Pasar al contenido principal

ES / EN

¿#NoCompresUSA?
Jue, 09/02/2017 - 09:05

Vianey Esquinca

Diputado 007: licencia para espiar en México
Vianey Esquinca

Vianey Esquinca es consultora en comunicación e imagen, escribe la columna "La Inmaculada Percepción" en Excelsior (México).

Boicotear empresas estadunidenses es la nueva tendencia que circula a través de las redes sociales. Todo empezó cuando la empresa Ford fue obligada por las amenazas de Donald Trump a cancelar la inversión en San Luis Potosí; inmediatamente hubo voces que pidieron no comprar vehículos de esa marca. Incluso empresas decidieron no adquirir más estos carros.

Luego, a raíz de la toma de posesión de Trump como Presidente de Estados Unidos y los ataques que ha emprendido contra México y sus ciudadanos, varias mentes creativas han decidido “tomar venganza” iniciando campañas de boicot del tipo #NoCompresUSA. Sin embargo, se tienen noticias de que esto no le ha quitado el sueño al republicano ni ha cambiado un ápice su forma de relacionarse con el país.

Es absurdo pensar que dejando de comprar a compañías estadunidenses se va a castigar a Trump. Se olvida que esas empresas diabólicas-gringas-capitalistas-e-hijas-de-Trump dan empleo a miles de mexicanos y, en muchas ocasiones, son inversiones con capital mixto.

Pero, si se insiste en seguir boicoteando todo lo que suene a gringo, esta columna, siempre dispuesta a ayudar, realiza algunas otras sugerencias: ¿Qué tal si además de dejar de consumir café en Starbucks; comer pizza en Domino’s, hamburguesas en McDonald’s o pollo en KFC; tomar Coca-Cola y comprar en Walmart, se deja de usar el buscador de Google (empresa gringa) con todos sus derivados como el correo Gmail o Google Maps? Ahora si se quiere encontrar algo hay que regresar a la Enciclopedia Británica —que al menos no es estadunidense— y recuperar la Guía-Roji.

Habría que boicotear también Facebook y WhatsApp porque ambas empresas son del mismo dueño, Mark Zuckerberg, quien nació en Nueva York, ¡en Estados Unidos! Nada de comunicarse a través de Twitter (que por supuesto también pertenece a los americanos). Esa misma suerte deben correr todas estas redes sociales como Instagram, Snapchat o aplicaciones como Waze.

Si se usa una computadora, por supuesto sólo adquirir marcas coreanas, japonesas o chinas y nada de que el sistema operativo sea Windows o Mac, porque ambos pertenecen a empresas muuuy estadunidenses. De ahora en adelante habrá que usar Linux, cuyo creador, al menos, es finlandés.

Habrá que cancelar Netflix y contratar Blim. Nada de ver series estadunidenses como Game of Thrones, Big Bang Theory o The Walking Dead, ahora sólo se deben consumir telenovelas mexicanas y series como La Rosa de Guadalupe o repeticiones de Chespirito.

Pero ése sólo debería ser el principio del boicot, porque si se trata de que le duela a Donald habría que suprimir todas las palabras que suenen a Estados Unidos. Nada de conectarse vía Bluetooth, habrá que decir: “¿Tienes prendido tu dispositivo de transmisión de datos sin cables?”. La conversación tiene que cambiar, ya no es “¿Tienes un blog?”, sino un “¿Escribes un diario en la red?”. Adiós al sándwich, bienvenido el emparedado. Que la Comisión de los Derechos Humanos se olvide de seguir utilizando eso del ombudsman, de ahora en adelante es el hombre defensor. No serán más jeans, sino simples pantalones de mezclilla, y ni hablar de los boxers, de ahora en adelante sólo calzoncillos. Por supuesto, a las tradicionales y riquísimas gringas se les debe conocer como quesadillas de queso con pastor.

La respuesta ante las medidas de Trump debe ser, en efecto, comprar y consumir los artículos hechos en México, obligar a las autoridades a darles el apoyo a los productores mexicanos para que tengan extensos canales de distribución y puedan ser competitivos. En suma, ayudar al consumo interno, lo cual es muy distinto a caer en la misma reacción racista que el mandatario estadunidense.

*Esta columna fue publicada originalmente en Excélsior.com.mx.

Autores