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¿Por qué América Latina y el Caribe tiene tantos empleos de baja calidad?
Jue, 07/09/2017 - 09:41

Verónica Alaimo

 Mi mujer, que no trabaje
Verónica Alaimo

Verónica Alaimo es economista de la Unidad de Mercados Laborales y Seguridad Social del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Lidera la investigación en temas de protección contra el riesgo de desempleo, así como participa en el diseño e implementación de proyectos sobre mercados laborales en la región. Cuenta con un Doctorado en Economía de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign en el 2007, y con una Maestría y un Bachillerato en Economía de la Universidad Nacional de La Plata.

A pesar de la etapa de bonanza que vivió la región durante la primera década del siglo XXI, muchos trabajadores de América Latina y el Caribe enfrentan hoy en día serias dificultades para encontrar un buen trabajo. Además, quienes están empleados se ven a menudo expuestos a un alto grado de inestabilidad laboral. ¿Por qué la región tiene un problema con la baja calidad de los empleos? ¿Cómo se puede actuar ante estos desafíos?

El gran reto de la informalidad

La baja calidad de los empleos en América Latina y el Caribe viene, en primer lugar, de la mano de la informalidad, un desafío persistente. La mayoría de los trabajos en la región (un 55%) son informales, lo que impide a millones de trabajadores cotizar a un sistema de seguridad social y acceder, por tanto, a sus beneficios de protección social. ¿Qué factores contribuyen a que la región tenga niveles elevados de informalidad?

*Faltan mecanismos de apoyo a los trabajadores desempleados. Quienes se quedan sin empleo no cuentan, a menudo, con un ingreso que les permita subsistir el tiempo suficiente para encontrar un empleo formal.

*En general, los procesos de búsqueda y emparejamiento entre quienes buscan empleo y las vacantes son deficientes.

*Los costos laborales en relación a la productividad son altos y, por ello, constituyen un incentivo a la informalidad.

Trabajos de usar y tirar: el reto de la inestabilidad

Junto con la informalidad, otro gran reto es la inestabilidad laboral: aproximadamente el 30% de los trabajadores no estará en el mismo empleo al cabo de un año. Esta gran rotación laboral a menudo es negativa, ya que reduce la probabilidad de recibir capacitación en el lugar de trabajo y limita el desarrollo profesional (es decir, limita la estabilidad productiva).

Como describimos en Empleos para crecer, la estabilidad laboral productiva consiste en tener un trabajo que permita al trabajador tener ingresos suficientes para mantenerse o apoyar a su familia, que cuente con beneficios sociales que le proteja de riesgos de enfermedad, vejez y otros. Pero, también, que sea un trabajo con futuro, que el primer empleo sea el primer peldaño de una escalera ascendente hacia más y mejores oportunidades, tomando en cuenta el valor que le da la empresa al trabajador, si invierte en él o ella, si desea retener al empleado y este se quiere quedar en el sitio de trabajo.

Políticas a favor de la productividad

Urge la búsqueda de soluciones al problema de la baja calidad de los empleos, especialmente ante el horizonte de incertidumbre que se acerca. La creciente automatización y la tendencia emergente de la economía compartida (que difumina la relación empresa-empleado) obligará a los países a buscar políticas laborales con las que adaptarse a la nueva realidad.

Para empezar, es necesario que los países de América Latina y el Caribe pongan el foco en la productividad laboral, es decir, en la utilización efectiva e inteligente de la fuerza laboral, el motor que permitirá el crecimiento tanto de los trabajadores como de la economía.

*Esta columna fue publicada originalmente en el blog Factor Trabajo del Banco Mundial.