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Decisiones políticas difíciles para reparar el sistema financiero
Jue, 07/07/2011 - 14:42

José Viñals

Decisiones políticas difíciles para reparar el sistema financiero
José Viñals

José Viñals es director del Departamento de Mercados Monetarios y de Capital del FMI. Antes de asumir ese cargo, fue subgobernador del Banco de España y miembro de varios comités consultivos y de política en el banco central y en la Unión Europea. Entre otros cargos, se desempeñó como presidente del Comité de Relaciones Internacionales del Banco Central Europeo.

Me pareció acertado presentar nuestra última evaluación de la estabilidad financiera mundial en Sao Paulo, el centro financiero de una de nuestras principales economías emergentes. Al igual que muchas otras economías en América Latina, Brasil se recupera con fuerza de la crisis, aunque en esta y otras regiones de rápido crecimiento están surgiendo nuevos retos para la estabilidad financiera.

Empezaré por destacar tres mensajes básicos:

*El primero, los riesgos financieros se han incrementado desde abril.

*El segundo, como consecuencia de ello, las autoridades de las economías avanzadas y emergentes tienen que redoblar sus esfuerzos para mantener la estabilidad financiera y salvaguardar la recuperación.

*Y el tercero, hemos entrado en una nueva fase de la crisis -una fase política- en la que habrá que adoptar decisiones políticas difíciles, porque el margen para medidas de política sustanciales se está agotando. El tiempo apremia.

Permítanme ahondar en los detalles del aumento de los riesgos para la estabilidad financiera, que han mantenido en vilo a las autoridades y a los inversores.

En primer lugar, varias sorpresas negativas en los datos económicos recientes están incitando a los inversores a reevaluar la sostenibilidad de la recuperación económica. Aunque la recuperación mundial sigue siendo el escenario más probable, han aumentado los riesgos de empeoramiento de estas previsiones. Cualquier deterioro de las perspectivas económicas amenazará con detener, y posiblemente revertir, las mejoras conseguidas en los balances de los bancos y los hogares.

En segundo lugar, crece la preocupación en torno a la determinación política para respaldar las medidas de ajuste en Europa. La falta de una solución general a este problema ha intensificado las presiones de los mercados financieros sobre algunos gobiernos europeos y ha reavivado la inquietud acerca de un posible contagio dentro y fuera de Europa.

En Estados Unidos crece la preocupación de los mercados financieros, debido a la continua situación de estancamiento político en relación con el tope de la deuda y la trayectoria fiscal a más largo plazo. Y los objetivos de ajuste fiscal a medio plazo de Japón pueden resultar ahora incluso más difíciles como consecuencia del impacto del terremoto y del tsunami sufridos recientemente.

Y en tercer lugar, estamos preocupados por los efectos de un período prolongado de bajos tipos de interés. En las economías avanzadas continúan siendo necesarias políticas monetarias acomodaticias, en parte debido al limitado avance en la resolución de los problemas estructurales. Pero un período prolongado de bajos tipos de interés puede inducir a los inversores a infravalorar el riesgo en su búsqueda de rentabilidad, lo cual podría favorecer la acumulación de desequilibrios financieros. Hemos observado dos tendencias:

El menor costo de la deuda está impulsando a algunas empresas e inversores a redescubrir su apetencia por el apalancamiento financiero. Existen evidencias de este nuevo apalancamiento en el mercado de bonos corporativos de alta rentabilidad y de préstamos apalancados.

La búsqueda de rentabilidad por parte de los inversores también ha estimulado fuertes entradas de capital en algunos mercados emergentes clave, aunque dichos flujos han remitido últimamente. Por ejemplo, la dinámica demanda extranjera ha dado origen a un aumento reciente de las emisiones internacionales de bonos corporativos, en especial de América Latina, y a un descenso del rendimiento de estos valores.

Prioridades en materia de políticas. Teniendo en cuenta estos riesgos, las autoridades tienen que redoblar sus esfuerzos para solucionar definitivamente los persistentes problemas financieros.

En Europa, es necesario cortar de una vez por todas el nudo gordiano de las exposiciones financieras que se refuerzan mutuamente entre bancos y gobiernos, las cuales han suscitado preocupación acerca de un posible contagio.

Para reducir este riesgo de contagio, las autoridades tienen que seguir un doble enfoque:

i) impulsar un plan integral para reparar el sistema financiero y

ii) reducir el riesgo soberano mediante una consolidación fiscal creíble a medio plazo.

1).- El sistema financiero. Hasta ahora, los avances para reforzar la financiación y las posiciones de capital de los bancos en algunos países de la Unión Europea han sido insuficientes. Las pruebas de tensión que llevará a cabo próximamente la Autoridad Bancaria Europea constituirán una oportunidad decisiva para mejorar la transparencia y abordar el problema de los bancos subcapitalizados.

2).- Los gobiernos. Se requiere determinación política para afrontar las necesidades de ajuste fiscal a medio plazo en varios países avanzados, incluidos Estados Unidos y Japón, que todavía tienen que tomar medidas contundentes en este ámbito.

En resumen, por lo que respecta a los sistemas financieros y los gobiernos, las economías avanzadas necesitan un desapalancamiento ordenado, lo cual significaría recortar las cantidades obtenidas en préstamo.

En cambio, las economías emergentes necesitan centrarse en un reapalancamiento ordenado.

*Deberían hacerlo manteniéndose atentos al riesgo de sobrecalentamiento y a la acumulación de desequilibrios financieros en un contexto de fuerte crecimiento del crédito, aumento de la inflación y mayores entradas de capital.

*El apalancamiento de las empresas también está aumentando, y las empresas más débiles están accediendo ahora a los mercados internacionales de capitales, lo cual podría incrementar la vulnerabilidad de los balances de las empresas a perturbaciones externas.

*Ante las fuertes presiones de la demanda interna -especialmente en las economías emergentes de Asia y América Latina- se precisan medidas macroeconómicas para evitar el sobrecalentamiento, la acumulación de riesgos financieros y el deterioro de la credibilidad de las políticas.

*Las herramientas macroprudenciales, como mayores exigencias de reservas, y, en algunos casos, un uso limitado de los controles de capital, pueden ayudar a gestionar los flujos de capital y sus efectos. Sin embargo, no pueden sustituir a la aplicación de políticas macroeconómicas adecuadas.

Las autoridades siguen enfrentándose a la posibilidad de perturbaciones importantes para el sistema financiero, en un momento en el que la capacidad de resistencia del sistema no está todavía asegurada.

Y hay menos margen de maniobra para contrarrestar estas perturbaciones mediante políticas fiscales y monetarias tradicionales. Además, en los sistemas políticos cada vez más estancados, a las autoridades les puede resultar cada vez más difícil adoptar medidas de política sustanciales para hacer frente a los riesgos soberanos y financieros.

Actualmente nos encontramos en una nueva fase de la crisis, la fase política, y es necesario adoptar decisiones políticas difíciles. El tiempo apremia.

*Esta columna fue publicada originalmente en el blog del FMI, Diálogo a Fondo.

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