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El papa Francisco y la teta
Lun, 11/08/2014 - 11:07

Florencia Lopez Boo

Lactancia materna en el trabajo: lecciones del Obamacare
Florencia Lopez Boo

Florencia López Boo es un economista senior en protección social con la Unidad de Protección Social y Salud del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Sus cargos anteriores incluyen el trabajo en el Departamento de Investigación del BID, el Banco Mundial, el Instituto OPHI en el Departamento de Desarrollo Internacional de la Universidad de Oxford, así como la enseñanza en la Universidad de Oxford y la Universidad de Louvain-la-Neuve. Su trabajo se enfoca en temas de desarrollo infantil temprano y evaluación del impacto de los programas de protección social. Recibió un doctorado en economía de la Universidad de Oxford y una maestría de la Universidad de Namur. Publicó en revistas con referato como el Economic Letters, Journal of Development Studies y el Cambridge Journal of Economics y es co-autora del capítulo sobre el efecto de la crisis sobre la educacion en el libro "Social and Labor Market Policies for Tumultuous Times: Confronting the Global Crisis in Latin America and the Caribbean" (2009). Florencia es de nacionalidad argentina, y es también investigadora asociada del Instituto del Trabajo (IZA).

Jorge Mario Bergoglio tiene 77 años, nació en Flores, barrio típicamente de clase media de la Ciudad de Buenos Aires y es fan de San Lorenzo, mi equipo preferido de futbol (¡después de Boca!). El 13 de marzo fue su primer aniversario como uno de los hombres más famosos del mundo pero... quizá tú lo conozcas como Papa Francisco. ¿Por qué este Papa se hizo tan famoso?

Por varias razones entre las que se destacan sus actitudes de genuina sencillez y humildad, entre las  cuales resaltan su decisión de residir en la casa de huéspedes del Vaticano en lugar de la lujosa residencia usada por los Papas anteriores desde 1903, o porque la famosa revista Time de Estados Unidos lo eligió la persona del año 2013. Al largo listado de bondades se agrega una nueva razón, ¿sabes cuál? El Papa Francisco es el nuevo aliado de la lactancia materna.

A principios de este año, mientras se bautizaban varios niños en la Capilla Sixtina, se dirigió a un grupo de madres cuyos bebés lloraban visiblemente de hambre y les dijo: “si los niños tienen hambre, no lo piensen dos veces y aliméntenlos, ellos son las personas más importantes aquí presentes”. Poco después Chessa Lutter publicó un muy buen artículo en el Blog de Global Health, de la publicación The Lancet, calificando al Papa como el nuevo “aliado de la lactancia materna”.

Hemos hablado muchísimo de los beneficios de la lactancia en este blog y no es mi intención volver a repetirlos. Más bien, una de las cosas que más me motivó de esta noticia es la manera llana, sencilla y clara de incentivar a las madres a amamantar en público. Si tuviésemos más de estos “comunicadores sociales”, no necesitaríamos tanto dinero en campañas publicitarias de promoción de la lactancia, las cuales, en muchos casos, no han tenido éxito. Ojalá muchos líderes políticos, sociales y culturales siguieran el ejemplo del Papa. También las organizaciones internacionales debemos aprender a dar mensajes más claros y directos para tener impactos concretos.

Mi otra reflexión es que claramente este Papa habla desde sus raíces argentinas.  Si uno camina por Buenos Aires, sea el barrio que sea, no es raro ver mujeres amamantando  a sus hijos de hasta dos años o más en cualquier lugar y en cualquier momento, incluyendo el colectivo, la plaza, el taxi, el bar, y hasta el cine  (cosa que sorprende muchas veces a los turistas).   

Tanto en América Latina como en países anglo-sajones, ¡aún existen prohibiciones del amamantar en público! ¿Por qué una cantante en la televisión con un gran escote es más aceptable socialmente que una mujer amamantando en una plaza? Cuando he hecho esta pregunta a amigas y colegas he escuchado respuestas en las que se mezclan el (¿falso?) puritanismo y la vergüenza.  Que sea un religioso el que pone este mensaje sobre la mesa, desacredita bastante al argumento puritano, pero queda la vergüenza. ¿Vergüenza de qué?  Ahí es donde el Papa dice “no lo piensen dos veces”… el  hambre de tu  hijo es más importante que los diez centímetros de teta que puede ver tu vecino del banco de la Capilla Sixtina.

*Esta columna fue publicada originalmente en el blog Primeros Pasos del banco Intemericano de Desarrollo (BID).