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El terrorismo mundial tiende a declinar
Lun, 28/01/2019 - 10:17

Farid Kahhat

Las buenas noticias que trae el fallido atentado a Times Square
Farid Kahhat

Peruano, doctor en Relaciones Internacionales, Teoría Política y Política Comparada en la Universidad de Texas, Austin. Fue comentarista en temas internacionales de CNN en español, y actualmente es profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la PUCP (Perú) y analista internacional.

En diciembre pasado, el Instituto para la Economía y la Paz publicó su “Índice de Terrorismo Global 2018”. Contiene información sobre la evolución del terrorismo a nivel mundial en 2017. Ese índice confirma la tendencia registrada en años precedentes: 2017 fue el tercer año consecutivo en el que cayeron las muertes por terrorismo a nivel mundial. Respecto a 2016, las muertes causadas por el terrorismo cayeron en un 27% y la mayor caída se registró en Iraq y Siria. Es decir, en los Estados en los que surgió en 2014 el Daesh, razón por la que ese fue a su vez el año en el que se produjeron el mayor número de muertes por terrorismo desde que existen registros.

El continuo declive en la capacidad operativa de Daesh no se limita a Oriente Medio. De hecho, Europa es la región que registra la mayor caída en la proporción de víctimas mortales (un 75% entre 2016 y 2017). Más aún, entre Enero y Octubre de 2018 sólo se habían registrado diez muertes por terrorismo en Europa Occidental (frente a 168 en 2016 y 81 en 2017). Esas cifras son significativas por dos razones. La primera es que, a diferencia de Iraq y Siria, el número de incidentes terroristas producidos en Europa creció en 2017. Es decir, hubo más intentos de perpetrar atentados que en 2016, pero estos produjeron un menor número de víctimas mortales. Podrían existir dos explicaciones complementarias para esa tendencia. La primera es que, antes que producto de la acción de células organizadas cuyos miembros cuentan con preparación y recursos, esos atentados serían perpetrados en mayor proporción que antes por “Lobos Solitarios”. Es decir, por individuos radicalizados a través de internet pero carentes de adiestramiento, organización o recursos. La segunda explicación sería que ha mejorado la capacidad en materia de inteligencia y coordinación de las agencias de seguridad europeas. Cuál de esas explicaciones tiene mayor importancia para comprender el descenso en el número de muertes es algo que estaríamos a punto de averiguar porque, según el índice, se espera que el número de terroristas europeos que regresan a sus países de origen provenientes de Oriente Medio crezca en 2019.    

En cuanto a las causas probables del terrorismo, estas variarían según si nos referimos a países en desarrollo o a países desarrollados. En los primeros el terrorismo estaría asociado a la existencia previa de conflictos armados: según el índice, “Los diez países con el mayor impacto del terrorismo están involucrados en al menos un conflicto. Esos diez países dan cuenta del 84% de las muertes por terrorismo en 2017”. Estamos hablando por cierto de países que, como Iraq y Siria, fueron víctimas en distintos momentos en el tiempo de intervenciones militares extranjeras (investigaciones como las de Robert Pape sugieren que esa asociación no es una mera coincidencia).   

En los países desarrollados, según el índice, el terrorismo estaría asociado con la alienación social y la carencia de oportunidades económicas, aunque también con su participación en conflictos en otras regiones del mundo. Según algunas estimaciones, por ejemplo, en Europa Occidental individuos con prontuario criminal darían cuenta de entre el 40 y el 60% de los reclutas de Daesh. 

El índice concluye advirtiendo que, a contramano de la tendencia general, las muertes producidas por el terrorismo de extrema derecha en países desarrollados vienen creciendo desde 2013, habitualmente por acción de “Lobos Solitarios”.

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