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Social media: paisaje esperanzador para el verdadero "netizen"
Mié, 03/09/2014 - 10:35

Pablo Albarracín

Big Data: ¿la nueva llave para el desarrollo?
Pablo Albarracín

Pablo Albarracín es periodista de la Universidad de Playa Ancha, Valparaíso (Chile) y actualmente sub editor de AETecno.com, el sitio web de tecnología de Americaeconomía. Trabajó previamente como periodista en Corfo, la agencia chilena estatal de desarrollo; Conicyt, agencia estatal de ciencia y tecnología y en centros de investigación científica universitarios. Ganó el Premio Accenture al Periodismo de Innovación y Tecnología 2013 y es reportero habitual en congresos de tecnología en ciudades como Shanghai, Las Vegas, Sao Paulo, Santiago, Cancún, Río de Janeiro, entre otras.

En el mundo mega tecnologizado de hoy ya no funciona mantenernos al margen de la tecnología ni menos ir en contra de la ola. La actitud que un verdadero netizen (anglicismo que vincula internet y ciudadano) debe incluir siempre el interés de administrar dicha tecnología. Ese es todo el secreto de una buena, sana y productiva convivencia con nuestros dispositivos, software, apps y redes sociales.

Sin embargo, lo ideal no siempre es una conducta masiva. Es más, lo habitual es sentirnos algo sobrepasados por la tecnología que nos rodea, ya que si bien tenemos acceso a ésta y creemos entenderla, no le estamos sacando todo el beneficio que posee y que los teóricos y CEOs tanto enfatizan. Seamos sinceros: somos usuarios amateurs de tecnologías que tienen el potencial de mejorar nuestras vidas y nuestra productividad laboral más allá de nuestra creencia y uso.

Y si existe algo que sí nos preocupa, tanto a nivel individual como en el ámbito nacional y de la sociedad, es la productividad. ¿Cómo podemos ser más eficientes y felices en nuestros trabajos utilizando las tecnologías disponibles? La respuesta: a través de la colaboración. ¿Y cómo se pone en práctica esta colaboración (colaboración interna como externa de una compañía)?: con las herramientas de redes sociales, o mejor dicho, con las soluciones de social media y social business, por ejemplo.

La colaboración, el compartir ideas, conocimientos, soluciones o contactos, puede generar una bola de nieve de perfecta productividad que, lamentablemente, muchos de nuestros jefes aún no comprenden. La inteligencia colectiva es el mayor atributo de una compañía, y al igual que los más finos y esquivos diamantes, hay que saber extraerla y pulir.

Por ejemplo, investigaciones de IBM indican que empleados de compañías y organizaciones medianas ocupan diez horas al mes buscando información relativa a su trabajo en la empresa. Con el uso de herramientas de colaboración del tipo social business las organizaciones incrementan la eficiencia en la búsqueda en 30%, para luego compartir dicha información a través de los diferentes departamentos.

La prestigiosa firma de investigación McKinsey es clara al respecto. En uno de sus estudios sobre las nuevas tendencias de productividad en las empresas y organizaciones, señala que "el principal valor de las tecnologías sociales es el mejoramiento de la comunicación y colaboración a través de la empresa", puntualizando que el social media "es una herramienta de productividad empresarial como lo fue el e-mail en los años 90".

Es por ello que las compañías realmente innovadoras y visionarias, aquéllas que ven esa inteligencia colectiva latente, están invirtiendo en tecnologías de social media, ya no vistas como un lujo o algo cool (como hace algunos años ocurría), sino como una necesidad.

Lo social media es un paradigma mucho más profundo, complejo y útil que la simple asociación a Facebook, Twitter o Instagram, sin desmerecer la enorme riqueza que estas herramientas encierran; lo social media tiene que ver con un nuevo enfoque para hacer las cosas, un new deal en la forma en cómo nos relacionamos en el trabajo, con nuestros colegas y jefes; con clientes, electores y representantes, donde el traspaso abierto y horizontal de información alimenta y potencia toda la cadena.

Las fuerzas laborales, en su mayoría, están entre dos mundos que aún no saben cómo fusionarse. Se ubican en un paradigma vertical de trabajo, con grupos aislados y con poca comunicación entre sí, mientras viven llenos de dispositivos y tecnologías pensadas para romper aquéllo. Existe un sinsentido enorme, puesto que las herramientas tecnológicas están, la voluntad del trabajador está, pero falta el integrador, el maestro de obras, el Hermes Trismegisto que cambie esta realidad y la adapte al mundo colaborativo que se supone debemos practicar. Y esa tarea recae en las juntas directivas de las compañías y, puntualmente, en los CIO, CTO, CDO y en los CEO.

Incluso si nos salimos un poco de la esfera meramente de RR.HH. para meternos en los negocios, podemos decir con total seguridad que estos también están siendo determinados por lo social y la colaboración. En la Administración de la Experiencia del Cliente (CEM, por sus siglas en inglés) está siendo clave el uso del social media. El estudio de Avaya, The Autonomous Customer 2013, dice que 95% de los líderes de negocio encuentra clave el social business, pero 59% dice no tener un plan definido. Esto debería alarmar a los CEO, ya que el mismo estudio detalla que 55% de usuarios ha interactuado con una marca a través de Facebook o Twitter; 80% hace búsquedas online antes de decidir una compra, y 39% contribuye con comentarios o reseñas de productos.

Siguiendo la tendencia, otro estudio de Deloitte y el MIT Sloan Management Review dice que una compañía practica el social business sólo si usa redes sociales de cara al consumidor, emplea herramientas sociales de colaboración interna (como Yammer, Jive, Chatter, etcétera) y utiliza los datos de las redes sociales para hacer inteligencia de marketing u otras decisiones estratégicas.

Para finalizar, les comparto un par de noticias para reflexionar y comprender que el mundo del social business recién comienza y solo hemos visto la punta del iceberg. Recientemente el gigante chino Alibaba llegó a un acuerdo con siete bancos en China para entregar servicios financieros a las pymes que aún no se han bancarizado. ¿La novedad?: construirá el perfil crediticio de los usuarios en base a su comportamiento en redes sociales, a través de avanzadas herramientas de big data.

Mientras que Facebook está preparando el lanzamiento de servicios financieros a través de una plataforma de pagos móviles (¿WhatsApp cobra más sentido?). Obviamente la data que ya posee será suficiente para determinar a quiénes admite como clientes.