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Crisis económica y polarización política
Mar, 02/01/2018 - 08:49

Farid Kahhat

Las buenas noticias que trae el fallido atentado a Times Square
Farid Kahhat

Peruano, doctor en Relaciones Internacionales, Teoría Política y Política Comparada en la Universidad de Texas, Austin. Fue comentarista en temas internacionales de CNN en español, y actualmente es profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la PUCP (Perú) y analista internacional.

"Tuvimos que luchar contra los viejos enemigos de la paz -los monopolios empresariales y financieros, la especulación, la banca irresponsable, los antagonismos de clase, los intereses particulares y quienes lucran con la guerra. (…). Sabemos ahora que ser gobernados por el dinero organizado es tan peligroso como ser gobernados por el crimen organizado".

Si lo anterior parece un discurso de izquierda radical, tal vez sea porque lo es. Pero no lo proclamó un líder comunista, sino el entonces presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt: fue parte de un discurso en el Madison Square Garden durante su campaña para las elecciones generales de 1936. Y con ese discurso ganó todos los Estados de la unión americana, salvo Maine y Vermont. Ganó además una mayoría superior a los dos tercios en ambas cámaras del Congreso.

Ello, sin embargo, no ocurrió como consecuencia del radicalismo intrínseco del electorado estadounidense. Tan solo cuatro años antes de elegir por primera vez a Roosevelt, ese electorado había elegido presidente al empresario republicano Herbert Hoover. Roosevelt debía su popularidad a los resultados económicos de su gestión, la cual eventualmente rescató a los Estados Unidos de los estragos de la Gran Depresión (aunque sus políticas, antes que tributarias de ese discurso radical, siguieron lineamientos que teorizó un integrante del Partido Liberal británico, John Maynard Keynes). La Gran Depresión también contribuyó a radicalizar a un segmento significativo de la sociedad alemana, pero en la dirección opuesta: allí un régimen liberal (la República de Weimar) fue reemplazado por el régimen fascista de Adolfo Hitler.

Los estudios académicos advierten contra la presunción según la cual el radicalismo conservador en sociedades occidentales puede explicarse sólo con base en la economía. Pero reconocen que los problemas económicos propician su crecimiento. Por ejemplo, los economistas Manuel Funke, Moritz Schularick y Christoph Trebesch construyeron una base de datos que cubre 800 elecciones generales en 20 países, desarrolladas entre 1870 y 2014. Concluyeron que, en promedio, los partidos de extrema derecha incrementan su proporción de votos en un 30% dentro de los cinco años posteriores a una crisis financiera (no sucede lo mismo con las recesiones, que no coinciden con una crisis financiera). El efecto, sin embargo, se revierte durante el siguiente lustro: diez años después del comienzo de una crisis financiera, el respaldo electoral de la extrema derecha suele volver al nivel inicial.

Si bien pasó ya una década desde el inicio de la crisis financiera de 2007, los autores sugieren una razón por la cual sería prematuro cantar victoria. Aquella fue denominada la "Gran Recesión" porque fue la mayor crisis del sistema capitalista internacional desde la Gran Depresión. En parte por ello sus consecuencias políticas fueron mayores a lo habitual: en siete de los 20 países estudiados, la proporción del voto que obtuvo la extrema derecha creció en más del doble. A eso podría añadirse que la crisis financiera de 2007 fue precedida por décadas de crecimiento en la desigualdad en la distribución de ingresos en los países estudiados (y algunos indicios sugieren que esa desigualdad también propicia la polarización política).

Si bien la extrema derecha en países desarrollados culpa a inmigrantes y extranjeros por sus problemas, cuando estos no existen los inventa: los judíos a los que Hitler definía como agentes de una conspiración extranjera eran ciudadanos alemanes.

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