Los mercados globales tendrán un año “ok” en el 2016. ¿Qué quiere decir? El dinero invertido en la bolsa de Estados Unidos, regido por los índices que siguen el S&P500, pagará sólo unos puntos por encima de lo que pagan los dividendos corporativos (2%), llegando a un total de 3 a 4% retorno total. Las inversiones en los índices de las bolsas europeas redituarán entre 12% y 15%, mientras que a Japón le irá relativamente bien con rendimientos de aproximadamente 15%. También los bonos en Mercados Emergentes ganarán algo de valor, mostrando una reversión a la media luego de un pésimo año.
Los inversionistas que se dediquen a invertir en países o regiones que están experimentando una política monetaria expansiva podrían llegar a ver buenos resultados. Países como Alemania, Reino Unido, o Japón se encuentran ahora donde Estados Unidos estaba hace cinco años, lo que favorece a los mercados con la inyección de dinero gubernamental.
Inflación rápida llevaría a crisis. La inflación en Estados Unidos vemos que se mantendrá por debajo del target de la Reserva Federal. Sin embargo, si pasa lo contrario y finalmente la inflación acelera rápido, podríamos tener un escenario tipo “1997”, cuando Estados Unidos subió las tasas muy rápido, lo que apreció el dólar y generó una crisis en los mercados emergentes y terminando de denominarse como primera crisis de la globalizació. En este caso, la Reserva Federal tendría que nuevamente enfrentarla con ajustes monetarios.
El escenario alternativo (más benevolente) también incluye la expectativa que las autoridades en China se mantendrían con la intensión de evadir cambios bruscos (reduciendo tasas de interés y la política fiscal de estimulación monetaria).
Y todavía no hablamos del petróleo. Todas estas predicciones para los mercados accionarios asumen que en el 2016 veremos una recuperación de los precios del crudo, gracias en parte al colapso en la producción de petróleo en Estados Unidos y Canadá y asumiendo también que el dólar volverá a su promedio del largo plazo.
El escenario alternativo lo veríamos si los precios del petróleo siguen cayendo. Esto se daría si el dólar continúa su apreciación y si sigue habiendo una gran desproporción entre oferta y demanda del petróleo. En este caso, veríamos dos consecuencias importantes aunque poco probables. En primer lugar, los bonos de alto rendimiento de Estados Unidos experimentarían grandes defaults. Por otro lado, los mercados emergentes colapsarían como en el año 1997.
Esperemos entonces que el petróleo siga su recuperación.