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A 100 años de la Revolución Mexicana
Jue, 25/11/2010 - 09:47

Isaac Leobardo Sánchez Juárez

México: tiempo para legalizar las drogas
Isaac Leobardo Sánchez Juárez

Profesor e investigador de Economía en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (México). Fue el ganador del concurso “Caminos de la Libertad” 2009, organizado por TV Azteca.

Este 20 de noviembre en México celebramos el inicio de la Revolución, un acontecimiento crucial de la historia de este país, realizada fundamentalmente para derrocar al dictador Porfirio Díaz y recuperar la libertad política del país, así como elevar el nivel de vida de una masa creciente de ciudadanos sin oportunidades.

Miles de vidas se perdieron, mexicanos que anhelaban su libertad para elegir, para tener una vida digna, con ausencia de tiranos y opresores. El resultado en lo inmediato fue el caos, la anarquía y la presencia de varios caudillos que impedían el progreso económico y social. Los resultados estuvieron y creo que siguen estando muy lejos de los anhelos y aspiraciones de aquellos héroes de la historia mexicana.

Lejos de promoverse la libertad política se fortaleció el autoritarismo del Estado, a través de la creación de un partido único que promovió a nivel económico políticas de fuerte intervención en todas las áreas de actividad económica, las cuales impulsaron el crecimiento económico a costa de niveles de endeudamiento crecientes y presiones inflacionarias que trasladaron sus costos a las generaciones actuales.

La principal herencia de la Revolución no es el progreso y bienestar de la sociedad mexicana, sino un paternalismo exacerbado, miedo a la libertad y el diseño de los resortes básicos de la corrupción rampante que impera en el país. La lucha armada en el mediano y largo plazo no tuvo los resultados esperados, aunque a corto plazo sí al presionar la salida del dictador.

A cien años del inicio de la revolución armada, México no es un mejor país, todo lo contrario, es una economía que se encuentra en caída libre, así lo marcan los principales indicadores económicos. Entre 1982 y el 2010, el PIB por persona de la economía apenas ha logrado crecer 0,4% promedio anual, con crisis recurrentes y una fuerte dependencia del ciclo económico norteamericano.

En 1980, México era un país de ingreso medio, que tenía un PIB por trabajador que representaba el 69% del promedio de naciones de la OCDE; para el 2005 este porcentaje era de apenas 41%, y para el 2010, según mis cálculos, es del 33%.

La pobreza patrimonial (aquellas personas que no tienen ingresos suficientes para su salud, alimentación, transporte, vestido y vivienda) pasó de un pico de 69% de la población total del país en 1996, a 47,4% en 2008, lo que muestra una reducción significativa, pero sigue siendo elevada; además estimo que la crisis del 2009 incrementará nuevamente la cifra a un nivel promedio del 53,6%, es decir, poco más de 50 millones de mexicanos (tres veces la población de un país como Chile).

Algunos pensarán que soy demasiado crítico y que estoy olvidando que el México de 2010, respecto al de hace 100 años, es notoriamente superior en términos de esperanza de vida, infraestructura, alimentación, acceso a la salud, grado (que no calidad) de la educación, entre otros. No niego esto, lo que creo es que los esfuerzos han sido insuficientes y las comparaciones internacionales indican que podríamos estar mejor, el progreso en México es mucho más lento que el reportado por otros países.

De hecho, los malos resultados en materia económica, las inadecuadas políticas gubernamentales y la consecuente degradación social han conducido a incrementos alarmantes de la inseguridad y la violencia en el país. Del 2008 al 2010 se registraron más de cinco mil ejecuciones ligadas a los grupos criminales organizados, que a diferencia de la producción de bienes y servicios han crecido cada año, poniendo en duda la fuerza del Estado. México representa un paraíso para la operación de grupos criminales.

¿Qué se debe hacer? Lo primero es aprovechar esta celebración para reflexionar en conjunto y actuar en consecuencia. México necesita profundizar su liberalización económica y política, dejar atrás su pasado, sin dejar de reconocer los errores y los aciertos. El país necesita generar empleos y crecer, esa debe ser la estrategia básica de todos los actores de la economía mexicana. Se debe privilegiar la búsqueda individual de la maximización de beneficios y utilidades.

Para hacerlo se necesitan crear instituciones solidas, fortalecer el Estado de Derecho, definir y respetar los derechos de propiedad, fomentar la competencia, eliminar toda clase de monopolios, continuar la desregulación, transparentar la gestión pública, mejorar la educación, crear y mantener la infraestructura, modernizar el sistema financiero y eliminar nacionalismos y paternalismos para abrazar finalmente la libertad, anhelo de quienes hace 100 años dieron sus vidas por un México mejor.

*Esta columna fue publicada originalmente en el centro de estudios públicos ElCato.org.

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