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Las razones del apoyo a Roberto Azevedo
Jue, 11/07/2013 - 14:56

Susan Kaufman

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Susan Kaufman

Susan Kaufman es directora del Centro de Política Hemisférica de la Universidad de Miami.

Roberto Azevedo, el victorioso candidato brasileño para dirigir la Organización Mundial del Comercio, recibió el apoyo casi unánime de los países latinoamericanos. Esto no significa, sin embargo, que exista un consenso en la región en torno al libre comercio, la globalización o incluso la integración regional. De hecho América Latina está muy dividida en estos temas, hasta el punto de que cuesta cada vez más pensarla como una zona económica única.

El más nuevo y dinámico de los subgrupos de comercio regional es la Alianza del Pacífico. Formada el año pasado, incluye a Chile, Perú, Colombia y México, que reúnen cerca de un tercio de la población latinoamericana. Estos cuatro países están entre los más democráticos, más pro-mercado y de mayor crecimiento de América Latina. Recientemente crecieron en promedio 5% anual. También están fuertemente comprometidos con el libre comercio, en aumentar su competitividad y su participación en la economía global atrayendo inversión extranjera. Para alcanzar estos objetivos planean reducir las barreras entre ellos, armonizando sus regulaciones económicas y aumentando la transparencia. Esto último incluye fortalecer el imperio de la ley, en especial en lo que respecta a la propiedad privada. Se oponen al proteccionismo a pesar del difícil entorno económico global. Están trabajando por incrementar el comercio entre ellos y con los países asiáticos de alto crecimiento. Todos quieren también ser miembros de la Asociación Transpacífica (TPP por sus siglas en inglés), un área de libre comercio que ha recibido un fuerte apoyo del presidente Barack Obama.

Mercosur, en cambio, está en decadencia. Tuvo su momento de auge hace 15 años, cuando las exportaciones intrabloque representaron el 25% del comercio de sus miembros. Durante la década pasada esta cifra cayó a un 15%. Argentina y Brasil se han tornado más proteccionistas en los últimos años, utilizando los aranceles, impuestos y otras medidas para proteger a sus industrias domésticas entre sí y contra terceros competidores. Mercosur además debe negociar en bloque y ha suscrito pocos acuerdos de libre comercio con otros países o regiones. Aquellos que ha firmado son muy básicos y parecen haber respondido a consideraciones ideológicas. Durante gran parte de su existencia Mercosur se comprometió a admitir sólo a países democráticos. La suspensión de Paraguay por conductas antidemocráticas y la admisión de Venezuela, pese a sus conductas antidemocráticas, han debilitado esta identidad. Adicionalmente, en Argentina y Venezuela las normas y regulaciones que afectan a los negocios, la inversión y la propiedad se han tornado arbitrarias y modificables. Como resultado, la inversión extranjera en ambos países ha venido cayendo.

A la Comunidad Andina, formada originalmente como mercado común en 1969, tampoco le está yendo bien. Chile se fue hace décadas y Venezuela lo hizo hace poco para unirse a Mercosur. Esto deja a Bolivia y Ecuador, que eligieron gobernantes que no son grandes promotores de la democracia liberal y de la economía de mercado. Han usado las reglas democráticas  para concentrar cada vez más poder en sus manos.

El otro grupo de comercio subregional, el Mercado Común Centroamericano, ha logrado algunos avances en expandir el intercambio. Sin embargo, los niveles de violencia que afectan a sus miembros de más al norte, y las decisiones de Panamá, Guatemala y Costa Rica de buscar incorporarse a la Alianza del Pacífico, ponen en entredicho el éxito futuro de esta alianza.

En vista de este contexto,¿cómo interpretar el apoyo que recibió el nuevo director brasileño de la OMC de parte de América Latina? Ciertamente no puede ser visto como un voto contundente por el libre comercio, dada la falta de consenso en torno a esto de parte de los países que votaron por él. Por el contrario, la razón más plausible para explicar el apoyo a Azevedo sería un deseo de mostrar que América Latina hoy es lo suficientemente importante en la economía global como para dirigir la organización internacional encargada de expandir el libre comercio. Queda por ver si este apoyo le permitirá al primer latinoamericano en dirigir la OMC sacar adelante su mandato.

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