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¿Por qué reparar tu ropa es un acto radical?
Mar, 18/12/2018 - 08:18

Nicolás Sutil

Nicolás Sutil
Nicolás Sutil

Nicolás Sutil es country manager en Patagonia.

Chile es el país de Latinoamérica que más consume prendas de vestir. Un estudio realizado por Euromonitor International estima que los hogares chilenos invierten cerca de un 4% de sus ingresos en renovar el closet. Cifra relativamente elevada si la comparamos con el desembolso porcentual en "salud" que el mismo estudio establece de 5,3%.

Pero más allá de las cifras de consumo, lo preocupante es la cantidad de esa ropa que terminamos desechando. Según The Council for Recicling, en promedio un consumidor norteamericano termina botando aproximadamente 32 kgs de ropa al año, realidad que no debe estar muy alejada de lo que ocurre en nuestro país.

En un mundo donde la rapidez, la inmediatez y el poder adquisitivo son los que mandan, tratar de revertir estas cifras se convierte en un acto radical. La industria de la moda es la segunda más contaminante del planeta, un dato que no sorprende si pensamos que, por datos de Environmental Justice Foundation, para fabricar unos jeans se necesitan 10 mil litros de agua y para una camisa de algodón 2.500 litros.

¿Con toda esta estadística relativa en mano, es posible revertir o disminuir el impacto? Es aquí donde volvemos a decir que reparar es un acto radical. Si nos basamos en la ley de las 3R: reducir, reutilizar y reciclar, parece una consigna que la industria de la ropa debe aprender cada vez con más fuerza.

Al menos por nuestra parte como productores de ropa, empezamos la revolución sustentable sólo con una aguja y un hilo. Por otro lado, en nuestro rol de consumidores conscientes lo mejor que podemos hacer por el planeta es extender la vida útil de nuestra prendas. Reparar la ropa es ir en contra de todo lo que el mercado propone. Es, muchas veces, ignorar las condiciones de garantía de los productos y superar los obstáculos que las empresas añaden a sus confecciones para que estas no sean modificadas.

Es necesario salir de la pasividad aprendida y convertirnos en propietarios de nuestras prendas. ¿Cuál es la diferencia? Los propietarios están capacitados para asumir la responsabilidad de sus compras, desde la limpieza adecuada hasta la reparación, la reutilización y el intercambio. Como consumidores, en tanto, estamos acostumbrados a comprar, usar, eliminar y repetir este patrón, una y otra vez.

Al mantener nuestra ropa en uso solamente por nueve meses más, reducimos la huella de carbono, desechos y agua relacionada a su producción en un 20-30%, según datos del grupo WRAP, simplemente porque estamos fabricando y desechando menos.

El cuidado del medioambiente es una responsabilidad compartida, por eso te pedimos que cada vez que entres a una tienda te preguntes: ¿realmente necesito esta prenda? El cuidado del planeta está en nuestras manos y en las tuyas, seamos radicales.

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