Pasar al contenido principal

ES / EN

Día Mundial del Agua: el desafío clave de tener agua para las ciudades
Mar, 22/03/2011 - 09:18

Jan Van Wambeke

Día Mundial del Agua: el desafío clave de tener agua para las ciudades
Jan Van Wambeke

Jan Van Wambeke es Oficial Principal de Tierras y Agua de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

Actualmente, la mitad de la humanidad vive en ciudades y dentro de dos décadas casi el 60% de la población mundial -5.000 millones de personas- vivirán en zonas urbanas. Por ello, el lema de Día Mundial del Agua de este año, celebrado por Naciones Unidas cada 22 de marzo en todo el mundo, es “Agua para las Ciudades: respondiendo al desafío urbano”.

Se trata de un desafío clave, no sólo a futuro, sino en la actualidad: uno de cada cuatro ciudadanos urbanos del mundo -789 millones de personas- vive sin acceso a instalaciones mejoradas de saneamiento; el 27% de los habitantes de las ciudades de países en desarrollo no tienen acceso a agua corriente en casa, y los pobres pagan hasta 50 veces más por litro de agua que sus vecinos más ricos.

América Latina y el Caribe es la región en desarrollo más urbana del mundo: la tasa de urbanización alcanza hoy el 78%, porcentaje que aumentaría hasta el 88% en 2050, según las proyecciones de la ONU. Hoy, sólo en América Latina, 120 millones de habitantes urbanos carecen de acceso a agua adecuada, mientras que 150 millones no disponen de servicios sanitarios adecuados.

Para nuestra región, donde 53 millones de personas aún sufren hambre, debemos pensar cómo conciliar el crecimiento poblacional urbano y la seguridad alimentaria en las ciudades, cada vez más dependientes de un mayor producción de alimentos y una intensificación sostenible de los sistemas de producción, para lo cual el agua es un recurso esencial. La agricultura urbana y peri-urbana contribuye a dar una respuesta a la mayor necesidad de asegurar una alimentación adecuada, a través de la producción de alimentos inocuos para el autoconsumo y la generación de ingresos mediante la venta de excedentes.

En este sentido,  el adecuado manejo de las aguas servidas de las ciudades, especialmente cuando se complementa con su aprovechamiento en relación con la producción agrícola, es de gran importancia en la multitud de escenarios en los que se desarrolla la pequeña agricultura en los medios urbanos y peri-urbanos. 

Frente al crecimiento explosivo de las ciudades, y la falta de suministro de agua y saneamiento que afecta parte significativa de la población urbana, una gestión sostenible, eficiente y equitativa del agua nunca ha sido tan importante como lo es hoy.

Muchas ciudades enfrentan graves incertidumbres relacionadas con el recurso hídrico, tales como inundaciones y sequías, que se verán agravadas por el cambio climático. Además, los desastres naturales relacionados con el agua también pueden dar lugar a una mayor migración hacia las zonas urbanas, aumentando la población vulnerable, ya que son los pobres de las ciudades -que a menudo viven en lugares peligrosos, tales como las llanuras de inundación o en viviendas de mala calidad, situadas en terrenos poco aptos para este tipo de construcciones- los que sufren los mayores impactos de las lluvias, inundaciones y aluviones.

De acuerdo al Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), si no se adoptan políticas y medidas específicas para la gestión y utilización de los recursos hídricos, de aquí al año 2027 aproximadamente un tercio de los habitantes del mundo sufrirán seria escasez de agua, debido a la mayor demanda provocada por el crecimiento de la población, el empeoramiento de la calidad de los recursos existentes producto de la contaminación, y la dinámica expansión industrial y agrícola.

Una buena gestión del agua urbana es compleja, y requiere no solo de infraestructura de abastecimiento y de tratamiento de aguas residuales, sino también del control de la contaminación y de la prevención de inundaciones. Se requiere coordinación entre diversos sectores y las autoridades nacionales y locales, además de cambios en la gobernanza que conduzcan a un mayor acceso, y al uso más sostenible y equitativo de los recursos hídricos.

Muchas experiencias exitosas en el tema del agua y la urbanización muestran que la clave del éxito pasa por generar alianzas del sector público con el sector privado, pero sobre todo en asegurar la participación de las poblaciones más vulnerables de las zonas urbanas en las decisiones sobre las políticas y proyectos de desarrollo en materia de agua y saneamiento.

Mirando hacia el futuro, se puede señalar los problemas de agua de las ciudades del mundo son manejables: hoy el 96% del mundo urbano utiliza fuentes de agua potable mejoradas, y la mayor parte de los conocimientos, la experiencia y la tecnología necesarios para asegurar un buen suministro de agua y un saneamiento adecuado ya están disponible.

Sin embargo, nada se logrará si estos problemas no se incluyen en las agendas nacionales, regionales e internacionales. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio buscan reducir a la mitad la proporción de la población sin acceso sostenible al agua potable y a saneamiento básico para el año 2015. Al ritmo actual de progreso, la meta en materia de agua potable se logrará en 2015, mientras que el mundo no logrará la meta en materia de saneamiento.

En definitiva, la responsabilidad inmediata y el deber de todos es lograr un cambio de conducta con respecto  al manejo del agua, ya sea para fines de uso doméstico, industrial o agrícola. Se trata de nuestro recurso más preciado, reconocido en diversas culturas como la cuna de la vida, y es tarea de todos cuidarlo.

Autores