Pasar al contenido principal

ES / EN

México y Brasil: diferencias entre multilatinas, pobreza y desarrollo
Mié, 21/12/2011 - 13:49

Celso Garrido

2011: ¿el año del turismo en México?
Celso Garrido

Celso Garrido es profesor distinguido de la Universidad Autónoma Metropolitana (México), donde es jefe del Área de Investigación “Empresas, Finanzas e Innovación” y coordinador de la especialidad en Innovación del Departamento de Economía de UAM Azcapotzalco. Actualmente coordina la construcción de la red de universidades de América Latina y Europa sobre “Vinculación Universidad-Empresas”, dentro del proyecto Vertebralcue, financiado por la UE, y es consultor de Cepal, BID, Unctad y OMPI. Ha publicado doce libros y más de 70 artículos en México y distintos países.

Mas allá de sus efectos de corto plazo, las grandes crisis como la que actualmente conmociona a la economía global, ponen a prueba las fortalezas y debilidades, así como el futuro de los modelos de desarrollo que han seguido las economías nacionales. En el caso de América Latina es interesante explorar cómo se presenta esto para México y Brasil, que son las dos grandes economías de la región y que han seguido modelos económicos diferentes durante la última década.

En el caso de México, éste ha configurado un modelo económico orientado al exterior, particularmente hacia los Estados Unidos, a partir de las reformas estructurales de apertura al exterior realizadas a comienzos de los 90 del siglo pasado, mientras que Brasil adoptó un modelo con mayor articulación entre mercado interno y externo, diversificación de mercados externos con una mezcla entre exportaciones, productos primarios e industriales y activismo estatal de nuevo tipo para el desarrollo, entre otros elementos.

De los múltiples datos que son relevantes para considerar las condiciones de esos modelos, elegimos dos que en su interrelación brindan una visión impresionista de los mismos y sus desafíos de cara a la crisis. Se trata, por un lado, de revisar el comportamiento de las grandes empresas privadas nacionales, particularmente las que se han convertido en multinacionales, ya que son uno de los actores líderes, por lo que su desempeño da evidencias del éxito de los nuevos modelos. Por otro lado y en contraste, mostraremos la evolución de la pobreza y la desigualdad en ambos países, particularmente desde el estallido de la crisis en 2008, ya que esto permite mostrar las limitaciones de los modelos desde el punto de vista de los sectores más vulnerables.

Respecto a lo primero, señalamos que algunas empresas de México y Brasil se denominan como Multilatinas, aquellas que en el proceso de la apertura evolucionaron para convertirse en multinacionales de distinto alcance, desde el nivel regional hasta el global, para lo cual contamos con la información que genera anualmente la revista América Economía (AE). Un primer dato relevante es que, según esta muestra, este tipo de empresas han tenido un extraordinario aumento de tamaño medido por el volumen de ventas, ya que al comienzo de los 90 en ambos países las mayores de estas empresas reportaban valores del orden de los US$4.000 millones de dólares, mientras que en el 2010 -sin considerar a Petrobras- las empresas líderes de México y Brasil registran ventas del orden de los US$50.000  millones de la misma moneda.

Sin duda que esto es resultado de la notable ampliación de mercados lograda por algunas empresas de ambos países al desarrollar negocios multinacionales en respuesta a la apertura económica ocurrida durante el período, al mismo tiempo que es un reflejo de la creciente importancia que ambos países han logrado en la economía mundial.

Sin embargo, al observar la muestra de Multilatinas de AE para 2010, surgen algunos aspectos que indican diferencias en la importancia relativa de este tipo de empresas en ambos países. En esta muestra se determina entre otras cosas el alcance de la globalización a este tipo de empresas, lo que necesariamente está correlacionado con el volumen de ventas. Lo que primero destaca de esta muestra es que de las 66 Multilatinas encuestadas, Brasil registra 27, mientras que para México sólo se reportan 15. Asimismo, es relevante señalar que entre las diez más globalizadas, hay ocho brasileñas y sólo una mexicana. Finalmente, un elemento sugerente para esta comparación son los datos de las Multilatinas con ventas menores a US$2.000 millones para ambos países. En este rango Brasil registra nueve empresas, con ubicaciones entre 16 y 60 en el índice de globalización, mientras que para México sólo se informa de tres empresas con ranking entre 26 y 65 en el mencionado índice. Pero lo que es más significativo es que esas nueve brasileñas operan mayoritariamente en industrias de base tecnológica, mientras que en el caso de México están combinadas las que lo hacen en ese sector con las operan en servicios.

En resumen, los datos muestran que luego de más de 20 años de inclusión de los países de la región en la globalización, las multilatinas de ambos países han crecido en importancia, pero las de origen brasileño aparecen con mayor importancia relativa respecto a las mexicanas, tanto en tamaño como en número y sectores donde operan las  empresas de menor tamaño relativo.

Vemos ahora en contraste con lo anterior, la evolución de la pobreza y la distribución del ingreso en ambos países desde el inicio de la crisis. Al respecto hay que señalar el antecedente de que desde mediados de los 90 del siglo pasado se implementaron en ambos países programas públicos para la transferencia condicionada de renta a los sectores pobres, primero en México con Oportunidades y luego en Brasil con Hambre Cero y en los dos mil con Bolsa Familia, los que en términos generales tuvieron impactos favorables para estos sectores. Sin embargo, a partir de la crisis del 2008 la evolución de esta situación ha sido divergente en uno y otro caso. En Brasil, estos programas han logrado que 28 millones de personas salieran de la pobreza extrema y que 36 millones pasaran a formar parte de la clase media. En contraste, en México, según reporta el Panorama Social de América Latina 2011 publicado por la Cepal, los niveles de pobreza se han incrementado del 34,8% en 2008-2009, al 36,3 % en 2010, y en el mismo período los niveles de indigencia han pasado del 11,2% al 12,3%.

Esto se acompaña por la evolución también divergente en el salario mínimo y el salario promedio, ambos en términos reales. Respecto al primero, en Brasil ha crecido el 6,8% entre 2008 y 2010, mientras que en el mismo período en México dicho salario cayó 0,6%. Y en lo que hace al salario medio en Brasil ha crecido a valores del orden 3% anual mientras que en México ha caído en cinco puntos porcentuales desde el 2008.  

En consecuencia, respecto a este segundo fenómeno podemos destacar también una evolución divergente entre México y Brasil, ya que en el primer caso se incrementa la desigualdad social mientras que en el segundo se reduce marcadamente.

Viendo de conjunto los dos fenómenos considerados sobre los alcances de los modelos de desarrollo de estos dos países, puede resumirse diciendo que mientras Brasil muestra tendencias progresivas en la evolución de sus empresas en la economía global y de reducción de la desigualdad social, en México ocurre lo contrario.

Desde la perspectiva del desarrollo económico-social esto invita a reflexionar en México sobre las causas de dicha divergencia y la respuesta a ello parece radicar en la distinta configuración económica generada por cada uno de los modelos en  ambos países. Mientras que Brasil desarrolló una estrategia de consolidación de su mercado interno, impulsó a nuevos sectores y diversificó sus socios comerciales, México apostó por una creciente integración con los Estados Unidos en torno a industrias dependientes de cadenas globales con enfoque maquilador, y sacrificando su mercado interno. En conclusión, desde la perspectiva del desarrollo económico-social, parecería urgente que en México se reconsidera el modelo de desarrollo en beneficio de generar una dinámica progresiva que genere una evolución favorable tanto para su grandes empresas como para los sectores más vulnerables del país, con el fin de enfrentar la salida de la crisis con mejores  posibilidades de crecimiento. En esta dirección parece sugerente considerar, como propone el citado documento de Cepal, estrategias que cierren las brechas que marcan la extraordinaria heterogeneidad estructural de esta economía, en productividad, empleo, ingreso y en seguridad social.

Países
Autores