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Nada nuevo de López Obrador para resolver la inseguridad en México
Mié, 22/11/2017 - 09:19

Leo Zuckermann

¿Puede comprarse el voto en México?
Leo Zuckermann

Leo Zuckermann es analista político y académico mexicano. Posee una licenciatura en administración pública en El Colegio de México y una maestría en políticas públicas en la Universidad de Oxford (Inglaterra). Asimismo, cuenta con dos maestrías de la Universidad de Columbia, Nueva York, donde es candidato a doctor en ciencia política. Trabajó para la presidencia de la República en México y en la empresa consultora McKinsey and Company. Fue secretario general del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), donde actualmente es profesor afiliado de la División de Estudios Políticos. Su columna, Juegos de Poder, se publica de lunes a viernes en Excélsior, así como en distintos periódicos de varios estados de México. En radio, es conductor del programa Imagen Electoral que se trasmite en Grupo Imagen. En 2003, recibió el Premio Nacional de Periodismo.

Octubre de 2017 fue le mes más violento desde que comenzaron a recabarse estadísticas sobre inseguridad en México en 1997. Este tema será uno de los más importantes en las campañas de 2018. La ciudadanía demandará respuestas a los candidatos de qué hacer para revertir las tasas delincuenciales al alza. Ya tenemos lo que propone hacer López Obrador quien, este lunes, presentó su programa de gobierno. La gran mayoría de las propuestas ya fueron planteadas, y algunas implementadas, en el pasado.

Fox creó una nueva Secretaría de Seguridad Pública (SSP) integrando en ella a la Policía Federal (PF) que le quitó a la Secretaría de Gobernación (SG). Calderóncontinuó con este esquema. Peña, sin embargo, cerró la SSP y regresó a la PF a la SG. Hoy resulta evidente que el cambio fue negativo. La seguridad se politizó y pasó a un segundo plano detrás de otras prioridades de la SG. AMLO propone hacer lo mismo que Fox: crear una SSP, que propondrá las políticas y estrategias en esta materia, y llevar ahí a la PF.

De Calderón, AMLO retoma la idea de capacitar y profesionalizar los cuerpos policiacos y el uso de bases de datos criminales. Propone crear un “Colegio Nacional de Seguridad Pública para formar mandos y cuadros policiales profesionales, altamente capacitados, honestos y dedicados exclusivamente a proteger a la sociedad”. Esa escuela ya existe en San Luis Potosí desde el sexenio de De la Madrid.
Calderón le invirtió muchos recursos para modernizarla. De ahí han salido varias generaciones de los mejores policías que tiene el país: los federales. En cuanto a las bases de datos, Calderón también gastó una fortuna en la llamada Plataforma México que funcionaba razonablemente bien.

La idea de mejorar las condiciones laborales y de vida de los policías es muy vieja. Varias organizaciones sociales, en particular la de María Elena Morera, han empujado esta idea desde hace mucho. Calderón fue el Presidente que más avanzó en esta materia con la PF. En su proyecto de gobierno, AMLO propone esto mismo.

De Peña, AMLO retoma el tema de la coordinación. Su plan de gobierno habla mucho de ella. Tanto de las instancias federales como de éstas con las autoridades estatales. Es, otra vez, un viejo tema. Tanto Peña como Calderón se quejaron amargamente de la falta de interés de los gobiernos locales en la seguridad pública. AMLO propone algo nuevo. Coordinación, pero “sin repartir culpas ni eludir responsabilidades”. Ok.

Otro tema del que se ha hablado mucho desde las épocas de Calderón y que retomó Peña fue el de la prevención social de la violencia y la delincuencia. El actual Presidente, incluso, creó una subsecretaría dedicada a esto en la SG. La idea, que es buena, se abandonó al recortarle el presupuesto. AMLO pretende retomarla.

Durante su campaña, Peña prometió crear una Gendarmería al estilo francés. Ya en el poder, esta promesa se diluyó a un pequeño cuerpo adscrito a la PF. AMLO propone analizar “la pertinencia de crear una Guardia Nacional con el apoyo de los 214 mil 157 soldados y 55 mil 574 marinos […] con el propósito de garantizar la seguridad de los mexicanos y serenar al país”. Llama la atención el número exacto de efectivos. Además, en otro lado del programa se habla de retirar paulatinamente al Ejército y Marina de las labores de seguridad pública “previa preparación de fuerzas especiales de las diferentes policías estatales y federales”. Entonces, ¿sacarán a las Fuerzas Armadas de las calles, pero crearán una Guardia Nacional con soldados y marinos? ¿Cuál es la diferencia?

De Calderón y Peña, AMLO retoma la idea de establecer “un mando único policial con 32 corporaciones estatales, para hacer realidad la estandarización y profesionalización de las corporaciones policiacas en México”. Es una estupenda idea, pero que no ha tenido el apoyo político para sacarla adelante en el Congreso.

De Fox, Peña y Calderón, AMLO retoma otros asuntos ya muy discutidos: privilegiar el uso de la inteligencia en la lucha contra el crimen organizado, la extinción del dominio y el aseguramiento de los bienes. También se habla de otro viejo tema que no se ha hecho: invertir en los penales y rescatarlos del autogobierno.

Una idea que se ha implementado en varios estados es la creación de una policía turística que tendría su propia identidad, pero estaría adscrita a la Policía Federal.

Las dos únicas propuestas que me parecen diferentes en el proyecto de AMLO es el compromiso del Presidente de tener “reuniones todos los días con su gabinete de seguridad y justicia para revisar avances, definir estrategias, tomar decisiones ejecutivas y coordinar y alinear esfuerzos”. Esto lo hizo el tabasqueño cuando fue jefe de gobierno del DF con buenos resultados.

La otra es que “la fuerza pública sea coordinada por el órgano encargado de la procuración de justicia para que el combate del delito se haga dentro de los márgenes de los valores a los que aspira el derecho”. Aquí habría que definir bien qué es eso de la “coordinación” y de quién dependerían los fiscales. AMLO, en este sentido, está proponiendo echar para atrás la reforma que le da autonomía al fiscal General de la República para regresar a un procurador subordinado del Presidente, asunto que en sí mismo merece una discusión.

*Esta columna fue publicada en Excélsior.com.mx.

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