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No hay uno, sino tres posibles "Brexit"
Lun, 27/08/2018 - 09:36

Farid Kahhat

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Farid Kahhat

Peruano, doctor en Relaciones Internacionales, Teoría Política y Política Comparada en la Universidad de Texas, Austin. Fue comentarista en temas internacionales de CNN en español, y actualmente es profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la PUCP (Perú) y analista internacional.

No cabe ya duda alguna: el desempeño económico del Reino Unido ha empeorado desde la realización del referéndum en el que se decidió su retiro de la Unión Europea (UE). Como indica el diario Financial Times, durante el año posterior al referéndum la economía británica pasó de ser la de mayor crecimiento a ser la de menor crecimiento dentro del Grupo de los Siete (del que forman parte además Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia y Japón). Pese a la adopción inicial de políticas de estímulo, esa economía es hoy 1.9% más pequeña de lo que auguraban los economistas que favorecían el Brexit.

Un informe filtrado a la prensa del propio gobierno británico prevé que casi todos los sectores de la economía en todas las regiones del país saldrán perdiendo en los tres escenarios posibles tras una eventual salida de la UE. Los escenarios posibles tras esa salida son la permanencia del Reino Unido en el mercado único de la UE (siguiendo el ejemplo de Noruega, en cuyo caso la pérdida calculada es de un 2% del ingreso nacional), la suscripción de un acuerdo de libre comercio con la UE (con una pérdida calculada del 5%), y la salida de la UE sin un acuerdo (en cuyo caso las relaciones comerciales se regirían por las normas de la Organización Mundial de Comercio, con una pérdida calculada de 8% del ingreso nacional).

La primera pregunta que cabría plantearse es: si el desempeño económico del Reino Unido será peor fuera de la Unión Europea, ¿por qué salir de ella? Aunque la campaña en favor del retiro de la UE no admitía la posibilidad de que este produjera un perjuicio económico, al menos ofrecía dos argumentos adicionales. De un lado, el Reino Unido recobraría los recursos y la porción de soberanía que ahora comparte con la UE. De otro lado, fuera de la UE el Reino Unido sería libre de negociar los acuerdos comerciales que juzgue convenientes.

Esos argumentos hacían que el retiro de la Unión Europea fuese incompatible con la opción de permanecer en el mercado único: para pertenecer a él Noruega debió aceptar la libre movilidad de personas, realizar contribuciones al presupuesto de la UE, incorporar en su legislación parte de las normas legales que aprueba la UE y aceptar las restricciones que esa pertenencia implica para su capacidad de negociar acuerdos comerciales. Es decir, en el escenario noruego no se conseguirían los fines que, pese a las posibles pérdidas económicas, podrían justificar el Brexit (con el agravante de que el Reino Unido perdería el poder de voto con el que cuenta dentro de la UE).

Los fines trazados para justificar el Brexit sí son compatibles con la suscripción de un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea, pero seguiría vigente el contrargumento económico: ¿vale la pena perder alrededor de un 5% del ingreso nacional para recobrar las prerrogativas soberanas que hoy se comparten dentro de la Unión?

La tercera alternativa (salir de la UE sin un acuerdo y comerciar bajo las reglas de la OMC) es la opción por default que pone de relieve el poder de negociación relativo: el Reino Unido realiza cerca del 50% de su comercio con la Unión Europea, mientras ese país representa menos del 20% del comercio exterior de la UE. Es decir, el Reino Unido tiene más que perder en caso de no llegarse a un acuerdo.

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