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Mundial 2014: ¿evidencias de intolerancia y racismo en Brasil?
Vie, 20/06/2014 - 08:58

Bia Rodrigues

Brasil: la dudosa liberalidad de género del Gigante Verde Amarelo
Bia Rodrigues

Bia Rodrigues es periodista. Se desempeña como reportera de AmericaEconomiaBrasil.com.br desde octubre de 2013. Ha trabajado como reportera de infografia en O Estado de S.Paulo y UOL, como redactora en Diário do Comércio. Estudió periodismo en la Universidade Estadual Paulista (UNESP), en Brasil, y hace un diplomado en Comunicación Digital en la Universidad de Chile.

Tres acontecimientos me llamaron la atención en los primeros días del Mundial de Fútbol, que empezó el pasado 12 con el partido de Brasil versus Croacia. De una manera, los tres demuestran que los manifestantes brasileños están ciertos cuando piden educación patrón FIFA, en una referencia a las exigencias de la Federación para los estadios usados durante la competición.

El primero fueron los insultos que agredieron a la presidenta brasileña Dilma Rousseff en el partido inaugural. Dilma no hizo el tradicional discurso para evitar ser objeto de pifias, como sucedió en la Copa de las Confederaciones. Sin embargo, muchos brasileños presentes en el estadio Arena Corinthians no se olvidaron la presencia de la mandataria, junto al presidente de FIFA, Joseph Blatter, y por más de una vez gritaron: "Dilma, vai tomar no cu" (algo similar al ¡a tomar por culo! de los españoles).

Reportajes en Brasil afirman que los insultos empezaron en la área VIP del estadio, cuyas entradas cuestan R$990 (algo como US$440). Los brasileños con menos poder adquisitivo no estaban allí. Es indiscutible que parte de la población del país está descontenta con las políticas de la presidenta, pero el 5 de octubre tendremos las elecciones presidenciales, el mejor momento para demostrar si desean un cambio en el país.

La mandataria brasileña fue electa democráticamente con 55.752.529 de votos, sumando 56% de las preferencia en la segunda vuelta de 2010. Las pifias hacen parte del juego político, pero en mi opinión Dilma fue víctima de una falta de respeto. No podemos olvidar que ella luchó contra la dictadura, fue detenida y torturada. Hay que respetarla por su historia y por ser la presidenta del país.

El viernes 13, en un discurso, Rousseff habló que las pifias e insultos no la debilitan. "Enfrenté situaciones con alto grado de dificultad, situaciones que llegaron a mi límite físico. Soporté agresiones físicas casi insoportables. Nada me sacó de mis compromisos ni del camino que elegí para mí misma", afirmó la presidenta. La verdad es que esta triste escena, transmitida mundialmente, demuestra que todavía necesitamos avanzar mucho como sociedad.

El segundo episodio sucedió en las redes sociales después que el lateral izquierdo de la selección brasileña, Marcelo, abrió el marcador a favor de Croacia, con un autogol. Algo que le puede pasar a cualquier futbolista. ¿Qué pasó entonces? Muchos de sus compatriotas en Twitter manifestaron su descontento con frases como: “tinha que ser preto (le pasa por ser negro, en español)". En Brasil, esa oración es súper racista y demuestra que todavía el racismo necesita ser superado, un estigma que afecta directamente al 51% de la población brasileña, que es negra. Sin embargo, algunos respondieron la agresión con: "entonces, ¿los hinchas que hablaron "le pasa por ser negro" en el autogol de Marcelo, ahora no dicen "le pasa ser negro" en los dos goles de Neymar?".

El tercero y último, fueron los insultos que recibió el jugador brasileño que viste la casaca de España, Diego Costa, en el partido entre españoles y holandeses. Los hinchas brasileños presentes en el estadio no se olvidaron que Costa se naturalizó español para poder jugar por ese país en el Mundial, lo pifiaron y lo insultaron siempre que él estaba con el balón. Costa llegó a representar a Brasil en dos partidos amistosos, pero después decidió defender la selección española aceptando la invitación de Vicente Del Bosque para ser el delantero del equipo. Sin embargo, él no es el único brasileño en vestir la casaquilla de otro país. En Croacia, son dos: Eduardo da Silva y Jorge Sammir Cruz Campos; en Portugal, Pepe y en Italia, Thiago Motta, entre otros. La decisión de ellos es algo personal y privado. Eligieron sus opciones y a nosotros nos cabe respetar. No son traidores de su patria.

Estos tres episodios, por citar algunos, demuestran intolerancia y falta de respeto con el prójimo en una competición que tiene como objetivo la confraternización de las naciones. Yo deseo que sean los únicos, ¡no más!, porque no podemos dejar que pasen sin reflexionar acerca de ellos, porque intolerancia y falta de respeto no deben ser parte de una nación democrática.

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