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Cómo Irlanda sale de la recesión
Jue, 08/07/2010 - 17:37

Gabriela Calderón

Cómo Irlanda sale de la recesión
Gabriela Calderón

Editora de ElCato.org y columnista del diario El Universo (Ecuador). Se graduó en 2004 con un título de Ciencias Políticas con concentración en Relaciones Internacionales de la York College of Pennsylvania. Sus artículos han sido reproducidos en otros periódicos de Latinoamérica y España como El Tiempo (Colombia), La Prensa Gráfica (El Salvador), Libertad Digital (España), El Deber (Bolivia), El Universal (Venezuela), entre otros. En 2007 obtuvo su maestría en Comercio y Política Internacional de la George Mason University.

“Irlanda sale con fuerza de la recesión” (1) decían varios titulares en la prensa internacional la semana pasada. No obstante, aproximadamente hace un año el FMI declaró que Irlanda se enfrentaba a una recesión que “supera aquella enfrentada actualmente por cualquier otra economía desarrollada y es igual a los episodios de la más severa adversidad económica en la historia después de la Segunda Guerra Mundial” (2). En 2008, el déficit en el presupuesto de Irlanda era igual al de Grecia y la economía irlandesa se contrajo 9% en 2009.

Mientras que muchos gobiernos alrededor del mundo aumentaron el gasto público para estimular sus economías, Alan Reynolds del Cato Institute describió recientemente lo que ha hecho Irlanda: redujo los salarios públicos el año pasado entre 5 y 15% y no implementó aumentos de impuestos perjudiciales. Además, redujo el gasto público en más de 6% (3).

No es la primera vez que Irlanda realiza estos ajustes. En los 80 este país redujo el gasto público en 6,9% entre 1987 y 1989. Esas reducciones en el gasto público hicieron posible una disminución de impuestos. Irlanda que estaba creciendo a un promedio de 0,2% a principios de los 80, llegó a crecer un promedio de 7,2% entre 1989 y 2001. Como la tasa de crecimiento permitía que el PIB se duplicara en cada década, la deuda llegó a constituir 25% del PIB cuando antes de las reformas mencionadas Irlanda estaba endeudada por una cantidad equivalente a 125% de su PIB, donde se encuentra Grecia hoy (4).

En cuanto a Grecia, Steve Hanke, de Johns Hopkins University, dice que puede ser uno de esos casos en que “los doctores matan al paciente”. El gobierno de Papandreou ya ha consultado a Joseph Stiglitz, al FMI y a los burócratas de la Unión Europea. El resultado de estas consultas ha sido que el gobierno ha aumentado dos veces el IVA y el costo de emplear a alguien sigue siendo alto: el empleador tiene que contribuir con 28% del salario de un trabajador al fisco y además el trabajador tiene que aportar directamente un 16% adicional. Hanke asevera que si Grecia redujera los costos laborales eliminando la contribución del empleador, generaría un aumento en su competitividad equivalente al que obtendría si pudiera devaluar su moneda en 44%, medida que tiene un desagradable efecto secundario, llamado inflación (5).

El economista Paul Krugman y el FMI han criticado las medidas de ajuste adoptadas por el gobierno irlandés. Krugman, por ejemplo, señala que Irlanda todavía sigue pagando un interés mucho más alto que Alemania cuando presta en mercados internacionales, a pesar de su drástico ajuste fiscal (6). Lo que el Nobel olvida mencionar es que las cosas podrían ser peores: compare lo que está pagando Grecia, 10,3%, con el 5,38% que paga Irlanda (7).

Los ajustes son inevitables. Solo un gobierno irresponsable deja seguir aumentando el déficit y el endeudamiento del país hasta niveles griegos, sentando las bases para un ajuste cada vez más severo en el futuro. Cuando llegue el momento en que los ajustes sean inevitables, no olvidemos quiénes abultaron el déficit y el endeudamiento durante años, ni mucho menos lo que hizo Irlanda para recuperarse rápidamente.

Esta columna fue publicada originalmente en el centro de estudios públicos ElCato.org.

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