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Siete claves del informe UNODC 2013 sobre homicidios
Mié, 16/04/2014 - 09:34

Pablo Bachelet

Latinobarómetro: delincuencia la mayor preocupación, pero…
Pablo Bachelet

Pablo Bachelet es especialista principal en comunicaciones del BID. Antes de sumarse al BID en 2008, tuvo un carrera de casi 20 años en periodismo, enfocándose principalmente en temas corporativos y económicos. Escribió para varios medios desde Chile en los años 90, incluyendo el Financial Times y el Times of London, antes de sumarse como corresponsal jefe de Dow Jones Newswires en Santiago. Fue editor ejecutivo de AméricaEconomía, Dow Jones y representante del medio en Buenos Aires. Se trasladó a Washington en 2002, donde trabajó como corresponsal sobre temas económicos y diplomáticos para Reuters y The Miami Herald.

Hoy salió la edición 2013 del Estudio Mundial Sobre el Homicidio, de la Oficinas de Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (Unodc). Es lectura obligada para entender el fenómeno del homicidio en todas sus dimensiones, desde la geografía hasta el género.

La terrible realidad de los homicidios es algo que hemos analizado en el BID, y tuvimos el privilegio de contar con una visita de la coordinadora del estudio, Angela Me. Ella nos indicó, paso a paso, las principales conclusiones del estudio. El informe busca analizar tendencias globales en homicidios y sus causas, para que los países puedan mejor identificar áreas de acción y prevención. El trabajo nos ayuda entender dónde ocurren los homicidios, su intensidad y quién está en mayor riesgo de ser asesinado y dónde.

Cabe destacar que el homicidio es una persona matando a otra con intención de hacerlo. No se incluyen muertes causadas por conflictos armados, suicidios o accidentes de tránsito.

En lo que se refiere a América Latina y el Caribe, hay temas conocidos y otros más sorprendentes. Siete puntos a destacar:

1).- Tasa Alta: la región de las Américas tiene la tasa de homicidio más alta del mundo: 16,3 por cada 100.000 habitantes. Esa tasa incluye Estados Unidos y Canadá. Sin estos dos países la tasa sería más alta aún.

2).- Diferencias Geográficas: dentro de las Américas, hay divergencias importantes en las subregiones. Por ejemplo, en el caso de Suramérica, las tasas de homicidios en Uruguay, Chile y Argentina se acercan a las tasas más bajas de Europa, mientras en el norte de la subregión las tasas se asemejan más a los de Centroamérica. Con pocas excepciones, las ciudades registran mayores tasas de homicidios que las zonas rurales.

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3).- El Impacto del Narcotráfico: el informe consigna que 30% de los homicidios de las Américas están relacionadas con bandas o grupos criminales, frente a apenas el 1% en Asia. Pero ojo con llegar a la fácil conclusión que eliminando el crimen organizado y el tráfico de drogas nos acerca a niveles de otras regiones del mundo. La triste realidad es que las Américas han sufrido niveles de homicidios de entre 5 y 8 veces mayores que los niveles de violencia de Europa y Asia desde los años 50s, antes de la irrupción del fenómeno del narcotráfico.

4).- El Impacto en los Jóvenes: a nivel global 79% de las víctimas y 95% de los asesinos son hombres. El 43% de todas las víctimas corresponden a jóvenes de 15 a 29 años.

5).- Homicidio Interpersonal es estable: según el reporte, “hay una tendencia regional y de género hacia las víctimas masculinas en homicidios vinculados a la delincuencia organizada y las pandillas, pero el homicidio interpersonal cometido por un compañero íntimo o un familiar está distribuido mucho más equitativamente de región a región y es notable que, en promedio, se encuentre estable a nivel global”.

6).- Armas de Fuego: en las Américas, dos de cada tres homicidios son cometidos con armas de fuego, una proporción muy superior a la de cualquier otra región.

7).- Pocas condenas: en las Américas, por cada 100 homicidios, en 53 existen sospechosos y 24 terminan en condenas. Esto es más bajo que Asia (48%) y Europa (81%).

El estudio nos revela dónde estamos parados en América Latina y el Caribe, y cuáles son las subregiones de mayor cuidado. Es un valioso recordatorio de la necesidad de desmenuzar cifras sobre violencia (algo que estamos abocados en nuestro sistema estandarizado de indicadores, conocido como SES) para así diseñar mejores programas de prevención.

*Esta columna fue publicada en el blog Sin Miedos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

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