Pasar al contenido principal

ES / EN

Un presidente del siglo XX
Lun, 17/12/2012 - 21:48

Alfonso Reece

‘¿Cuándo se jodió el Perú?’
Alfonso Reece

Alfonso Reece es ecuatoriano, y se ha desempeñado como escritor y periodista. Posee estudios de Derecho y Sociología en la Universidad Católica del Ecuador. Como periodista se ha desempeñado en los canales de televisión Ecuavisa y Teleamazonas, mientras que en prensa escrita ha colaborado en las principales revistas de su país, como 15 Días, Vistazo, SoHo, Mango y Mundo Diners. Actualmente es columnista en el diario El Universo (Guayaquil, Ecuador).

En Estados Unidos existe la sensata (de sensatus, que tiene sentido) costumbre de que las personas que llegan a una dignidad por elección popular, conserven el tratamiento que tuvieron en ese cargo para siempre. Allí nadie habla del “ex presidente” Clinton, sino que se refieren a él como “el presidente Clinton”. Lo mismo con los senadores y gobernadores. Esto tiene un sentido que va más allá de lo protocolario, porque el ejercicio de esos cargos conlleva una responsabilidad con la historia, que no se disuelve con el término para el que fueron elegidos. 

Ese compromiso con el futuro que adquiere un mandatario implica la obligación moral del consejo prudente y de la opinión sapiente, sobre todo en las ocasiones decisivas que deben enfrentar las repúblicas. Eso como mínimo, porque si es su deseo tienen el derecho a implicarse en la política más activa, nadie puede impedir o cuestionar su participación. Lo que sí no deben es desentenderse del país que gobernaron y, por buena que hubiese sido su gestión, actuar como divinidades ya eternizadas.

Osvaldo Hurtado no cree que vive ya en el Olimpo y se duele de la República que tuvo a su cargo. Durante su permanencia en la presidencia dio muestras de una rara virtud, su capacidad de enmendar, ese saber leer los signos de los tiempos y corregir los rumbos, que le permitieron hacer del último año y medio de su presidencia, uno de los mejores periodos de las últimas décadas. En 2002 participó en las elecciones como candidato a presidente. Apenas unas 20 mil personas oímos su mensaje, lo que ha pasado después me confirma que los de esa pequeña minoría probablemente estuvimos más acertados que las grandes mayorías que -una vez más- se equivocaron.

Hurtado ha dejado de participar en la política partidista y electoral, pero aporta con ideas y orientaciones a través de sesudos libros. Sus obras tienen la precisión del académico que ha sido siempre, pero como buen político sabe hacerlas accesibles. Su última publicación es Dictaduras del Siglo XXI. El caso ecuatoriano, en el que analiza cómo llegamos a la situación que estamos viviendo y qué podemos esperar de ella. Es muy importante su señalamiento de responsabilidades de grupos y personas que auparon el proceso que nos trajo hasta aquí y que luego se separaron, pero que no han pedido la mínima disculpa por su contribución. 

Lo propio se puede decir de los que se subieron a la camioneta cuando estaba en marcha la demolición de la institucionalidad republicana y contribuyeron a dar paso a una consulta y a una asamblea ilegales según el ordenamiento jurídico entonces vigente. Apoyos que, no olvidemos, incluyeron agresiones a los magistrados electorales y a los parlamentarios. Este mea culpa debería acompañarse con un repudio a las disposiciones antirrepublicanas contenidas en la Constitución de Montecristi que, como lo demuestra Hurtado en su libro, “en el orden formal y conceptual nada peor se ha escrito en la dilatada historia constitucional del Ecuador”.

*Esta columna fue publicada originalmente en El Universo.com.

Autores