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Seducción y reconquista europea de Latinoamérica
Jue, 04/08/2011 - 10:16

Ángel Soto

Seducción y reconquista europea de Latinoamérica
Ángel Soto

Ángel Soto es profesor de la facultad de Comunicación de la Universidad de Los Andes (Chile).

A diferencia de antaño, Latinoamérica no mantiene su lealtad incondicional y nostalgia por Europa. Al contrario, es una niña bonita que se deja seducir mirando hacia otros lados: Asia, sin olvidar que su corazón se aprieta con sólo saber que Estados Unidos la mira por su espejo retrovisor.

Pero ¿se acuerda Europa que América Latina existe? o ¿debe preocuparse Europa por Latinoamérica?

La duda no es irrelevante si consideramos los lazos culturales, políticos, económicos y sociales compartidos, pero debe tenerse presente la coyuntura de “indignación” que ahoga al viejo continente. ¿Pueden pensar en el espacio extra europeo?

Creo que sí. En la última década se ha caminado en dirección a una Asociación Estratégica que tiene como base las relaciones bilaterales, birregionales y el interés en sectores específicos. Asimismo, no es misterio que Europa es el principal donante en Latinoamérica, lo cual se ha incrementado de manera sostenida. Sin embargo, pareciera necesario mejorar la calidad de esta relación, especialmente cuando desde este lado cada vez volcamos más la mirada a Asia y se busca reforzar Estados Unidos, mientras Europa enfrenta una crisis que puede comprometer las relaciones si no sabe explicar a sus contribuyentes la importancia de mantener el vínculo.

Este aspecto resulta sensible en países como Alemania, los que identifican una afinidad cultural y un compromiso común con la democracia y el estado de derecho, y donde se han definido lineamientos a nivel gubernamental para el espacio latinoamericano y el Caribe que tienen que ver con reforzar estos valores comunes, más el énfasis en los derechos humanos. Abordar el ámbito migratorio, cooperar en la lucha contra el crimen organizado y promover un desarrollo sostenible consolidando la cohesión social y en armonía con el medio ambiente. Una relación que va más allá de lo meramente comercial.

Por ambas partes debe haber propuestas de trabajo y actuación conjunta a nivel internacional, transformando la “asistencia” en “cooperación”. Un ámbito distinto para actuar como “socios a nivel mundial” aprovechando las oportunidades económicas y ampliando la asociación de personas en las cuales aprendamos los unos de los otros.

¿Qué significa esto? Que ambos deben al menos trabajar en tres áreas: una primera, abordar la seguridad, medio ambiente, globalización, comunidades culturales y migraciones, sintiéndonos comprometidos en lo que nos une. Segundo, una cooperación económica, de relaciones comerciales e industriales, en donde, a modo de ejemplo, sería interesante que los alemanes miraran urbes como Ciudad de México, São Paulo y Santiago. Resulta especialmente relevante que los latinoamericanos sepan aprovechar mejor los tratados con más capacitación, especialmente dirigida a las pymes y promoción del emprendimiento, junto al desarrollo de la inteligencia de mercados, que promuevan la inversión extranjera y oportunidades de negocios en Europa. Tercero, un intercambio cultural y científico en investigación y formación académica, con participación de expertos en proyectos binacionales en los cuales tengan mayor preponderancia el diálogo y la cooperación entre empresas y universidades públicas y privadas. En ese sentido es expectante la futura creación de una Fundación con sede en Hamburgo que se ocupará de estos temas. Pero aquí deberá ponerse a prueba la creatividad en una relación que no sólo debe ser unidireccional, sino en ambos sentidos. Una cooperación tecnológica y de innovación, por ejemplo, en donde empresas alemanas tengan interés no sólo en la formación de los latinos, sino también en enviar a sus propios profesionales a conocer y adquirir experiencia. Lo mismo debiera suceder en sentido inverso, donde los profesionales latinoamericanos debieran aprender de la experiencia europea.

Resulta clave poner la prioridad en la cooperación y el desarrollo a través del incentivo para que las empresas que vengan a Latinoamérica cuenten con una estructura legal fuerte que proteja y promueva las inversiones extranjeras. Asimismo es prioritario avanzar en temas de capacitación profesional y fortalecimiento de Asociaciones Civiles como agentes del desarrollo y fiscalizadores de la ejecución de los proyectos que vienen a Latinoamérica.

La profundización y fortalecimiento de relaciones entre ambos continentes necesitan un reimpulso. La “reconquista” esta vez no será por la fuerza ni el dinero, sino por la seducción y la complicidad de ambas partes.

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