Dentro de América del Norte, México suma capitales que afianzan su perspectiva en la electromovilidad, pero se ubicó tercero con una captación de US$ 11.800 millones; en el caso de Canadá, su inversión asciende a US$ 16.000 millones
Entre los países de América del Norte, Estados Unidos lideró la atracción de inversiones para la producción de vehículos automotores en los últimos tres años, con US$ 95.400 millones.
Muy por debajo de ese nivel, México captó en ese periodo, de 2020 a 2022, un total de US$ 11.800 millones, aunque con inversiones o proyectos que afianzan su perspectiva en la industria automotriz eléctrica.
En la segunda posición quedó Canadá, con llegadas de inversión por US$ 16.000 millones de dólares.
En cualquier caso, debido a la integración productiva regional, los capitales en su conjunto benefician a las tres naciones, quienes este 1 de julio cumplieron tres años de vigencia en operar el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Ya México atrajo una nueva planta de vehículos eléctricos que Tesla construye en Nuevo León, con una inversión que será de alrededor de US$ 10.000 millones, según la Secretaría de Economía.
En esa misma entidad, Navistar produce camiones eléctricos en Escobedo, con la perspectiva de que entre 30 y 50% del total de sus unidades fabricadas ahí sean eléctricas a finales de la presente década.
Aparte de ello, Emmanuel Loo, subsecretario de Inversión de la Secretaría de Economía de Nuevo León, adelantó que el gobierno estatal ya logró cerrar la atracción de una planta de producción de autobuses eléctricos a esa entidad, un anuncio que se hará oficial próximamente.
Sobre el proyecto de Tesla, Loo dijo que la inversión del proyecto se precisará una vez que esta empresa defina el vehículo que producirá en la instalación de Santa Catarina.
También BMW ha anunciado una inversión por US$ 865 millones, a realizarse en los próximos cuatro años, destinada a la fabricación de vehículos eléctricos y baterías de litio en México.
En general, de acuerdo con un análisis de la Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos (USITC), la producción de automóviles de Estados Unidos recibió un impulso de las reglas de origen automotriz del T-MEC en medio de los efectos negativos de los cierres relacionados con la pandemia de COVID-19.
Uno de los factores que determinan el interés por la electrificación de los vehículos es su potencial para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, partículas y otros contaminantes atmosféricos del sector del transporte mediante la reducción del uso de productos derivados del petróleo.
Varios análisis cualitativos realizados por el gobierno estadounidense y fuentes académicas examinan el impacto esperado del sobre la inversión, el empleo, la producción, las ventas y el comercio en la industria automotriz.
Un libro blanco de la Representación Comercial de Estados Unidos (USTR) de 2019 proporcionó la evaluación más positiva del acuerdo, utilizando información agregada de los fabricantes de vehículos de América del Norte.
Ese documento afirmaba que las reglas de origen automotrices del T-MEC conducirían a nuevas inversiones de capital de US$ 34.000 millones en cinco años, un aumento en las compras de piezas de vehículos estadounidenses de US$ 23.000 millones al año y la creación de 76.000 empleos equivalentes a tiempo completo.
En México, otros de los proyectos anunciados en 2022 es el de Link EV Electric Vehicles, armadora de camiones y autobuses de origen chino que llegó con una inversión de 265 millones de dólares a Puebla.
En esta misma línea, Wtech, una armadora de autobuses eléctricos de uso táctico, arribó a Jalisco con una inversión de US$ 180 millones; mientras que en Chihuahua, la empresa Pegatron, proveniente de Taiwán, invirtió US$ 200 millones para su segunda planta en México, la cual será usada para la fabricación de computadoras y electrónicos para autos eléctricos.