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Ecuador: industria, ecología e integración
Vie, 27/08/2010 - 11:42

Moisés Bittán

Al fin del día... un acuerdo entre Colombia y Venezuela
Moisés Bittán

Consultor internacional, Magíster en Ciencias Económicas, presidente de la Cámara de Comercio e Industria Venezolana Peruana (CAVEPERÚ), y presidente de la comisión de Cámaras Binacionales de Fedecámaras.

El crecimiento industrial de Ecuador, sin dudas, es uno de los pilares de su desarrollo. Pero la competitividad en ese sector ha estado siempre expuesta a factores limitantes como: contracción de la economía local durante varios años de crisis; inadecuada distribución del ingreso que resta capacidad y tamaño al mercado interno, por un lado, e incentiva la importación de bienes de consumo y la dependencia tecnológica de lenta innovación que afecta a la productividad, por otro.

Pese a esto, el sector industrial ha logrado expandirse durante nueve años de esta década (excepto 2009, en el que hubo una contracción), y contribuyó, desde años anteriores, a la diversificación y aumento de las exportaciones nacionales. Las proyecciones macroeconómicas del Ministerio Coordinador de la Política Económica, conjuntamente con el Banco Central, asignan a la industria manufacturera un crecimiento real de 3,6% para 2010.

Recuento económico. El período agroindustrial del país andino, luego de alcanzar su independencia, se caracterizaría por la utilización de las ventajas comparativas con la especialización en la producción de bienes agrícolas primarios, con la utilización de modalidades precarias de explotación de la fuerza de trabajo indígena en las formas ya conocidas: obrajes, mitas y encomiendas.

Los lineamientos recomendados por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) permitió al país, basado en la producción bananera, a emprender un débil proceso de industrialización con el Modelo de Industrialización Sustitutiva de Importaciones, que buscó eliminar la importación de bienes de consumo e intermedios y erradicar el modelo agroexportador de productos primarios que, desde la independencia, ha venido manteniendo, y de esta manera forzar en lo posible la modernización de su economía a través de la demanda interna, para que sea ésta la generadora de una alta capacidad de empleo y valor agregado. El modelo buscó alcanzar un crecimiento económico sostenido, y la política económica debía centrarse en los sectores de alta productividad, como el industrial.

Ecuador presentó en su economía desequilibrios intersectoriales y regionales con el proceso de industrialización con el petróleo, a partir de los 70, lo que provocó un grave distanciamiento entre el sector industrial y el agrícola. Ello conllevó presentar un rápido crecimiento industrial, pero por debajo de la tasa poblacional en el sector agrícola.

El proteccionismo estatal a comienzos de los 80 hizo que su estructura industrial fuese poco competitiva y desintegrada, lo que no permitía el desarrollo del mercado y además los empresarios no buscaban ser más productivos y competitivos.

Con ello, el país pasó de ser una economía agraria a una urbano-industrial. Asimismo, el desarrollo industrial originó un desarrollo tecnológico imitativo, se legó a los países centros el papel dinamizador de la tecnología al permitírseles el libre ingreso a los sectores de avanzada.

Como otros países de la región, Ecuador sufrió los embates de una crisis financiera sin precedentes, producto de excesivas liberalizaciones y controles débiles, la que afectó al aparato productivo, industrial, de servicios y al extractor de materias primas.

El sector manufacturero. Se ha podido apreciar que el sector manufacturero está menos expuesto a los shocks externos, cambios de precios en mercados internacionales o condiciones climáticas.

Al contrario de las exportaciones de productos primarios, que enfrentan un declive de la valía comercial y que son susceptibles a la fluctuación de precios internacionales, las manufacturas tienen tendencias estables y crecientes en Ecuador, y ello permite también el desarrollo tecnológico y la innovación en la industria ligera.

Potencializar al sector industrial. Se debe destacar con gran importancia a la competitividad industrial, porque ésta se justifica por sí sola, sobre todo en países como Ecuador. La evidencia muestra que el sector manufacturero en el país es uno de los motores principales del crecimiento económico, y es papel clave en la transformación económica.

El éxito industrial requiere de empresas que creen competencias tecnológicas en productos y procesos. Es costoso y arriesgado, sobre todo en países en desarrollo como Ecuador, donde las fallas de mercado son más críticas y el marco institucional más débil.

Con el fin de crear estas capacidades industriales, el país deberá poseer los siguientes factores:

1 Un buen ambiente de negocios para la competitividad industrial. Inflación, tipo de cambio y tasas de interés son elementos que afectan a la competitividad.

2 La existencia y fortaleza de los sistemas industriales nacionales, que se pueden dividir en las industrias y en sus actores económicos a nivel micro, los sistemas de apoyo a nivel meso y la gobernabilidad industrial macro.

Ecología e integración. Los anteriores postulados van de la mano con la conservación del medio ambiente y, en ese sentido, Ecuador lidera iniciativas en esta materia, como aquella de no explotar parte de las reservas petrolíferas de su Amazonia a cambio de determinas regalías incluidas en otras operaciones sustentables.

También Ecuador ha sabido desarrollar modelos turísticos innovadores que destacan su biodiversidad y fomentan la cultura de apreciación de los recursos naturales como fuente de vida y espiritualidad.

No podemos sustraernos de la relación histórica y estratégica que tenemos (Venezuela) con Ecuador, por lo que hago un llamado para que se impulse un acuerdo de complementariedad económica, al igual que el que se pretende hacer con Colombia, visto el inminente cese del marco jurídico preferencial que regula nuestras relaciones, producto de la total desincorporación de Venezuela de la Comunidad Andina, a partir de abril de 2011.

Como dijo Charles R. Darwin al sorprenderse por la variedad de especies en las Islas Galápagos: "No es el más fuerte ni el más inteligente el que pervive en el tiempo, sino aquel que tenga mayor capacidad de adaptación".

*Esta columna fue publicada originalmente en ElMundo.com.ve.

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