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Las amenazas de Javier Milei contra China: ¿triunfará la ideología o el pragmatismo en Argentina?
Martes, Octubre 24, 2023 - 11:54
Fuente: Reuters

Con el pase a la segunda vuelta del economista libertario, vuelve a discusión sus promesas de cancelar las relaciones comerciales con la superpotencia asiática de llegar al poder. Sin embargo, una ruptura sería la causa de un efecto dominó que derrumbaría desde el pago de la deuda externa hasta la transición a energías renovables.

“No hago transacciones con comunistas. Podríamos hacer transacciones con el lado civilizado de la vida, que es Occidente”. De esta manera, Javier Milei, candidato libertario a la presidencia de Argentina por “La Libertad Avanza”, expresaba su rechazo a mantener relaciones comerciales con China. Era agosto de 2023 y las palabras del economista en el programa local Canal de la Ciudad causaron mucho eco en un país donde los acuerdos con Beijing son cruciales para la subsistencia de la economía. 

Solo dos meses antes, Sergio Massa, ministro de Economía y hoy también candidato presidencial por la coalición oficialista Unión por la Patria, se mostraba satisfecho al final de su gira por la superpotencia asiática. “Vamos a fundar la república de Argenchina”, declaró Massa frente a una rueda de prensa, luego de recibir promesas de inversiones multimillonarias. Una declaración que confirmaba la influencia clave de China en la economía del país sudamericano. Por ejemplo, en 2022, un estudio del Consejo Empresarial Brasil China (CEBC) reveló que el monto destinado por China a Argentina fue de US$ 1.340 millones, en contraste a los US$ 1.300 millones que recibió Brasil. 

El pase a la segunda vuelta electoral de dos candidatos con visiones tan dispares sobre las relaciones con China abre la posibilidad de analizar el rol del gigante asiático en la economía del país sudamericano, así como las consecuencias de una eventual ruptura. Actualmente, Beijing no solo se presenta como un inversor ambicioso, sino también como un socio “generoso” con Buenos Aires. A finales de julio, el Banco del Pueblo de China acordó con Argentina una ampliación de intercambio de yuanes por US$ 1.700 millones. Esta suma, junto con un desembolso del Banco de Desarrollo Latinoamericano (CAF), le permitió a Argentina pagar el vencimiento de un préstamo por US$ 2.700 millones del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Por otro lado, en cuanto a relaciones comerciales, China se erige como el principal socio comercial de Argentina, tanto en importaciones como exportaciones. Así lo establece un informe del INDEC de agosto de 2023: para entonces, las importaciones de China a Argentina se valorizaron en US$ 6.643 millones, mientras que las exportaciones alcanzaron US$ 2.705 millones. El único país que superó al dragón asiático fue el vecino Brasil, nación que también ha sido incluida en la “lista negra” de Milei, debido a su gobierno de centro izquierda, acusado de “comunista” por el libertario.

Tras su victoria contundente en las elecciones primarias de agosto y las declaraciones incendiarias contra China, la Cancillería de la superpotencia le respondió a Milei. “Si el señor Milei visitara China y experimentara por sí mismo, es probable que llegue a conclusiones muy diferentes a la pregunta sobre si el pueblo chino es libre o no y si el país es seguro o no”, declaró Wang Wenbin, vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores chino. 

LAS CONSECUENCIAS DE UNA EVENTUAL RUPTURA

El malestar del representante supone una clara muestra del alto costo que implicaría para China la ruptura de relaciones comerciales. Cabe destacar que desde 2010, Argentina mantiene un cronograma de obras a largo plazo de ingeniería estratégica en energía, transporte y otros rubros. Entre los proyectos más importantes se encuentra la represa Néstor Kirchner sobre el río Santa Cruz, iniciado en 2013 y que actualmente se encuentra en un avance del 50%. Su inversión inicial está prevista en US$ 4.700 millones con 100% de financiamiento chino y se encuentra lista para la ratificación del acuerdo bilateral. Es considerado el proyecto energético más importante de China en América Latina y se espera que incremente en 5% la matriz energética y genere un ahorro de divisas por US$ 1.500 millones por año por sustitución de importaciones. 

En su momento, el gobierno de Mauricio Macri (2015-2019) trató de suspender la obra, pero no pudo llevarlo a cabo, debido a que regía la cláusula del cross default que puso en riesgo otras obras públicas. Otras obras energéticas con importante inversión china son el Parque fotovoltaico Cauchari Solar (Jujuy), poseedor de 1,2 millones de paneles solares que producen energía en la zona con mayor radiación del planeta; asimismo, el tramo II del Gasoducto, cuya inversión china prevé abastecer el norte de Buenos Aires de gas natural.

Por su parte, en los últimos años, China ha pactado grandes inversiones en el litio argentino, debido a su rol como una de las “fuentes de energía del futuro”. Así, en julio de 2023, la empresa Zijin Mining Group Co. inició las negociaciones para construir una planta en Argentina que convertirá las enormes reservas de “oro blanco” argentino en cátodos para fabricar baterías de vehículos eléctricos. La planta produciría 50.000 toneladas métricas al año de fosfato de hierro y litio para cátodos y su puesta en marcha se daría en 2024, ya durante el siguiente gobierno. Entre otras inversiones, podemos destacar la del consorcio Ganfeng Lithium Group Co. que desembolsó US$ 1.000 millones para adquirir Lithea Inc. Cabe destacar que Ganfeng también es propietario mayoritario de la Minera Exar, el primer proyecto de litio de Argentina en comenzar a producir en años. 

Una vez expuesto el panorama, queda en evidencia que una ruptura de relaciones económicas entre Argentina y China no solo traería al nuevo gobierno complicaciones en el pago de la deuda externa. También podemos apreciar que se paralizarían obras públicas relacionadas a la producción de energías renovables. En un contexto donde la transición de los hidrocarburos a las energías limpias se presenta como prioridad mundial, esto es alarmante. Más aún si se toma en cuenta el reiterado negacionismo de Milei al cambio climático. 

De hecho, el gobierno de Alberto Fernández se fijó como meta a fines de junio que el país invierta US$ 86.600 millones para que en 2030, el 57% de su energía eléctrica provenga de fuentes renovables. El plan oficial contempla la construcción de 5.000 kilómetros de nuevas líneas de transmisión, reducir un 8% la demanda total de energía, así como generar un gigavatio (GW) de energía distribuida. Hoy en día, los combustibles fósiles representan alrededor del 60% de la generación de electricidad, lo que se refleja en apuestas como el proyecto de Vaca Muerta. 

¿HAY ANTECEDENTES DE LÍDERES QUE ROMPIERON RELACIONES CON CHINA?

Un viejo refrán señala: “del dicho al hecho hay mucho trecho”. Y si bien Milei no ha llegado al poder, ya hay referentes similares a él que han pasado por ello. Un claro ejemplo es Jair Bolsonaro, presidente de Brasil (2019-2023), quien en su momento también prometió romper relaciones diplomáticas y económicas con China. Cuando era candidato presidencial en 2018, el entonces diputado ultraderechista, tildó a Beijing de ser una potencia “depredadora” y visitó Taiwán como acto de provocación. 

Sin embargo, para octubre de 2019, la enemistad de Bolsonaro con China era historia y el mandatario brasileño ya había concluido una gira de tres días que cerró con una declaración conciliadora. “Una parte considerable de Brasil necesita a China y China también necesita a Brasil. Brasil es un mar de oportunidades y queremos compatirlas con China”. Poco antes, Bolsonaro y Xi Jinping habían suscrito ocho acuerdos de cooperación que iban desde la industria cárnica hasta las energías renovables. Con un intercambio comercial de US$ 99.000 millones en 2018 entre ambos países, era evidente que el pragmatismo se había impuesto. Por ello, si la historia es conocida, conviene preguntarse si Milei seguirá los pasos de Bolsonaro si tomamos en cuenta que la situación económica de Argentina es mucho más desesperada que la del Brasil anterior a la pandemia.

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Autores

Sergio Herrera Deza