Los migrantes y los voluntarios, las mayores esperanzas que tiene un pueblo mexicano destruido por el terremoto
San Juan Pilcaya. Entre los escombros de su vivienda y dependiendo de la ayuda de la sociedad civil, Ricarda Herrera lloraba desconsolada esperando la prometida asistencia del Gobierno para los damnificados del mortífero terremoto que azotó México.
En el pueblo de San Juan Pilcaya, muy cerca del epicentro del sismo de magnitud 7.1 que castigó al país hace una semana, muy poco quedó en pie. Y como la sexagenaria mujer, muchos en la localidad del estado Puebla bordeaban la desesperación.