No es dulce, salado, ácido ni amargo: es umami, el quinto sabor
Póngase ante un espejo. Si observa su lengua podrá comprobar la existencia en ella de unas pequeñas elevaciones o protuberancias que corresponden a las papilas gustativas. Allí, en la superficie de las células, se encuentran localizados diversos receptores, es decir, proteínas particulares capaces de reconocer específicamente a los componentes gustativos de los alimentos y como consecuencia de ello transmitir una información, vía neuronal, que llega hasta el cerebro, donde todas las señales son procesadas e integradas, dando lugar a la sensación que conocemos con el nombre de sabor.





