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Revoluciones no tan revolucionarias
Vie, 27/09/2013 - 10:32

Gabriela Calderón

Cómo Irlanda sale de la recesión
Gabriela Calderón

Editora de ElCato.org y columnista del diario El Universo (Ecuador). Se graduó en 2004 con un título de Ciencias Políticas con concentración en Relaciones Internacionales de la York College of Pennsylvania. Sus artículos han sido reproducidos en otros periódicos de Latinoamérica y España como El Tiempo (Colombia), La Prensa Gráfica (El Salvador), Libertad Digital (España), El Deber (Bolivia), El Universal (Venezuela), entre otros. En 2007 obtuvo su maestría en Comercio y Política Internacional de la George Mason University.

Douglass North, Premio Nobel de Economía, junto con William Summerhill y Barry Weingast escribieron un estudio analizando las distintas fortunas que tuvieron las colonias de Latinoamérica versus las colonias de Norteamérica. Hace ocho años se inició en Ecuador un experimento constructivista llamado Revolución Ciudadana, que prometió librarnos de males que han afligido al país desde la colonia, como la corrupción y la pobreza.

Quienes pensaron (o piensan) que estaban llevando a cabo una revolución en Ecuador olvidan que las reglas formales –como una Constitución nueva junto con todas las leyes y el aparato burocrático que de ella han surgido– son solo una porción de la matriz institucional. North, quien ha dedicado gran parte de su carrera a investigar las instituciones detrás del éxito y fracaso económico de naciones alrededor del mundo y a lo largo de la historia, en otro ensayo especifica que “lo único que sabemos es que las reglas formales deben complementarse con restricciones informales”. North define las segundas como las “rutinas, costumbres y tradiciones”.

Volviendo al estudio que compara las colonias españolas con las inglesas en el Nuevo Mundo, los autores señalan que es esencial para que surja un orden político estable que haya un consenso acerca de los derechos individuales y el papel del Estado. Para que este consenso se mantenga, explican los autores, es necesario que haya límites creíbles al poder de quienes gobiernan. Además, indican que las constituciones exitosas limitan a un mínimo lo que es determinado mediante el proceso político en una sociedad. Si no se limita todo lo que se decide a través de la política, se crean abundantes oportunidades para la “búsqueda de rentas”: los individuos y grupos gastarán recursos para capturar los activos y/o privilegios, siendo distribuidos mediante el proceso político en lugar de dedicarlos a actividades productivas.

Aquí es donde surge la gran diferencia entre las colonias de Inglaterra y aquellas de España: a las primeras se les permitió experimentar con un sistema federal, representativo y limitado que ya imperaba en la madre patria, pero a las segundas se les impuso un orden político autoritario. Mientras que en las colonias inglesas se permitió el libre comercio entre ellas, un alto grado de autonomía a los aparatos judiciales y gobiernos locales; en las españolas se obstaculizó el comercio entre ellas y se limitó la autonomía de los gobiernos locales.

En otras palabras, EE.UU. tuvo la suerte de haber sido colonizado por una Inglaterra en la que imperaban las ideas liberales de un Estado limitado como un corolario esencial para la protección de los derechos de los individuos, mientras que América Latina tuvo la desgracia de haber sido colonizada por una España en la que dominaban las ideas antiliberales que propugnaban que el orden solo se podía obtener a cuesta de limitar el crecimiento económico y lo que es peor, la libertad individual.

Los autores concluyen que “comprender los intereses políticos creados bajo el imperio entonces ayuda a explicar la continuidad entre el sistema español y aquel que surgió luego de la independencia con firmes límites a la actividad económica”. La “Revolución Ciudadana”, profundizando el intervencionismo estatal en la economía y politizando todavía más la vida de los ecuatorianos, es la continuación de esta vieja tradición latinoamericana.

*Esta columna fue publicada originalmente en El Universo.com.