Pasar al contenido principal

ES / EN

Cuba, Moratinos y la UE
Lun, 01/11/2010 - 10:28

Marcelo Ostria Trigo

¿Volver a Charaña?
Marcelo Ostria Trigo

Abogado boliviano, fue Encargado de Negocios en Hungría (1971-1973), Embajador en Uruguay (1976-1977), Venezuela (1978), Israel (1990-1993) y Representante Permanente ante la OEA (1999-2002). Se desempeñó como Secretario General de la Presidencia de la República (1997-1999) y como Asesor de Política Exterior del Presidente de la República (2005). En el Ministerio de Relaciones Exteriores, entre otras funciones, fue Director de Asuntos de América Latina, Director General de Política  Exterior y Viceministro de Relaciones Exteriores. Es columnista de los diarios El Deber de Santa Cruz (Bolivia),  El Nacional (Tarija, Bolivia) y de Informe (Uruguay). Ha publicado los libros “Las negociaciones con Chile de 1975” (Editorial Atenea, 1986), “Temas de la mediterraneidad” (Editorial Fundemos), 2004) y “Baladas mínimas” (Editorial El País, 2010).

El 23 de octubre de 2010, los ministros de relaciones exteriores de la Unión Europea (UE) resolvieron mantener la ‘Posición Común’, adoptada por los países miembros de esa comunidad el 2 de diciembre de 1996, con el objetivo de “favorecer un proceso de transición hacia una democracia pluralista y el respeto de los derechos humanos y libertades fundamentales, así como una recuperación y mejora sostenibles del nivel de vida del pueblo cubano”.

Han decidido, también, “encargar a la Alta Representante de la Unión para la Política Exterior, la británica Catherine Ashton, que ‘explore’ (en el plazo de dos meses) las posibilidades de mejorar las relaciones de la UE con Cuba en el ámbito comercial, pero sin alterar un ápice las exigencias democráticas de la Posición Común, que permanece inalterada” (ABC, Madrid, 25-10-2010).

En algunos círculos afines al oficialismo español, se intenta presentar esta derrota diplomática de Madrid, como una victoria del gobierno de Rodríguez Zapatero. Claro que en el socialismo español no se toma en consideración dos elementos: primero, “que España haya perdido su privilegiada posición en la carpeta cubana de la Unión Europea es un signo evidente de la respuesta que se dio a Trinidad Jiménez (nueva ministra española de Asuntos Exteriores) en su primer Consejo Europeo…” (Ramón Pérez-Maura, Infolatam-Madrid, 26-10-2010), y segundo, que el gobierno de Raúl Castro haya fijado, como posición, no avanzar en ningún campo con los países de la UE, si éstos no levantan incondicionalmente dicha posición común.

"No le reconocemos autoridad moral ni política alguna para criticar en materia de Derechos Humanos (que debe ocuparse) de su "brutal política anti inmigrantes, de la deportación de minorías, de la violenta represión contra los manifestantes y de la creciente exclusión social de sus desempleados y sectores de menos ingresos" expresó un diplomático cubano. (El Diario Exterior, 27-10-2010).

La ministra Trinidad Jiménez se estrenó en estas lides internacionales, que poco conoce, con la misma porfía de su antecesor Miguel Ángel Moratinos. Pese a algún apoyo, el nuevo intento fue rechazado por la mayoría, es decir por la corriente liderada por Suecia “de seguir exigiendo al régimen castrista apertura política y reformas democráticas, antes de avanzar en las relaciones”.

Durante el gobierno español del Partido Popular (PP), presidido por José María Aznar, las relaciones con Cuba fueron tensas. En octubre de 2007, el ex presidente Aznar se refirió a las causas de las fricciones: “… quisimos la libertad y la apertura para Cuba. En Cuba pervive el comunismo más anacrónico. Nuestra política fue promover la libertad y fomentar el cambio” (LiberPress).

Luego vino el pronunciado giro del gobierno del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). El señor José Luís Rodríguez Zapatero parece dar por bien hecho que en Cuba continúen siendo violadas las libertades democráticas, las mismas que, hay que reconocerlo, gozan ahora españoles y que, entre otras, son: la libertad de afiliarse a partidos políticos de diversa tendencia; de concurrir a elecciones con diversidad de opciones y elegir a sus gobernantes, resguardando la posibilidad de la alternancia en el poder; de no ser encarcelado por sus ideas políticas; de acogerse a las leyes que establecen el debido proceso; de ejercitar el derecho a la expresión libre como elemento esencial de la democracia; de transitar libremente por su territorio y salir al exterior, y un largo etcétera. ¿Por qué lo que está bien para los españoles -las libertades democráticas- no lo está para los cubanos sometidos a la dictadura de los Castro?

Rodríguez Zapatero, para sus afanes de proteger a la dictadura en Cuba, encontró el alfil adecuado: Miguel Ángel Moratinos, que hasta hace unos días fue ministro de relaciones exteriores español. Pocos, como este personaje, se embarcaron decididamente en causas tan injustas, comprometiendo la seriedad de su país. Es que ya resulta una paparruchada afirmar que, por la liberación a cuenta gotas de los detenidos por causas políticas que sufrieron en la mazmorras castristas, hay que premiar a los Castro.

La actuación de Moratinos en el tema cubano siempre fue deplorable. De visita en La Habana, en octubre de 2009, ratificó el propósito del gobierno del PSOE de lograr, en los seis meses de la presidencia rotativa -en 2010- de España en la UE, la modificación de la posición comunitaria.

Y llegó enero de 2010. Rodríguez Zapatero asumió la presidencia de turno de la Unión Europea. “Zapatero, obligado a cambiar su política hacia Cuba, al asumir la presidencia de la UE”, encabeza una nota de José Ferruzca.  “En una entrevista concedida al periódico alemán Welt Online… Rodríguez Zapatero, aseguró que las relaciones entre la dictadura cubana y la Unión Europea (UE) no serán una prioridad durante la presidencia en turno de España. De hecho, aseguró que no se tratarán en los próximos seis meses”. Zapatero señaló que “el tema de Cuba no va a originar controversias en el seno de la UE en los próximos seis meses y que ‘la política de la UE hacia Cuba no tiene prioridad bajo nuestra presidencia’. En cambio, subrayó, que ‘Europa debe mostrarse exigente ante el gobierno de Cuba’”.

Parecía que la posición de Moratinos había sido desechada. Pero no, su sucesora volvió a la carga con los resultados conocidos.

El hecho de que el Parlamento Europeo recientemente concediera el premio a la libertad “Sajarov” al disidente cubano Guillermo Fariñas, no fue suficiente para que el gobierno de Rodríguez Zapatero deje de apoyar a la dictadura caribeña. Claro que no se podía esperar que la bisoña ministra Jiménez tuviera una nueva posición, ni la fuerza de persuasión para imponerse sobre el sector duro del PSOE.

"Estoy de acuerdo con que se haya mantenido la Posición Común", dijo Fariñas, a Europa Press. "No queremos que el régimen cubano salga beneficiado sin hacer avances hacia la democracia", añadió. El opositor adelantó que estará "al tanto" de los posibles acercamientos de la Unión Europea a La Habana y pidió a los veintisiete (cancilleres) que envíen el "claro mensaje" a la administración de Raúl Castro de que den pasos firmes hacia la democratización y el respeto de los derechos humanos.

Fariñas dijo "respetar" la posición de España dentro de los veintisiete, pero al mismo tiempo lamentó que el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero se solidarice "con los victimarios y no con las víctimas, porque le interesa más hacer los negocios con el gobierno cubano que tener la anuencia del pueblo cubano".

Países