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Don Michael, la destilería peruana que quiere convertir su whiskey a base de granos andinos en destilado bandera
Lunes, Septiembre 11, 2023 - 17:45
Fuente: Don Michael

Desde hace cuatro años, el estadounidense Michael Kuryla produce desde Perú el “whisky andino”, la bebida espirituosa que ha recorrido las barras del mundo desde Miami hasta Taipei y cuenta también con una línea de gin, vodka y crema de licor con insumos andinos y próximamente de ron.

Cuando Michael Kuryla abrió aquel correo donde le anunciaban que uno de sus whiskies había ganado una certificación de doble medalla de oro, sonrió. Le pareció “bacán”, como suele decir con naturalidad este estadounidense afincado en Perú desde hace una década. Sin embargo, como no era la primera vez que recibía una distinción de este tipo, lo dejó pasar como una curiosidad simpática. 

A los pocos días, un amigo suyo lo llamó entusiasmado: “Oye, te felicito. ¡Estás en la revista Forbes!” Kuryla lo tomó como una simple broma: quería ver para creer. Finalmente, lo hizo y quedó sorprendido: su empresa, la destilería Don Michael, había recibido el premio “Best in Show” en la New York World Spirits Competition por su “Black Whiskey”. Así, en octubre de 2022, la publicación anunciaba con bombos y platillos que un whiskey peruano hecho a base de un grano andino se había impuesto como el mejor del mundo ante más de 5.000 destilados. La competencia incluía whiskies oriundos de San Francisco, Nueva York e incluso, de Escocia e Irlanda. 

¿Qué hay detrás de este sorpresivo éxito? El ingrediente principal del Black Whiskey es el maíz morado, un cereal oriundo de los Andes, muy difundido en Perú. Allí, es la base de numerosos postres y una bebida popular, la “chicha morada”. No se le asocia con bebidas espirituosas, por lo que su inclusión en un whiskey resulta una sorpresa. Más aún si se toma en cuenta que se utilizó una variedad especial, la INIA 601, desarrollada por especialistas del Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA), que opera en Cajamarca, al norte de Perú. El empleo de este maíz le proporciona un color cobre al destilado y un sabor “ligeramente ahumado que va más allá del paladar medio cuando una combinación de clavo de olor y café tostado oscuro entran en juego”, describió Forbes en su informe. 

El impacto mediático no se hizo esperar. “Las ventas en Estados Unidos aumentaron y el TikTok que publicó La República (diario peruano) ya ha alcanzado más de un millón de visitas. Y hemos seguido ganando más medallas este año. A tal punto que el día de mi cumpleaños, me llamaron para avisarme que habíamos sido reconocidos como el “Whiskey del año” en Estados Unidos ”, dice Kuryla a AméricaEconomía, mientras se dirige a su planta industrial, en Lurín, al sur de Lima. El optimismo del CEO es tal que incluso, afirma que el whiskey peruano puede mirar al pisco, el destilado nacional, como un igual. Kuryla piensa que es cuestión de tiempo para que las fiestas nupciales prefieran un whiskey peruano a un Johnny Walker Etiqueta Negra. 

ALCANCE EN EL EXTRANJERO

Ante el exotismo y curiosidad que despiertan los productos latinoamericanos en el extranjero, no es de extrañar que también existan otros destilados a base de ingredientes locales y con proyección internacional. “Hay unos whiskies en Argentina que son muy interesantes, aunque son de estilo scotch y usan cebada. Incluso, hay una destilería que tiene su hacienda independiente que realiza el proceso de malteado. Es interesante”, confiesa Kuryla. Si bien se declara admirador de estas propuestas alternativas, el estadounidense aclara que el Black Whiskey es de estilo bourbon, mucho más raro en estas latitudes.

Las diferencias radican no solo en el origen, sino también en la fabricación. Mientras los whisky scotch se destilan con la turba, un carbón escocés, que le da un sabor “ahumado”; los whiskey bourbon se producen a base de maíz y se destilan únicamente a través de la barrica. El resultado es un sabor más dulce que el usual y que puede ser explotado gracias a la variedad de maíces existentes en Sudamérica: en Perú, hay al menos 52 variedades del grano, en comparación a las 13 de Estados Unidos.

 Kuryla es consciente de este potencial, por lo que tomó precauciones legales; ha registrado la denominación “whiskey andino” en Indecopi, la institución que protege los derechos del autor y consumidor en Perú. Quiere también que las destilerías internacionales se interesen en la propuesta y produzcan su creación en masa. Solo así, considera que en un futuro se vean escenas como esta: “Mi sueño es que un día pueda viajar a Londres o Nueva York y pedir un whiskey andino. Que me mire el bartender y simplemente me pregunte: ‘¿cuál quieres?’”, comenta Kuryla.

Para lograr este objetivo, si bien Don Michael ha trabajado con una agencia de marketing durante seis años, Kuryla y su esposa viajan en persona a los nuevos mercados en expansión. Tampoco dejan pasar las conferencias diplomáticas para ofrecer el Black Whiskey como un regalo de la cultura peruana. “Hemos estado en dos eventos en los últimos meses: en la embajada de Estados Unidos, la de Alemania. Luego viajamos a Santiago de Chile y fuimos a la casa del embajador peruano. Instalamos un stand y un bartender para ofrecer nuestros productos y fue lo máximo”, recuerda el norteamericano. 

Cuando se le pregunta si su aspiración es que el Black Whiskey forme parte de la marca Perú, Kuryla revela que no es una situación descabellada. Don Michael ya se encuentra trabajando a mano con PromPerú para ofrecer el whiskey en las oficinas internacionales de ciudades como Santiago, Miami y Nueva York. 

Aunque más allá de las anécdotas vividas en Chile, Don Michael aún mantiene negociaciones con importadores para evaluar su entrada oficial al mercado del país austral. No obstante, las ofertas van y vienen: a finales de agosto, recibió una propuesta para exportar el whiskey a Uruguay; asimismo, en Ecuador ya han recibido la aprobación oficial para el lanzamiento. Y en Venezuela, usualmente un mercado esquivo por su situación política, ya se comercializan los productos de la marca.

UNA BEBIDA PARA CADA PÚBLICO

La diversificación va más allá de los mercados de venta, sino también abarca las clases de destilado. Es así que el Black Whiskey cuenta con una versión denominada single barrel. “Significa que cuando encontramos una barrica muy interesante, solo el líquido de esa barrica va de frente, sin diluir, para llenar como 200 o 220 botellas. Entonces, es como una expresión diferente de nuestro perfil, que le gusta a otro tipo de consumidor”, relata Kuryla. La single barrel suele contar con 60% de alcohol y se ha ganado un lugar en países tan disímiles como Taiwán, Alemania y Estados Unidos. En Perú también tiene adeptos, aunque según Kuryla, el consumidor local no está muy habituado a un destilado tan potente. 

En cambio, el “Black Whiskey Oxapampa Honey” ha causado mayor revuelo, debido a su peculiar dulzura, amasada gracias a la miel de abeja de Oxapampa, una localidad de la selva alta peruana. Su creador la compara con un Jack Daniel’s fabricado con miel andina. Habían pasado tres años desde que Kuryla y su esposa decidieron lanzar Black Whiskey, tras una conversación que tuvieron en un bar de Oxapampa, en la selva alta peruana. Mientras que el resto del mercado se compone de la marca “Andean” que ofrece gin, vodka y crema de licor con insumos andinos. “Diría que el whiskey de maíz morado representa el 60% de nuestras ventas; el single barrel anda como en 10% y el 30% se reparte entre los productos de la marca Andean”, detalla Kuryla. La gran novedad de este año incluye el lanzamiento del “Andean Rum” para octubre, la línea de rones de la compañía.

Hasta entonces, existe un desafío más inmediato: el aumento de producción. En Don Michael se espera que el aumento de las ventas internacionales, que representan ya el 30% del total, puedan cubrir la adquisición de un alambique de 10.000 litros. “Ahora tenemos uno de 6.000 litros y uno más chico. Pero el proceso con un alambique de 10.000 nos dejaría llenar cerca de 1.200 barricas por año. Ahora por producción, estamos llenando como 600 o 650 barricas por año”, confiesa Kuryla. La siguiente idea en mente sería expandir la planta industrial en al menos 1.000 metros más, pues el gerente anhela cubrir las ambiciones de espacio y progreso del whiskey andino. Una iniciativa que aspira a convertirse en el “destilado bandera de Perú”. El mercado es competitivo y cambiante, pero lleno de sorpresas como la que recibió Michael Kuryla una mañana mientras revisaba su correo. Y dar la batalla ya es un paso importante.

Autores

Sergio Herrera Deza