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Agenda urbana 2.0: lo inmóvil, lo obsoleto y lo nuevo
Jue, 05/06/2014 - 11:06

Nora Libertun

¿Cuál es el origen de la riqueza de una ciudad?
Nora Libertun

Nora Libertun de Duren es especialista líder en Vivienda y Desarrollo Urbano en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Anteriormente, se desempeñó como Directora de Planificación de la Ciudad de New York, Department of Parks and Recreation, Profesora Adjunta Asistente en University of Columbia, y editora del MIT Journal of Planning. Su trabajo examina las implicancias espaciales y sociales de los nuevos modos de urbanización, y ha sido publicada en prestigiosos jornales científicos. Ha recibido numerosas distinciones, incluyendo la beca presidencial del MIT, de Harvard-Fortabat, Fulbright, y la Medalla de Oro de la Universidad de Buenos Aires. Cuenta con un doctorado en urbanismo y planificación regional del Massachusetts Institute of Technology, una maestría en diseño urbano de Harvard University, y otra en arquitectura de la Universidad de Buenos Aires.

¿Cuánto ha cambiado la agenda urbana las dos últimas décadas? El viejo Zenón de Elea planteó una paradoja a sus discípulos: Aquiles nunca podrá alcanzar a una tortuga, decía, porque mientras Aquiles corre, la tortuga se mueve.

Algo similar ocurre con la agenda urbana. Los cambios sociales y demográficos ocurren a pasos tan acelerados que las metas que nos planteamos se han ido transformando antes de que las hayamos alcanzado. Desde 1995 hasta la fecha, 75 millones de personas han salido de la pobreza para transformarse en una flamante clase media. Esta sola cifra muestra la magnitud de los logros alcanzados en desarrollo económico. Y nos da una señal de alerta en el sentido de que las necesidades han cambiado cualitativamente. ¿Cómo afecta esto nuestra agenda urbana?

En la medida en que los hogares aumentan sus ingresos, hay desafíos urbanos nuevos, otros constantes, mientras que algunos paradigmas se vuelven obsoletos. ¿Cuáles son?

1.-Lo inmóvil: persisten tres tipos de déficits urbanos en nuestra región, los mismos de hace 20 años

*Déficit en el acceso a la vivienda: a pesar de importantes mejorías en el acceso a la vivienda,  hoy uno de cada tres hogares sufre algún tipo de déficit. Por ejemplo, 40 millones de hogares carecen de infraestructura básica, no ostentan títulos de propiedad, o bien viven en condiciones de hacinamiento. Otros 15 millones de hogares comparten su vivienda con otro hogar, o bien habitan moradas improvisadas.

*Déficit de infraestructura y servicios urbanos: las carencias son evidentes en zonas formales e informales, afectando la totalidad de la organización urbana. Por ejemplo, un estudio del BID revela que casi la mitad de los trabajadores urbanos pasan más de una hora y media al día en el trayecto del hogar al trabajo; otro estudio muestra que un tercio de los residentes ha visto su barrio inundado en el último año.

*Deficiencias en gobernanza urbana: la madre de todos los déficits, representada por el aumento de las demandas de los residentes y el estancamiento de la autonomía fiscal de las autoridades locales.

2.-Lo obsoleto

*¿Fin de la informalidad?: los déficits y la informalidad están íntimamente ligados. Durante décadas se pensó que la erradicación de la informalidad sería la solución de raíz para los problemas urbanos. Pero “erradicar” implica desplazar forzosamente a los residentes informales. ¿Es posible desplazar a un tercio de la población urbana de la región? No es sorprendente que este paradigma se haya generado en el periodo de dictaduras militares en América Latina; en un contexto de democracia, en cambio, ha sido abandonado.

*¿El retorno del inmigrante rural?: Durante algún tiempo se pensó que la inmigración campo-ciudad era un problema de incentivos. Y que con los incentivos correctos la gente podría retornar a la vida rural. Nada de eso ha sucedido. La diferencia de ingreso entre la ciudad y el campo es enorme. En México, por ejemplo, trabajar en ciudades da un ingreso promedio 50% más alto que trabajar en el campo.

*¿Es la informalidad un problema “transitorio”?: Durante bastante tiempo se pensó que la informalidad era un efecto secundario del desarrollo económico, una etapa intermedia entre una economía rural y una industrializada. Sin embargo, los precios del suelo y de las viviendas ha aumentado en paralelo con el aumento de los ingresos. El sector informal sigue sin la capacidad financiera de acceder a una vivienda formal. La informalidad es, entonces, un problema permanente.

3.-Lo nuevo

*Calidad: en la medida en que la vivienda social se masifica, los estándares de antes ya no son suficientes. ¿Puede una vivienda social lejos de los centros urbanos mejorar la calidad de vida de sus habitantes?

*Sostenibilidad: ¿cómo crecer sin aumentar la huella de carbono y preservando el suelo rural? En este momento, la mancha urbana crece a un ritmo más rápido que la población urbana. Y esa tendencia se agudizará porque el aumento de los ingresos de los hogares conlleva un aumento en la demanda de suelo

*Espacio Público: la calidad del espacio público está ligada a la interacción social, y por ello afecta fenómenos como el crimen y la violencia, la movilidad social, la creatividad, el arte y la cultura cívica. Sin espacios públicos no hay incentivos para crear una ciudad compacta, decae la inversión y se pierde en calidad de vida.

Esta es la lista de los desafíos. Como saben bien los corredores, a veces se puede mirar atrás para felicitarnos por la distancia recorrida, pero lo imprescindible es tener la mirada fija en la meta. Sobre todo cuando es una meta en movimiento, como los desafíos urbanos.

*Esta columna fue publicada originalmente en el blog URBE & ORBE.

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