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Federico Sturzenegger, expresidente del Banco Central Argentino: “Argentina apostó a la restructuración de la deuda como salvación, pero no funcionó, porque no la necesitaba"
Martes, Diciembre 22, 2020 - 07:44

A un año del gobierno de Alberto Fernández y con una nueva renegociación en curso con el FMI, las finanzas argentinas parecen más inciertas que nunca. ¿Será 2021 el año en que Argentina pueda poner en orden la casa?

Ni optimista ni pesimista, sino más bien cuestionador y propositivo. El economista y académico santafesino Federico Sturzenegger es hoy Profesor Plenario en la Escuela de Negocios y Departamento de Economía de la Universidad de San Andrés. Su reciente paso como presidente del Banco Central argentino, entre 2015 y 2018, durante la presidencia de Mauricio Macri, tuvo hitos como el levantamiento de los controles de capitales y la implementación de un régimen de metas de inflación con tipo de cambio flotante. Durante su gestión, además, buscó mejorar la competitividad del sector financiero, lo cual derivó en el fomento de las fintechs.

Nuestro editorial: "Argentina: Cuesta abajo en su rodada"

A un año del gobierno de Alberto Fernández, el país enfrenta una nueva renegociación en curso con el FMI, para conseguir un programa de facilidades extendidas para renegociar un crédito con el organismo. En medio de una larga recesión con alta inflación, las finanzas argentinas parecen más inciertas que nunca.  Si, por un lado, entra en vigor el impuesto a los súper ricos, por el otro hay firmas como Walmart que se van del país. Mientras se colocan US$ 750 millones en títulos del Tesoro, la economía retrocede 10,4%.

- Hace poco más de un año que asumió el gobierno de Alberto Fernández. En base a lo simbólico de la fecha, ¿cómo evalúa la situación económica de Argentina, en general?

Muy deteriorada, por supuesto. Obviamente el COVID influyó, pero Argentina está entre los peores países en términos de muertes por habitantes y en caída del PIB, con lo cual la gestión de la pandemia no ha sido la correcta.

- ¿Qué fue lo que falló?

La cuarentena que se impuso en marzo tenía sentido con la información que teníamos en ese momento y los modelos que usábamos para calibrar la pandemia. Según esos modelos iniciales ¡Argentina iba a tener en pocos meses al 40% de la población contagiada al mismo tiempo! Así que era prudente lo que se hizo entonces. Pero después se vio que las muertes eran mucho más bajas, y eso es porque esos modelos originales determinan el comportamiento de un rebaño de animales, pero los humanos reaccionamos mucho más eficientemente al contexto. La protección propia alcanzaba para achatar la curva. Cuando se entendió eso, en todos lados se aflojaron las cuarentenas, pero Argentina persistió en una cuarentena estricta que destrozó la economía y luego se vio obligada a aflojarla cuando estábamos en el pico. Es decir, todo al revés. Y eso sin mencionar que luego de siete meses de cuarentena es el propio gobierno el que organiza un funeral para un millón de personas.

- De acuerdo con un reciente análisis de Reuters, la falta de confianza en un programa macroeconómico sólido mantuvo la incertidumbre de los inversores, reflejada en un riesgo país que se sostiene por encima de los 1.400 puntos, desde los 1.083 que alcanzó después del canje de deuda. ¿Podría cambiar eso? ¿Para mejor o para peor?

Argentina apostó a la restructuración de la deuda como salvación, pero no funcionó por la sencilla razón de que no la necesitaba. El 40% del PBI de deuda en dólares pagaba una tasa del 5% cuando la economía crece en dólares al 4% por año (dos por crecimiento y dos por inflación en dólares). Es decir que con un superávit pequeño alcanzaba para hacer sustentable la deuda. Restructurar agresivamente desde ese lugar genera un castigo muy grande de los mercados, porque es claro que no es que no podés pagar, es que no querés pagar.

- ¿Qué es ese castigo del mercado?

Mis números son así. El gobierno logró una quita de 45% sobre US$ 100.000 millones, es decir un ahorro de US$ 45.000 millones. Pero la mitad de eso lo pagaron argentinos, es decir que el ahorro neto fue de US$ 22.000 millones. Pero la suba percibida del riesgo implicó una pérdida en el valor de los activos privados, que estimó entre US$ 90 y US$ 150.000 millones. Es decir que Argentina se empobreció.

- ¿Y qué implicancias tuvo eso?

Básicamente que la inversión está en un mínimo histórico. Lo cual se explica no solo por la señal que el gobierno dio con la restructuración innecesaria, sino por el enfoque general que ha tenido este gobierno. Está nacionalizando lo que puede, regulando lo que puede y expropiando lo que puede. La expropiación de Vicentin, una exportadora de cereales, solo se paró cuando la gente salió a la calle y le dijo 'basta' al gobierno.

- Hoy la inflación acumulada este año se ubica 17,4% por debajo de la de 2019, pero eso con tarifas públicas congeladas y programas de precios máximos, además de una baja en el consumo por la pandemia. ¿Cuánta distorsión puede soportar el sistema y cuando se verían cifras más reales, menos distorsionadas por el factor COVID-19?

La inflación tiene un origen monetario y el gobierno, sin acceso al crédito, se ha financiado con emisión monetaria. Por eso hoy la expectativa de inflación para los próximos 12 meses es de 52%, según el relevamiento que hace el propio Banco Central. Mi impresión, sin embargo, es que el gobierno podrá superar esa no muy exigente marca. Ha aumentado mucho los impuestos y puede sorprender con un mejor resultado fiscal. Por otra parte, el (Banco) Central está vendiendo bonos del gobierno que usa para ‘esterilizar dinero’, con lo cual el financiamiento va a ser menos emisión y más deuda. Y eso creo que puede generar un mejor panorama de inflación. Dentro de estos números malos, obviamente.

- Pero hay tensiones en el gobierno …

Sin duda. Creo que el ministro (Martín) Guzmán entiende la necesidad de ordenar lo fiscal, pero le meten goles todos los días. Quería normalizar las tarifas para reducir los subsidios energéticos y ahora no está claro que lo dejen. Y el gobierno está impulsando una reforma de actualización previsional que decreta, virtualmente, la quiebra del Estado Argentino. Así que hay que ver cómo se dirimen estas visiones. A veces pareciera que el gobierno piensa que está en 2005 con la soja a US$650 y US$ 50.000 millones en el Banco Central.

- OK, pero el gobierno de Mauricio Macri no enfrentó una pandemia; aún así terminó en crisis y con préstamos del FMI y casi con default. A un año de eso, ¿qué piensa usted que falló?

El gobierno de Macri tuvo dos tiempos. Los dos primeros años fueron muy buenos, la economía creció, la inversión en equipamiento llegó a un récord, la inflación bajó y la pobreza alcanzó el mínimo de 30 años. Con esos resultados arrasó en las elecciones de medio término. Y ahí hubo una mala lectura: el gobierno pensó que podía seguir haciendo más de lo mismo, lo cual era imposible, porque venía corrigiendo el gran déficit heredado muy lentamente, con lo cual la deuda estaba creciendo. Después de las elecciones bajó impuestos y avanzó sobre la autonomía del Banco Central. Cuatro meses (más tarde) estaba en una crisis de financiamiento de la que ya no pudo salir.

DISTORSIÓN DAÑINA

- Fernández profundizó las restricciones para acceder al mercado cambiario dispuestas por el expresidente Mauricio Macri, en busca de contener la fuga de divisas, e impuso un impuesto a la compra de moneda extranjera. ¿Es realista/positivo hacerlo, si el argentino finalmente valora y confía más en los dólares que en la moneda local? Además, a pesar de las restricciones, las reservas continuaron en caída y, según los datos oficiales, cayeron a US$ 38.710 millones desde los US$ 44.848 millones existentes a fines de 2019. Incluso con la intervención del Banco Central, el tipo de cambio se depreció 27,06%...

Ahí diste en el clavo de la distorsión más dañina que tiene Argentina. Con cepo será imposible crecer. Por eso cuando asumí en el Banco Central a los tres días liberalicé el mercado cambiario. ¿Y qué ocurrió? ¡Acumulamos US$ 40.000 millones de reservas en los dos años siguientes! El cepo es un impuesto a los exportadores para darle un subsidio a los importadores. Es un sinsentido absoluto. Además, con cepo los capitales solo salen. Entonces perdés exportaciones y reservas.

- Solo la semana pasada se colocaron títulos del tesoro por US$ 750 millones ¿Cuánto respiro dará esto y cuánto puede llegar a ser un balazo en el pie en unos años más?

Como te decía, no es que Argentina tenga un problema de sustentabilidad de su deuda. Creo que el foco hay que ponerlo en el déficit, en la calidad del gasto público y en recrear las condiciones para la inversión. Y la microeconomía de este gobierno apunta a preservar el statu quo y no a estimular el crecimiento.

Te doy un ejemplo. Básicamente eliminaron las aerolíneas low cost que en dos años captaron el 20% del tráfico aéreo y habían logrado bajar el precio de volar a la mitad. Obviamente es una concesión a los gremios del sector que veían a las low cost como una amenaza. Es un símbolo del triunfo del statu quo sobre la innovación. A expensas, claro, del consumidor.

- Sobre el empleo, ya ha ha sido bastante criticada esta imposibilidad de realizar despidos. ¿Hasta cuándo será sostenible en un escenario de lentísima recuperación en la Argentina?

Veremos qué tan rápida es la recuperación. Lo que más me preocupa es lo estructural. No hay inversión, este año los chicos casi no tuvieron clases, y el cepo cambiario está expulsando a la industria de servicios hacia otros países. Si te viene una pandemia y pasas una ley que virtualmente prohíbe el teletrabajo. Entonces, ¿de dónde van a venir las ganancias de productividad? Argentina es un país del statu quo, lo es hace muchos años. Y el statu quo es como una artrosis, en un momento perdés la movilidad; el mundo avanza, pero vos te quedás atrás.

- Sobre el estatus del Banco Central, que a veces sale a la palestra, y dada su experiencia en él, ¿prefiere un modelo de autonomía o uno controlado por el ejecutivo?

Los países que funcionan lo hacen sobre la base de la autonomía de su Banco Central. Europa por ejemplo se ordenó con el tratado de Maastrich, que básicamente dijo a los países que no contasen con el Banco Central Europeo para solventar sus finanzas. En Estados Unidos, Volcker impuso ese modelo. Y así… En Latinoamérica tenemos grandes ejemplos. Julio Velarde, por ejemplo, es presidente del Banco Central de Perú desde ya no recuerdo cuantos años, ¡Y el Sol vale lo mismo que hace diez años! Los países que no han entendido esto han pagado un precio muy alto.

- Respecto de la deuda, mencionó que era partidario de un esquema de pago de deuda como un pago permanente, en vez de enfocarlo como cuotas extraordinarias. ¿Podría profundizarlo?

Pienso que la deuda debería ser con madurez larga, sobre todo porque hay un sesgo cognitivo cuando tomamos deuda de corto plazo. Te lo ilustro con un ejemplo ¿Qué preferís, una deuda a un año al 5% o una deuda a 100 años al 2%? Mucha gente prefiere la deuda al 5%, porque dice, a 100 años no me quiero endeudar. Pero la de 100 años es mucho más barata, porque dentro de un año ¿qué vas a hacer con los 100 que te vencen? En algún sentido la gente suma los pagos y no los descuenta del todo. Mi punto es que deudas más largas nos harían menos propensos a endeudarnos y generarían cuentas públicas más sanas. Mi investigación académica en estos momentos está explorando estos temas.

- Una vez la BBC intentó explicar a la Argentina y sus crisis diciendo que cada nuevo gobierno cambia drásticamente el modelo económico del país y que debido a eso se vivía en un escenario de vaivenes y permanente incertidumbre. ¿Será tan así?

No sé si hay tantos cambios. En la superficie parece que sí, porque tenés saltos de inflación y estabilización, aperturas de la economía y cierres. Pero hay un sustrato estable, que es lo que te decía antes. Argentina es un país de statu quo, donde hay intereses sectoriales que van a luchar en contra de cualquier cambio y que tienen un gestor extraordinario que se llama Peronismo. Este gobierno cumple con ese mandato Peronista al pie de la letra, así que no hay que esperar ningún cambio, la verdad. Por otra parte, ningún gobierno no peronista ha logrado doblegar a esos intereses que finalmente les complicaron la gestión. Así que Argentina está en una trampa.

- ¿Y cómo se sale de esa trampa?

Se sale con convicción para abordar el desafío de confrontar con esos intereses, resultados para que la gente apoye y para eso se necesita, la verdad también, un poco de suerte.

- La negociación con el FMI para renegociar el préstamo por US$ 44.000 millones que el organismo desembolsó durante la gestión del expresidente Macri, ¿servirá finalmente para restablecer confianzas, o esa es una palabra que no se aplica a la Argentina actualmente?

No esperes nada de eso. El Fondo va a otorgar un roll over hasta el próximo gobierno. En el ínterin, el gobierno pagará los intereses, que en el nuevo acuerdo hasta pueden venir un poco menores. Nada más.

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Autores

Gwendolyn Ledger