hizo que se redujera rápidamente el tamaño de las familias, lo que aunado a la entrada de cada vez más mujeres al mercado laboral, permitió elevar considerablemente el ingreso familiar, obviamente muy por encima de lo que aumentó la cifra del ingreso por habitante.

El elevado nivel de las transferencias de mexicanos en el extranjero en estos años, sumado a la experiencia de trabajo en EE.UU. de muchos millones de paisanos de regreso en México, implicó no sólo una bienvenida inyección de recursos en bienes raíces y pequeñas empresas, sino también una acumulación apreciable en capital humano y habilidades empresariales adquiridas durante su experiencia de trabajo en el norte.

Dada la retórica en temas migratorios en EE.UU., lo que sorprendió a muchos de los asistentes a esta reunión fue escuchar que hoy la inmigración de mexicanos a su país es negativa, es decir, que hay más paisanos regresando a México de los que se van. Una de las causas es que el diferencial en la remuneración que esperan ganar en EE.UU., respecto a la cifra comparable en su país, se ha reducido a la mitad.

Por último, se citó la más amplia cobertura de las políticas públicas en materia de educación, servicios médicos y reducción de la pobreza como otro elemento decisivo en la ampliación de oportunidades para los segmentos más pobres de la población, tendiendo con ello el puente inicial para emprender su marcha hacia la clase media.

Son obvios los alcances de las conclusiones de este importante libro, que se inspiró originalmente en la búsqueda de la explicación de la victoria electoral en 2006 de Felipe Calderón, cuya campaña política apelaba a los valores e intereses de la clase media. ¿Explicará esto el último disfraz de AMLOve alejándose del ardor retórico?

*Esta columna fue publicada originalmente en el centro de estudios públicos ElCato.org.