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Los días de la cruda verdad en el Vaticano
Mié, 20/02/2019 - 13:10

Christoph Strack

Audiencias con el Sumo Pontífice: diplomacia al servicio de la paz
Christoph Strack

Christoph Strack es corresponsal político de Deutsche Welle.

La avalancha de medios de comunicación, especialmente de Estados Unidos, es enorme. Muchos comparan la atención y tensión de estos días con los de un cónclave de una elección papal. Esta semana pasarán muchas cosas en el Vaticano: la reconstrucción de los abusos sexuales por parte de miembros de la Iglesia, el lema de "cero tolerancia” propagado una y otra vez por el papa Francisco, la postura de la Iglesia sobre la sexualidad del clero, el abuso de poder espiritual a través de las jerarquías.  Todo esto sacude los cimientos de la Iglesia. 

En Alemania, esto se refleja en el creciente número de dimisiones de miembros de la Iglesia. En muchos otros países, donde a diferencia de Alemania la afiliación a la Iglesia no se registra por parte del Estado, la situación no es mejor. Esto se puede interpretar como un indicador de disminución de la confianza en la Iglesia como institución. O bien como una declaración de bancarrota. 

Sin confianza no hay fe

La Iglesia quiere servir a la salvación del pueblo y ahí los factores clave son la confianza y la fe. Y sin confianza no hay fe. Puede haber algunos, como los cardenales alemanes Müller y Cordes, que son solo dos ejemplos, que parecen estar cegados y no quieren verlo. Pero sus palabras parecen burbujas de diálogo de una administración de gracia que hace tiempo está cerrada. 

Desde que Francisco invitó en septiembre a los líderes de las conferencias episcopales y obispos de todo el mundo a esta reunión de crisis (porque no es otra cosa que eso) en Roma y les prescribió conversaciones con víctimas de abusos, siguieron llegando nuevas cifras. Y éstas demuestran que cuando se trata de abusos, la Iglesia también es universal. Desde Polonia hasta México, desde Bélgica y muchas diócesis de Estados Unidos se reportaron nuevas cifras de abusos, solamente por mencionar algunos ejemplos. En otras regiones, especialmente África y Asia, se entregarán casos al Vaticano que no han sido publicados en medios. Cientos de casos, con certeza miles de nuevas víctimas. Probablemente decenas de miles de crímenes. ¡Repugnante, realmente inimaginable!

Y desde hace mucho tiempo esto también ha afectado al Vaticano. Por ejemplo, casos de los últimos 14 días: un empleado de muchos años de la Congregación para la Doctrina de la Fe, un clérigo austriaco, deja su trabajo, confrontado por una monja que lo acusa de abuso; el papa Francisco despide del sacerdocio a uno de los cardenales más importantes de Estados Unidos en las últimas décadas, el arzobispo Theodore McCarrick; en Francia, el sistema de justicia investiga una acusación de acoso sexual contra el embajador del papa, un arzobispo; y una diócesis de Estados Unidos habla de acusaciones de abuso creíbles contra uno de los jueces principales, un sacerdote, en el tribunal supremo de la Rota Romana. Cada caso es aterrador.

Una ocasión para agradecer a las víctimas

La reunión de Roma es una oportunidad para agradecer a las víctimas, que no han dejado de luchar por el respeto y el reconocimiento, la justicia y la compensación. En inglés, a menudo se refieren a sí mismos como "sobrevivientes", lo que significa que muchos otros murieron de sufrimiento. Muchas víctimas están en Roma esta semana. Este martes, mujeres religiosas, que sufrieron desde violencia por parte de los clérigos hasta violación por parte del obispo, acuden a la prensa. El miércoles es el día para las víctimas de diferentes países y continentes que sufrieron abusos sexuales cuando eran niños por parte de miembros de la Iglesia, la institución de la salvación. Hasta el sábado estarán en vigilia y luego hay una marcha a través de Roma.

Con su presencia, las víctimas han movido a la Iglesia una y otra vez. Personalmente, siento el mayor respeto por cualquier víctima que tiene la fuerza y el coraje para dar testimonio de la violencia que sufrió. Violencia, que, especialmente en África, suele ir acompañada de la destrucción de la dignidad personal a los ojos de la sociedad. Y sería esperanzador pensar que los delegados de las consultas con el papa puedan convocar el sábado a todas las víctimas, no solo a los individuos elegidos, a la liturgia penitencial en la Sala Regia.

La hora cero de la Iglesia católica

Estos son días oscuros en Roma, después de muchos años oscuros. Estos son días de verdad, de la cruda verdad. Y las consultas de los representantes de la Iglesia de todo el mundo solo pueden ser un impulso y un nuevo comienzo que deberán continuar con pasos más serios. El fin del poder patriarcal de los sacerdotes en la vida cotidiana. Con la abolición de dictados morales para dar paso a una búsqueda común del camino correcto. Con la reflexión sobre la imagen del sacerdote hasta el día de hoy. Sin duda campo vasto, cuyas limitaciones ahora son difíciles de precisar.

Como hombre del "fin del mundo", el papa Francisco ha estado agitando la Iglesia desde marzo de 2013. Su compromiso con la creación, su dedicación a los refugiados y las personas marginadas obligaron a la Iglesia a asumir responsabilidad. Pero incluso este pontificado tan diferente, tan único, tan contradictorio, podría fallar, debido a una Iglesia petrificada y a su aparato clerical-masculino. Estos días de Roma, también son una hora cero de la Iglesia católica. Pero no dan razones para mayor  optimismo.