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¿Quieres estudiar para ser desempleado?
Jue, 20/03/2014 - 09:50

Manuel Urquidi

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Manuel Urquidi

Manuel Urquidi es especialista en la Unidad de Mercados Laborales y Seguridad Social del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Desde sus inicios en el Banco, en 2011, colabora desde las oficinas en Bolivia. Antes de unirse al BID, ocupó cargos de asesoría en importantes agencias del gobierno boliviano. Asimismo, coordinó actividades académicas dentro del Programa de Especialización en Desarrollo Económico Comunitario de la Universidad Andina Simón Bolívar. Cuenta con una Maestría en Gerencia de Proyectos de Desarrollo en la Universidad Andina Simón Bolívar de Bolivia, además de Diplomados en Educación Superior, Gobierno y Gestión Pública.

¿Estudiar vale la pena?

Últimamente  he visto varias caricaturas desalentadoras sobre el estudio como un camino al desempleo. Por ejemplo, un cartoon en el que lo que caía de vuelta después de lanzar un birrete al aire era una gorra de McDonald’s. O una carrera que muestra la meta de la universidad como el desempleo. Parece que mucha gente está desalentada y siente que no.

La pregunta que les puede surgir a muchos jóvenes es, ¿vale la pena?

Un reciente artículo de Time, centrándose en el caso estadounidense, respondía mostrando que estudiar paga, y ¡paga mucho! Veamos dos ejemplos.

El primer ejemplo, el artículo de Time calculaba cuánto más gana alguien que termina su educación escolar: cincuenta por ciento más a lo largo de su vida. Si terminas un grado de cuatro años: más del doble que alguien que no termina la escuela. ¿Estás pensando en un doctorado? Adelante, más que triplicarás tus ganancias.

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¿Y qué pasa en América Latina? El segundo ejemplo: un país pequeño como Bolivia, con un mercado de trabajo complicado. Los desempleados son pocos, y en general son, oh sorpresa, son ¡profesionales! A primera vista, de nuevo, parece que no paga estudiar.

Sin embargo, viéndolo más a fondo con diversas investigaciones, muchos de esos desempleados están esperando por mejores salarios porque tienen ahorros. En un país con altos niveles de pobreza y supervivencia, podemos ver que estudiar paga, porque puedes darte el lujo de ahorrar. Los no profesionales en Bolivia terminan en empleos informales que pagan mal y no dan acceso al sistema de salud o a una jubilación. De manera que los que no estudian acaban trabajando pasada la edad, mientras que los que estudiaron se fueron a descansar.

En mi humilde opinión, la respuesta a los jóvenes es clara: a largo plazo estudiar vale la pena y muchísimo.

*Esta columna fue publicada originalmente en el blog Factor Trabajo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

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