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Poner fin sin demora alguna a la violencia contra las mujeres
Mar, 27/11/2012 - 21:37

Katrina Cooper

Día Internacional de la Mujer 2012: empoderamiento económico de las mujeres
Katrina Cooper

Katrina Cooper es embajadora de Australia en México.

La violencia contra las mujeres es un flagelo que afecta a sociedades y comunidades en todo el mundo. En términos globales, una de cada tres mujeres será objeto de alguna forma de violencia en el transcurso de su vida. Y en algunos países dicho porcentaje llega a ser tan alto como dos de cada tres mujeres. La violencia afecta a las mujeres de todos los ámbitos de la sociedad y de todos los niveles socioeconómicos sin distingo alguno, frena la capacidad de las mujeres para participar plenamente en la vida familiar y comunitaria y limita su potencial de realizar aportaciones al desarrollo de sus países. Nos afecta a todos por igual, y es por ello que es responsabilidad de todos y cada uno de nosotros ponerle fin.

El 25 de noviembre se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, conocido en muchos países como el Día del Listón Blanco. Desde su inicio hace más de 20 años, el Día del Listón Blanco se conmemora alrededor del mundo en más de 60 países de todos los continentes, incluyendo México y Australia.

En muchos de los casos, quienes ejercen actos de violencia contra las mujeres son varones. Por supuesto que la mayoría de los varones no son violentos hacia las mujeres y la mayoría de los hombres repudian dicho comportamiento. Pero una de las principales cuestiones que enfrentamos alrededor del mundo es que con demasiada frecuencia los hombres callan y guardan silencio frente a comportamientos sexistas y violentos contra las mujeres y las niñas. Y tratándose de violencia contra las mujeres, el silencio equivale a una aprobación tácita.

Cada varón tiene un papel qué jugar en poner un alto a la violencia contra las mujeres, ya sean padres, hermanos, maridos, amigos, líderes comunitarios o vecinos. Esto significa alzar la voz cuando alguien sea testigo de este reprobable comportamiento. Significa hablar con los amigos y familiares al respecto. Significa correr la voz de que la violencia contra las mujeres es inaceptable.

En Australia tomamos muy en serio el problema de la violencia contra las mujeres. El año pasado la primera ministra de Australia Julia Gillard, la primera mujer en ocupar el cargo de Primer Ministro, designó a la primera Embajadora Global para las Mujeres y las Niñas, la experimentada diplomática australiana Penny Williams. La embajadora Williams trabaja para asegurarse de que el empoderamiento de las mujeres y las niñas sea un enfoque central de los esfuerzos de Australia en materia de diplomacia, desarrollo y defensa. Y más allá de la embajadora Williams, muchos de los varones que se desempeñan como embajadores y diplomáticos de Australia alrededor del mundo se han sumado a los esfuerzos para convertirse en embajadores del Día del Listón Blanco, en solidaridad con las mujeres y las niñas alrededor del mundo.

La preocupación del gobierno de Australia por las mujeres y las niñas también se refleja en la colaboración que llevamos a cabo con los países amigos y socios alrededor del mundo. En agosto pasado, el canciller de Australia Bob Carr anunció una aportación de 6.7 millones de dólares al Fondo Fiduciario de las Naciones Unidas en apoyo de las medidas para eliminar la violencia contra la mujer. En asociación con las Naciones Unidas, dichos fondos serán utilizados para, por ejemplo, brindar cobijo y apoyo sicológico a mujeres desfiguradas por ataques con ácido durante incidentes de violencia intrafamiliar en Camboya y Uganda; apoyar a mujeres víctimas de violación o agresiones durante guerras civiles tales como el conflicto de 15 años en Liberia, y apoyar a mujeres que buscan hacer valer sus derechos jurídicos después de haber padecido violencia física en algunas comunidades en países del centro y sur de Asia. Mediante la promoción y difusión internacionales de la participación equitativa de las mujeres en asuntos políticos, económicos y sociales, estamos ayudando a lograr avances en el progreso, la paz y la estabilidad globales.

Pero no necesariamente requerimos enormes sumas de dinero o experiencia para marcar una diferencia nosotros mismos en nuestros hogares, lugares de trabajo y comunidades. Todos y cada uno de nosotros contamos con el potencial de marcar una diferencia para las mujeres y las niñas en nuestras vidas.

No debemos ser violentos. Tampoco debemos permanecer callados.

*Esta columna fue publicada originalmente en Excelsior.com.mx.

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