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Pleito fronterizo lanza a presidente mexicano a aguas profundas con Trump
Domingo, Marzo 31, 2019 - 13:33

En medio de un aumento en las detenciones de inmigrantes en la frontera suroeste de Estados Unidos, Trump dijo este viernes que la próxima semana cerraría la frontera de 3.200 kilómetros.

Ciudad de México.- La amenaza de Donald Trump de cerrar la frontera sur de Estados Unidos si México no detiene toda inmigración ilegal ha expuesto las limitaciones de la estrategia del nuevo gobierno mexicano de tratar de apaciguar al presidente estadounidense mientras se prepara para buscar la reelección.

En medio de un aumento en las detenciones de inmigrantes en la frontera suroeste de Estados Unidos, Trump dijo este viernes que la próxima semana cerraría la frontera de 3.200 kilómetros, o secciones de ella, si México no frenaba el flujo de personas.

Sus palabras fueron una bofetada a Andrés Manuel López Obrador, quien se ha negado a responder a los comentarios provocadores de Trump. En cambio, el líder mexicano ha trabajado para consolidar su base de poder combatiendo la pobreza con ayudas sociales y criticando a sus predecesores como corruptos.

Este viernes, López Obrador volvió a decir que no pelearía con Trump, invocando "amor y paz" y repitiendo su compromiso de frenar la migración.

Sin embargo, México enfrentaría consecuencias "increíblemente perjudiciales" con un cierre de la frontera, y llevaría a López Obrador a un nuevo territorio incómodo, dijo el exsecretario de Relaciones Exteriores de México, Jorge Castañeda.

"No está familiarizado con los asuntos internacionales. Preferiría no tener que preocuparse por estas cosas", agregó.

López Obrador ha mostrado poco interés en asuntos internacionales y la diplomacia. A menudo ha dicho que "la mejor política exterior es la política interna".

Pero como destino del 80 por ciento de las exportaciones, Estados Unidos le ofrece a Trump mucha influencia para ejercer presión a través de la frontera.

Los expertos en política dicen que la demanda de Trump no es realista. Sin embargo, México ha señalado que redoblará los esfuerzos para contener la migración, que proviene en gran parte de tres países pobres y violentos de Centroamérica: Guatemala, Honduras y El Salvador.

El canciller mexicano, Marcelo Ebrard, dijo que no creía que Trump estuviera exigiendo un alto absoluto al flujo de migrantes, que ha llegado a millones en la última década.

"Lo que sí se puede hacer es un mejor trabajo de registro y regulación (migratoria)", dijo Ebrard a Reuters. "Están pidiendo que apliquemos lo que dijimos que haríamos".

El gobierno mexicano se ha comprometido a frenar la migración abordando las causas fundamentales, vigilando mejor a las personas que ingresan a México y adoptando un enfoque más humano del fenómeno.

A cambio, López Obrador ha tratado de obtener la ayuda de Trump para abordar los problemas de América Central, que según críticos ha quedado marcada por una historia de desordenadas intervenciones de Estados Unidos.

Este jueves, López Obrador dijo que la migración era principalmente un asunto de Washington y de la problemática en Centroamérica, lo que refleja la opinión de que México no puede ayudar a interponerse entre los países en dificultades y la nación más rica del planeta.

En cambio, el Departamento de Estado de Estados Unidos dijo el sábado que estaba recortando la ayuda a El Salvador, Guatemala y Honduras.

Los arrestos en la frontera se han disparado con el actual presidente de Estados Unidos.

Según proyecciones de la Patrulla Fronteriza y de Aduanas de Estados Unidos proporcionadas al gobierno mexicano, son más de 90,000 detenciones que se registrarían durante marzo. Esto representa un aumento de más del 140 por ciento desde marzo de 2018 y un salto de siete veces desde 2017.

Al mismo tiempo, López Obrador está enviando menos migrantes a casa. En diciembre-febrero, los primeros tres meses de su administración, la cantidad de deportaciones bajó un 17 por ciento respecto al año anterior a 19,360, según datos del Instituto Nacional de Migración.

La caída refleja en parte la decisión del gobierno de emitir visas humanitarias para alentar a los centroamericanos a permanecer en México.

"Vida y muerte". El choque ilustra el error de cálculo de López Obrador al pensar que podría contener la hostilidad de Trump hacia México de cara a las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2020, dijo Agustín Barrios Gómez, miembro del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (COMEXI).

La tensión era inevitable, dado que la postura firme de Trump sobre la inmigración ilegal es "antagónica de inmediato" para el principal sector del electorado de López Obrador: los mexicanos más pobres que a menudo buscan mejorar su suerte en Estados Unidos, argumentó.

Un cierre sería "muy negativo para ambos países", dijo la subsecretaria mexicana de Economía, Luz María de la Mora, quien vio los comentarios de Trump como parte de su campaña electoral. "Yo creo que la administración en Estados Unidos y los asesores en la Casa Blanca saben que no es una buena idea".

Pero si llegara el momento de empujar, México sufriría más, dijo el excanciller mexicano Castañeda. "Para los mexicanos es un problema de vida o muerte. Para los estadounidenses es un dolor en el trasero, pero eso es todo", afirmó.

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Reuters