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Confianza: la competencia indispensable en la era digital
Jue, 04/10/2018 - 11:07

Ana Paula Assis

Confianza: la competencia indispensable en la era digital
Ana Paula Assis

Ana Paula Assís es Presidente de IBM America Latina.

Hace décadas que la tecnología se utiliza para facilitar el quehacer diario de las personas y ayudar a las empresas a transformar sus operaciones, pero hoy percibimos un cierto asombro en relación a ella… ¿por qué? Porque ahora las tecnologías están empezando a emular las capacidades cognitivas que hasta hace poco eran exclusivas de nosotros, los seres humanos. Si hasta hace no mucho la computación se aplicaba solamente para automatizar procesos, hoy los sistemas de Inteligencia Artificial se utilizan para apoyarnos en la toma de decisiones importantes, como seleccionar el profesional correcto para una vacante laboral o incluso prever la probabilidad de reincidencia delictiva de una persona. Se trata de decisiones que presentan algún cuestionamiento ético y deben tomarse con total independencia de prejuicios, considerando su impacto en la vida de las personas, el futuro de las empresas y el progreso de la sociedad.

Las personas esperan que todas las decisiones y actitudes que una empresa tome se sustenten en principios éticos. Cuando estas acciones se definen con el apoyo de las máquinas, surge la duda de cómo garantizar que estos sistemas 'robotizados' también funcionen de forma ética.

La construcción de los sistemas de Inteligencia Artificial puede explicarse en términos sencillos: estos sistemas no aprenden solos. Al contrario, son entrenados por personas que tienen su propio punto de vista, su experiencia y sus valores. Una vez entrenados, los sistemas toman decisiones sobre la base de lo que aprendieron. Aunque la mayoría de los proveedores de Inteligencia Artificial tienen principios de confianza y transparencia en el desarrollo de esta tecnología, la IA todavía se ve como una especie de caja negra. La pregunta que surge es: ¿Cómo podemos garantizar que las bases de datos usadas para entrenar a esos sistemas no carguen con sesgos discriminatorios?

Para asegurarse de que la IA entregue resultados más asertivos e imparciales, IBM ha desarrollado un sistema capaz de detectar el sesgo, hacer recomendaciones para minimizarlo y aumentar la transparencia, al mostrar los parámetros que el modelo utiliza para llegar a las recomendaciones. El sistema explica en tiempo real lo que lo llevó a tomar una decisión en detrimento de otra. La información se muestra de forma clara para que sea fácilmente entendida no sólo por científicos de datos, sino también por usuarios y líderes de las líneas de negocio que son responsables de las decisiones. Esta nueva herramienta está disponible en IBM Cloud para diversos entornos construidos con inteligencia artificial - no exclusivamente con Watson -, lo cual otorga una mayor transparencia a las principales plataformas de IA del mercado.

Creemos en el poder de la Inteligencia Artificial para transformar (no reemplazar) el 100% de las profesiones, para ayudar a las empresas a innovar, a llevar nuevas experiencias a sus clientes, y para mejorar nuestra calidad de vida y la forma en que trabajamos. Confiamos en que los humanos y las máquinas pueden generar un mejor resultado trabajando juntos, que los humanos por sí solos o las máquinas por sí solas.

Un estudio del Foro Económico Mundial afirma que para 2025, los robots harán más tareas que los humanos, pues desempeñarán el 52% de las actividades profesionales actuales, pero que al contrario de lo que muchos imaginan, la sustitución del hombre por la máquina no afectará los empleos, ya que se crearán casi 60 millones de nuevos trabajos. Dada la tendencia cada vez mayor de que las actividades sean ejercidas por sistemas automatizados, es de esperar que tales sistemas ayuden a los humanos de forma ética y responsable. Y es nuestro compromiso ayudar a las empresas en la transformación de los negocios, aplicando la IA de manera adecuada.

La Inteligencia Artificial ya es una realidad en América Latina. Y cuanto antes rompamos la barrera de la desconfianza, más rápido capitalizaremos los beneficios de las nuevas tecnologías, usándolas para tomar decisiones justas y obtener nuevas ventajas competitivas.

Hace décadas que la tecnología se utiliza para generar progreso. Y hoy, más que nunca, ese progreso depende de la confianza que las instituciones públicas y privadas sean capaces de generar en la sociedad. Eso es lo que diferenciará a los ganadores en esta nueva era. Las preguntas ya no giran más en torno a cuándo y dónde usar la Inteligencia Artificial; la cuestión principal ahora es poder explicar de forma transparente cómo y por quién fue entrenada. Sólo así lograremos que el temor se disipe y podremos aprovechar todo su potencial en beneficio de la humanidad. Depende de todos nosotros garantizar que así ocurra.

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