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Mil millones de razones para estar enfurecido
Jue, 12/08/2010 - 11:15

José Graziano da Silva

Mil millones de razones para estar enfurecido
José Graziano da Silva

Representante Regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) para América Latina y el Caribe. Ingeniero agrónomo, PhD en Economía, fue Ministro Extraordinario de Seguridad Alimentaria y Combate al Hambre de Brasil (2003), y responsable por la implantación de la estrategia Hambre Cero en este país. Sus áreas de especialidad son economía agrícola, seguridad alimentaria y combate al hambre; desarrollo rural, políticas agrícolas y desarrollo económico.

El desayuno con el cual empezamos el día es un privilegio ausente en la vida de cerca de mil millones de personas en todo el mundo. Mil millones es una cifra difícil de poner en perspectiva. En especial, cuando hablamos de personas. Significa que una de cada seis personas sufre de hambre crónica y no sabe si logrará alimentarse adecuadamente cada día.

Las consecuencias son trágicas. Causa la muerte de un niño cada seis segundos. Y roba la posibilidad de una vida digna a millones de otras personas.

Frente a una tragedia tan grande, el instinto natural nos lleva a la negación, a quitarla de la vista, a hacer como si no existiera.

Sin embargo, no podemos quedarnos indiferentes, tenemos mil millones de buenas razones para enfurecernos con esta situación y hacer lo que esté a nuestro alcance para cambiarla.

Hay diversas maneras de demostrar la rabia que esta situación nos causa. Una de ellas es sumarse al proyecto 1billionhungry (mil millones de hambrientos). Esta campaña mundial lanzada por FAO busca recolectar un millón de firmas de rechazo contra el hambre, y darle una voz a los que ya no tienen fuerzas para hacerse oír.

El mundo posee los recursos naturales, financieros y científicos para hacer que el hambre pase a la historia. En diversas ocasiones, los líderes mundiales han manifestado su compromiso con la erradicación del hambre. Sin embargo, todavía falta transformarlo en acciones concretas respaldadas por la inversión que ellas necesitan.

Los recursos destinados para la agricultura y la alimentación han aumentado en los últimos años, pero todavía son insuficientes y siguen bajo los niveles de inversión que existían a principio de los años 80.

Con una fracción de los billones de dólares que los gobiernos -principalmente los de los países en desarrollo- invirtieron en sus economías para rescatarlas de la crisis financiero-económica del 2008, podríamos acabar con el hambre de una vez, y garantizar la alimentación digna a todos los hombres, mujeres y niños que deben soportar un mal innecesario.

El proyecto 1billionhungry es una herramienta importante para lograr este objetivo. Aunque individualmente no tengamos cómo levantar los recursos necesarios, firmando la petición dejamos claro a los políticos que esta debe ser una prioridad y que, como sociedad, no aceptamos convivir con el hambre. Un millón de firmas ayuda a crear voluntad política e incentiva la acción de los gobiernos a esta situación vergonzosa.

La inversión en la agricultura, la reafirmación de políticas nacionales de seguridad alimentaria, leyes que promuevan el derecho a la alimentación y que sean una política de Estado, y no sólo del gobierno de turno; el fomento a la agricultura familiar y a la producción doméstica de alimentos, son algunas de la medidas que los gobiernos deben impulsar para frenar este espiral de pobreza y hambre en que el mundo ha caído en los últimos años.

La comunidad internacional también cumple un rol fundamental, incrementando la ayuda internacional a la agricultura y la alimentación, y enfocando los recursos en actividades que aumenten la capacidad local de producir alimentos.

El precio de no actuar es más grave de lo que las personas imaginan: la crisis de los años 80 nos dejó una lección desalentadora: los índices sociales tardan al menos el doble en recuperarse que los índices económicos.

Eso significa que podemos tener un pie fuera de la crisis desde un punto de vista macroeconómico, pero que aún tenemos ambos pies en medio de la tormenta en cuanto al efecto social que esta ha tenido, especialmente sobre las poblaciones más vulnerables.

Los invito a todos a dar un paso hacia adelante y a firmar la petición de la FAO: para repetir ante los líderes del mundo el eslogan de la campaña: hay mil millones de hambrientos en el mundo, eso me enfurece y no voy a seguir soportándolo.

Firmen la petición en www.1billionhungry.org/rlc.