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Las próximas elecciones en Bolivia
Vie, 13/06/2014 - 10:13

Marcelo Ostria Trigo

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Marcelo Ostria Trigo

Abogado boliviano, fue Encargado de Negocios en Hungría (1971-1973), Embajador en Uruguay (1976-1977), Venezuela (1978), Israel (1990-1993) y Representante Permanente ante la OEA (1999-2002). Se desempeñó como Secretario General de la Presidencia de la República (1997-1999) y como Asesor de Política Exterior del Presidente de la República (2005). En el Ministerio de Relaciones Exteriores, entre otras funciones, fue Director de Asuntos de América Latina, Director General de Política  Exterior y Viceministro de Relaciones Exteriores. Es columnista de los diarios El Deber de Santa Cruz (Bolivia),  El Nacional (Tarija, Bolivia) y de Informe (Uruguay). Ha publicado los libros “Las negociaciones con Chile de 1975” (Editorial Atenea, 1986), “Temas de la mediterraneidad” (Editorial Fundemos), 2004) y “Baladas mínimas” (Editorial El País, 2010).

Las elecciones presidenciales y legislativas en Bolivia han sido fijadas para el 12 de octubre próximo. Como ya era previsible, ya hay un candidato tempranero: el propio presidente Evo Morales que terciará en los comicios con el propósito de ser electo por tercera vez.

El actual mandatario ganó las elecciones generales del 18 diciembre de 2005 (asumió la presidencia el 22 de enero de 2006), obteniendo el 54,74% de los votos y fue reelecto, conforme lo establecido por la nueva Constitución Política del Estado, el 6 de diciembre de 2009, con el 64,22% de los votos.

Pero la pretensión del presidente Morales de buscar un tercer período tiene un obstáculo legal: La nueva Constitución boliviana, que fuera impulsada por su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), aprobada en enero de 2009, tiene cinco disposiciones transitorias. La tercera establece: “los nuevos periodos constitucionales del presidente y vicepresidente de la República, y de los senadores y diputados, alcaldes y concejales a los que se refiere la presente ley se aplicarán a partir de la fecha de la renovación del correspondiente poder, órgano o autoridad”. Consecuentemente, el presidente Morales, ya fue reelecto el 6 de diciembre de 2009, por lo que debería estar inhabilitado para candidatearse por tercera vez: “el período del mandato de la presidenta o del presidente y de la vicepresidenta o del vicepresidente es de cinco años y pueden ser reelectas y reelectos por una sola vez de manera continua”, manda la nueva Constitución.

Ante la clara disposición constitucional que sólo admite una reelección de los primeros mandatarios, se buscó un ardid: “… la CPE se aprobó y se puso en vigencia a principios de 2009, por lo que las elecciones de diciembre de ese año fueron las primeras en el nuevo Estado Plurinacional y las que se llevarán en 2014 serán las segundas, por lo que, (los partidarios de Evo Morales) afirman, se cumpliría con el artículo 168 de la CPE” (Paúl Antonio Coca Suárez Arana, en Análisis de la propuesta de re-reelección presidencial en Bolivia. Bolpress. 25.02.2013).

En efecto, el oficialismo formuló un proyecto de ley cuyo artículo cuarto ratifica esta curiosa interpretación: “I. De conformidad a lo establecido en el Artículo 168 de la Constitución Política del Estado, el presidente y vicepresidente elegidos por primera vez a partir de la vigencia de la Constitución, están habilitados para una reelección por una sola vez de manera continua”. Se consultó al Tribunal Constitucional, el que en un fallo que recuerda las maniobras del sandinista Daniel Ortega, en la Corte Suprema de Justicia de Nicaragua, se pronunció por la constitucionalidad de la ley que interpreta que Evo Morales y Álvaro García Linera pueden ser candidatos y electos presidente y vicepresidente por tercera vez consecutiva.

Se sabe que nada se puede hacer frente a la decisión inapelable del Tribunal Constitucional. Los opositores, ante esta evidencia, buscaron -y siguen haciéndolo- alternativas para hacer frente a una candidatura oficial que, desde el inicio, contraría la ley y que, como ya se denuncia, estaría marcada por el fraude. La consigna, entonces, es aunar a los opositores para hacer frente al Movimiento al Socialismo, como se hizo en Venezuela, aunque las realidades defieren, pese a la cercanía política entre el chavismo venezolano y el Movimiento al Socialismo de Evo Morales.

Una característica del panorama político de Bolivia en tiempos de democracia fue la dispersión de opciones electorales. El gran número de partidos conspiraba para la obtención de mayorías que puedan hacer posible la gobernabilidad, lo que resultó en regímenes débiles, más preocupados en mantenerse en el poder que en administrar el país.

Pero la insistencia en buscar la unidad proviene principalmente en la comprobación de que, según todas las encuestas,  ninguno de los hasta ahora posibles candidatos opositores solos, el gobernador del departamento de Santa Cruz, Rubén Costa, que para terciar en las elecciones generales de octubre próximo fundó el Movimiento Democrático Social; el empresario Samuel Doria Medina, que nuevamente será candidato de Unidad Nacional, y el ex alcalde de La Paz, Juan del Granado, líder del izquierdista Movimiento sin Miedo, podrían evitar que el presidente-candidato gane las elecciones presidenciales y que su partido, el Movimiento al Socialismo, mantenga su mayoría de dos tercios en ambas cámaras de la Asamblea Legislativa. La mayoría de las encuestas, asignan al presidente Morales alrededor del 40% de las preferencias.

La Constitución boliviana establece que para ganar la presidencia, en la primera vuelta electoral, el candidato mayoritario debe obtener, por lo menos, el 40% de los sufragios y superar al candidato que le sigue al menos con el 10% de los votos. Una oposición unida tendría, entonces, alguna opción de llegar a la segunda vuelta y entonces disputar el gobierno que está en manos del oficialista desde enero de 2006. Claro que, para ello, se requeriría la unidad de las opciones electorales opositoras actuales y que no surjan otras candidaturas y frentes electorales separados de oposición. Sin embargo, el justificativo para el optimismo opositor se basa en que es posible, en una segunda vuelta, disputar la presidencia a Evo Morales, contando con una polarización política que hasta ahora no se da.

Preocupa también la advertencia de Fernando Bazúa, investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) y del Instituto de Estudios Políticos Avanzados, (IIEPA), de que en las elecciones de octubre en Bolivia se prepara un monumental dolo: “… en caso de no realizarse un cambio substancial en el Tribunal Supremo Electoral (TSE) habrá un fraude electoral en octubre de 2014, donde el presidente Evo Morales obtendría un cómodo resultado ganador”.

“Evo, Linera y su cúpula, ya lo han pensado así, y  a como dé lugar se jugará y efectuará nuevamente ese fraude, ya que les resulto muy bien dirigiendo, manipulando, derrochando dinero de los bolivianos”, finaliza.

Si esto es así, la suerte está echada.