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Promesas y retos de la educación superior en A. Latina
Mié, 25/10/2017 - 11:07

Carolina González Velosa

La igualdad en el mercado laboral empieza por casa
Carolina González Velosa

Carolina González Velosa se vinculó a Banco Interamericano de Desarrollo en 2011 y desde entonces se especializa en el área de mercados laborales. Cuenta con un doctorado en economía de la universidad de Maryland y un pregrado en economía de la Universidad de los Andes en Bogotá.

Una de las transformaciones más importantes que ha tenido el sistema educativo en América Latina y el Caribe es el dramático aumento en el acceso a educación superior. Entre 1996 y 2014, la cobertura aumentó en más del doble (del 18% al 44%) como resultado de un esfuerzo en el gasto público y en la inversión privada. Los gobiernos aumentaron el gasto en educación superior hasta alcanzar un promedio de 1% del PIB, poniendo la región a la par con los países de la OCDE. Adicionalmente, los hogares aumentaron sus inversiones, lo que se ha visto reflejado en un aumento generalizado en la matrícula en instituciones privadas.

En muchos países esta transformación trajo consigo un crecimiento en el acceso a la población de menores ingresos, que tradicionalmente había sido excluida del sistema. En países como Colombia, Chile y Argentina, la tasa de matrícula de quienes están en los dos quintiles más bajos de la distribución de ingresos es de más del 20%. Así, si bien aún es importante facilitar el acceso en los grupos más vulnerables, la educación superior en la región está dejando de ser un privilegio de las élites para convertirse en una aspiración legítima de todos.

Más instituciones y más programas

La expansión se ha visto también reflejada en un aumento en la cantidad y diversidad de instituciones y programas de educación superior. En la última década, el número de instituciones en Brasil se dobló y en México aumentó en un 50%. Y entre 2001 y 2011, el número de programas de educación superior ofrecidos en Colombia se duplicó. Además, los programas técnicos y tecnológicos (TyT) crecieron en importancia: hoy en día uno de cada cinco alumnos de educación superior en la región está matriculado en un programa TyT. Y en países como Colombia y Chile, esta proporción llega a un tercio.

En suma, la región cuenta ahora con un sector mucho más amplio, accesible y diverso, lo que puede traer importantes beneficios económicos y sociales a la región. Que cada vez más personas en América Latina y el Caribe puedan acceder a un título profesional es reflejo del crecimiento de la clase media en la región y una excelente noticia que debemos celebrar.

También hay grandes retos

Pese a los avances de estos años, la educación superior de América Latina y el Caribe también enfrenta grandes retos.

El primero tiene que ver con la formación de los estudiantes que ingresan al sistema. Evidencia reciente para Colombia muestra que, desde el año 2000, se ha ido reduciendo el nivel promedio de preparación académica de quienes ingresan a la educación superior. Y esto estaría teniendo repercusiones sobre los altos niveles de abandono en el sistema. Actualmente, el 68% de los estudiantes de la región que ingresan a programas de pregrado no lo terminan.

Un segundo reto tiene que ver con la calidad de la oferta educativa. La proliferación de nuevas instituciones y programas está demandando de los gobiernos mayores esfuerzos en materia de supervisión y aseguramiento de la calidad. Estudios recientes revelan una gran heterogeneidad en la oferta: en la región coexisten programas altamente rentables y otros que implican grandes pérdidas económicas para sus egresados. A ello se suma la necesidad de garantizar que la formación esté alienada a las necesidades del sector productivo, en un contexto en el que los rápidos cambios tecnológicos pueden transformar la demanda laboral de manera acelerada.

Finalmente, está el tema de financiamiento. Si las perspectivas fiscales a mediano plazo de la región no mejoran, se va a restringir la capacidad de subvencionar la educación superior. Y, en la medida en que en muchos países el esfuerzo público ya es comparable al de las economías avanzadas, la opción de incrementar el gasto sustantivamente es limitada. En un entorno de crecimiento de la clase media en el que cada vez más familias aspiran a un título en educación superior, resultará indispensable introducir innovaciones financieras.

En ‘Aprender mejor: Políticas públicas para el desarrollo de habilidades’, la reciente publicación insignia del BID que analiza la formación en habilidades a lo largo de todo el ciclo de vida, profundizamos en este diagnóstico. En un capítulo enfocado en educación superior, ofrecemos una serie de principios de política para avanzar en cobertura y al mismo tiempo asegurar calidad y pertinencia. La región de América Latina y el Caribe está dando pasos firmes en el acceso. Es importante profundizar en ello, pero, al mismo tiempo, asegurar la pertinencia y la calidad. De ello depende que nuestros países puedan derivar los réditos del conocimiento avanzado y especializado que caracteriza la educación superior. También dependen los sueños de un número cada vez mayor de estudiantes latinoamericanos.

*Esta columna fue publicada originalmente en el blog Factor Trabajo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).