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Cuba: del aislamiento económico a la integración liberadora
Mié, 08/09/2010 - 12:12

Moisés Bittán

Al fin del día... un acuerdo entre Colombia y Venezuela
Moisés Bittán

Consultor internacional, Magíster en Ciencias Económicas, presidente de la Cámara de Comercio e Industria Venezolana Peruana (CAVEPERÚ), y presidente de la comisión de Cámaras Binacionales de Fedecámaras.

Cuba ha podido preservar sus logros primordiales en el ámbito social, a pesar de la situación que prevalece desde finales de los 80, con la desintegración del campo socialista en Europa, cuando desaparecieron de manera abrupta sus mercados tradicionales de exportación, sus fuentes de adquisición de bienes y sus posibilidades de financiamiento externo, según estudios de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), además investigaciones económicas locales.

Por lo anterior, el apoyo singular y estratégico de Venezuela, en la última década, ha sido decisivo para evitar el colapso económico de este país antillano.

Sin embargo, Cuba enfrenta el desafío de lograr la sostenibilidad económica de los resultados sociales alcanzados durante las últimas décadas. La nueva política económica se ha implementado sin el apoyo de la comunidad financiera internacional y con un deterioro de la relación de precios de intercambio, en los últimos años, de sus materias primas estelares, el azúcar y el níquel. La escasez de divisas se constituye en el principal punto de estrangulamiento de la economía cubana ante las dificultades para acceder a los mercados internacionales de capitales y su alto coeficiente de importaciones.

Ante el desbordamiento de los desequilibrios macroeconómicos, a principios de los 90, y la necesidad de adecuar la economía cubana a las nuevas circunstancias internacionales, Cuba adoptó un proceso de reformas estructurales e institucionales que implicaron, dentro del sector externo, la apertura a la inversión extranjera bajo la figura principal de constitución de empresas mixtas con el Estado cubano; la transformación del monopolio estatal del comercio exterior y su nueva organización incluyente de las empresas mixtas; el desarrollo de los servicios turísticos, contando con el apoyo sobresaliente de empresas españolas; la legalidad de la tenencia de divisas en determinados ámbitos, y la creación de una red de tiendas de recuperación de divisas, principalmente las provenientes de remesas familiares, que en los últimos diez años han alcanzado cerca de US$10.000 millones. El aparato económico cubano se ha transformado y los servicios -encabezados por el turismo- lideran hoy el crecimiento y adquieren una porción creciente del Producto Interno Bruto.

En el sector agropecuario se desincorporó la mayor parte de las tierras estatales, se crearon mercados agropecuarios -básicos pero progresistas - y se está reestructurando la agroindustria azucarera, la cual ha estado muy rezagada. También se reformaron el sector público y los ámbitos fiscal, monetario y de precios. El desempeño económico reciente de Cuba muestra que el PIB ha mantenido un ritmo de crecimiento razonable dado sus agudos inconvenientes, a pesar del deterioro de los precios de sus exportaciones, la tendencia de estancamiento del turismo y los daños ocasionados por los huracanes que azotan regularmente la isla. Así, Cuba ha podido mantener el gasto social más alto de la región en comparación con el Producto Interno Bruto, lo cual es sobresaliente y positivo.

Asimismo, la apertura a la inversión extranjera ha estimulado la recuperación productiva y ha generado empleos e ingresos en divisas, pero éstas se han estancado recientemente. Por eso resulta pertinente estimular la formación de capital local y un mayor crecimiento económico, abriendo espacios significativos a la iniciativa empresarial y reformando el marco jurídico que permita nuevos esquemas de propiedad.

Profundización de reformas económicas y sociales. Frente a la creciente demanda de reformas de apertura y ante una enorme expectativa por anuncios con cambios significativos, el Parlamento cubano ha venido celebrando sesiones con el desafío de frenar el grave deterioro de la economía en el país caribeño.

En el contexto de medidas, Cuba importa todavía tres cuartas partes de los alimentos que consume y el mercado liberado de materiales de construcción. El gobierno cubano revisa los planes alternativos con el fin de estimular el deficiente sector de servicios; la producción y venta de agroalimentos.

El país ha buscado, durante el último lustro, incentivar la producción a través de la entrega de casi 1.000.000 de hectáreas de tierras ociosas en usufructo y la eliminación del igualitarismo salarial, entre otras políticas del Estado cubano, aunque los resultados han sido pobres por la falta de acompañamiento de esta medida con la entrega de financiamiento y la entrega de recursos tecnológicos para optimizar la producción agrícola y pecuaria.

Cuba debe seguir profundizando sus reformas económicas y sociales a un ritmo mayor contando con la participación de la comunidad internacional. Existe la voluntad de algunos sectores del gobierno de avanzar en ese proceso de transformaciones, pero deben al propio tiempo darse cambios políticos sustantivos que permitan la participación de todos los sectores de la sociedad en la formación y distribución del ingreso de manera más equitativa.

Suscripción de acuerdos. Recientemente, Cuba y China suscribieron un acuerdo con la finalidad de fomentar su cooperación económica y técnica.

China es el segundo socio comercial de Cuba después de Venezuela. El intercambio del país caribeño con el gigante asiático se resume en: importación de alimentos, electrodomésticos, artículos de uso personal, equipos eléctricos y médicos, automóviles, camiones, máquinas de ingeniería y agrícolas. En cuanto a las exportaciones del país caribeño hacia ese país, básicamente son de níquel y medicamentos biotecnológicos. Estos últimos han ha tenido un desarrollo importante.

Para Cuba, este acuerdo comercial suscrito recientemente, así como aquellos pactos con otros países en el mundo, en general, han ayudado a multiplicar varias veces sus exportaciones, especialmente aquellas más tradicionales (mineras, agrícolas, servicios).

El desafío actual para el país caribeño es que las pequeñas y medianas empresas, conocidas como pymes, cooperativas, núcleos económicos, etc., se integren en mayor medida al fenómeno de la internacionalización cubana, con nuevas ofertas de productos que diversifiquen la capacidad exportadora, y aprovechar las ventajas de los acuerdos comerciales.

El panorama económico de la isla caribeña estará supeditado a sus reformas políticas estructurales, así como a la solidaridad y atención que le provean los entes multilaterales y sus estados miembros. El proceso de internacionalización de su economía será a mediano plazo un gran coadyuvante de empoderamiento de sus ciudadanos.

*Esta columna fue publicada originalmente en ElMundo.com.ve.

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