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Hacia una economía más inclusiva y conectada
Jue, 19/04/2018 - 09:39

Jim Yong Kim

Luchar contra la pobreza en medio de la incertidumbre mundial
Jim Yong Kim

Jim Yong Kim es presidente del Grupo Banco Mundial.

Si bien algunos estudios (PDF, en inglés) pronostican que la automatización eliminará empleos a un ritmo vertiginoso, las tecnologías disruptivas pueden también generar nuevos tipos de trabajo. En nuestro documento provisional del próximo Informe sobre el desarrollo mundial 2019, titulado The Changing Nature of Work (La naturaleza cambiante del trabajo), (PDF, en inglés) se señala que en el siglo pasado los robots han creado más trabajos que los que se han eliminado. La capacidad de la tecnología de producir cambios exponenciales en la forma en que vivimos, trabajamos y nos organizamos nos hace preguntarnos constantemente en el Grupo Banco Mundial: ¿cómo podemos adaptar las habilidades y los conocimientos actuales con los empleos del futuro?

Una respuesta es aprovechando la revolución de los datos para apoyar nuevas vías hacia el desarrollo. Alrededor de 2,5 trillones de bytes de datos se generan todos los días en los teléfonos móviles, sensores, plataformas digitales y otras fuentes. Cuando los datos se usan para ayudar a las personas a adaptarse a la economía que se apoya en la tecnología, esto puede contribuir de manera muy significativa al objetivo de poner fin a la pobreza extrema y la desigualdad. Las empresas tecnológicas, por muy bien intencionadas que sean, no pueden hacer esto por sí solas.

Con este fin, el Grupo Banco Mundial se ha asociado con LinkedIn para usar su gráfico de la economía mundial, (i) creado con los aportes de 546 millones de miembros de esta comunidad, e identificar vías de readaptación profesional y mejoramiento de las competencias de los trabajadores. Esta nueva fuente de datos nos ayuda a entender qué habilidades tienen una alta demanda, qué sectores están ganando o perdiendo trabajadores y en qué lugares se ubica la fuerza laboral.

Al tener más información al nivel de ciudades y países, podemos ayudar a los Gobiernos a identificar habilidades demandadas por sectores en expansión y los programas de capacitación necesarios para apoyarlas. Esto, a su vez, permitirá a los países a crear más (y mejores) trabajos. En una época de rápida evolución tecnológica, cuando la automatización está generando cambios en los sectores y el desplazamiento de empleos, los datos de LinkedIn proporcionan un sistema de “alerta temprana” que puede facilitar respuestas más efectivas de políticas públicas.

Durante más de siete décadas, el Grupo Banco Mundial ha trabajado en todos los sectores económicos para poner fin a la pobreza extrema e impulsar la prosperidad compartida en el mundo. En el marco de nuestro Proyecto de Capital Humano se está conformando una amplia coalición de partes interesadas para evaluar y mejorar las habilidades de las personas jóvenes. Estamos llevando a cabo extensa investigación sobre los nexos entre las inversiones en la gente y el crecimiento económico, y estamos trabajando para movilizar de manera más rápida el financiamiento para inversiones en desarrollo de capital humano.

La alianza con LinkedIn es una de las diversas asociaciones que hemos establecido con el sector privado, ya que estamos trabajando con empresas como Airbnb (i) y Amazon (i) para aprovechar la revolución de los datos en aras del bien común. El mes pasado en el Congreso Mundial de la Tecnología Móvil (i) anuncié el inicio de una alianza con la Asociación GSM (GSMA), una entidad que representa a más de 800 operadores móviles de todo el mundo, con el fin de usar los datos generados en los aparatos móviles y en el internet de las cosas para solucionar los desafíos del desarrollo más cruciales.

En mi discurso señalé que gracias a los teléfonos inteligentes, el internet y los medios sociales prácticamente todos pueden ver cómo viven los demás. Los economistas del Banco concluyeron que a medida que la gente tiene acceso a internet, su ingreso de referencia —es decir, aquel con el que cada persona compara su propio nivel de ingresos— empieza a crecer, generando un aumento de las aspiraciones. Y según estimaciones de algunos estudios, 8000 millones de personas en todo el mundo tendrán acceso a banda ancha en 2025, por lo que sin duda las aspiraciones seguirán creciendo. Los programas de formación y capacitación deben responder a las aspiraciones de la gente. Si eso no sucede, y las aspiraciones se entrecruzan con frustración, los países podrían seguir la senda de la fragilidad, los conflictos, la violencia, el extremismo y la migración.En el Grupo Banco Mundial, creemos que las tecnologías disruptivas pueden ayudar a las sociedades a ser más resilientes y desarrollar nuevos motores de crecimiento económico. El 80 % de las personas en el mundo en desarrollo tiene un teléfono móvil, un porcentaje mayor que el acceso de los niños a la escuela. La tecnología no solo cambia la manera en que interactuamos unos con otros, sino también lo que sabemos acerca de la desigualdad y cómo podemos solucionar este problema.

Asegurarnos que los estudiantes de hoy puedan competir en la economía del mañana exige una visión que se base en el conocimiento y la experiencia tanto del sector público como del sector privado. Una revolución en favor del desarrollo puede adaptarse y complementarse con la Cuarta Revolución Industrial. Nunca me he sentido tan optimista que, al promover la formación de coaliciones y alianzas, podemos apoyar el desarrollo de nuevas áreas de crecimiento para transitar hacia una economía más inclusiva y altamente conectada en los años y decenios venideros.

*Esta columna fue publicada originalmente en la zona de blogs del sitio web del Banco Mundial.

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