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¿Qué pasará con el VIH después del 2015?
Vie, 21/02/2014 - 08:48

Pedro García

¿Un piso de protección social en América Latina?
Pedro García

Pedro García (@RemediosPedro) trabaja actualmente como asistente de investigación en la Unidad de Pobreza y Desarrollo Humano de la Dirección Regional para América Latina y el Caribe del PNUD en Nueva York. Cursó un master en Política y Comunicación en el Instituto de Estudios Políticos de París (Sciences Po Paris), y una licenciatura en estudios latinoamericanos en la misma institución. Está interesado en temas de protección social, género y movimientos sociales. Ha realizado estudios en la Universidad de Chicago y en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

El VIH, al igual que la pobreza, es multifacético. Del mismo modo en que el dinero es insuficiente para terminar con la pobreza extrema, la ciencia no podrá acabar con el SIDA si no nos ocupamos de los factores estructurales subyacentes (Jim Yong Kim, presidente del Banco Mundial)

 

En el año 2000, a través de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) se plantearon las metas de detener y comenzar a reducir la propagación del VIH para 2015, así como lograr el acceso universal al tratamiento del VIH de todas las personas que lo necesitasen para 2010. El sexto ODM fue muy concreto en su ambición por “combatir el VIH/SIDA, la malaria y otras enfermedades”. Hoy, la importancia que se le dio en el año 2000 a la erradicación del VIH no aparece con la misma fuerza en las discusiones para la nueva agenda de desarrollo, una vez que venza el plazo para el cumplimiento de los ODM en 2015. Años de esfuerzos de individuos, comunidades, agencias de desarrollo, abogacía e inversiones económicas se están viendo penalizados por una reducción del compromiso político, del financiamiento y con el olvido de las cerca de 7.000 infecciones de VIH diarias que persisten hoy en día.

Además del compromiso de gobiernos y sociedad civil, será necesario que el sistema de las Naciones Unidas se ocupe de integrar como una prioridad en la agenda post-2015, los factores estructurales que refuerzan la epidemia del VIH. Algunos de ellos son la desigualdad económica,  la discriminación social, y las algunas políticas públicas inadecuadas que frenan al progreso de la lucha contra el VIH. Para Helen Clark, administradora del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), “si somos capaces de hacer vínculos entre los objetivos de desarrollo, la pobreza, el VIH, la justicia y el derecho, tendremos una mayor oportunidad de cumplir la visión que comienza a delinearse para el post 2015”.

Hacia el fin de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Como se puede observar en el siguiente gráfico, la incidencia del VIH en las regiones en desarrollo está disminuyendo a un ritmo constante. Sin embargo, se estima que tan solo en el año 2011, 2,5 millones de personas en el mundo fueron infectadas con el VIH. Después de África subsahariana, el Caribe es la segunda región en el mundo más afectada por el virus con una tasa de incidencia de 0,06% en 2011 y una prevalencia del 1% en la población general.

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A pesar del progreso en cuanto al acceso universal al tratamiento para el VIH, la meta planteada para 2010 no se alcanzó: a finales de 2011, únicamente el 55% de los 14,4 millones de personas en países en desarrollo que necesitaban tratamiento para el VIH recibieron los medicamentos antirretrovirales. En América Latina y el Caribe, siete países han alcanzado la cobertura universal (más de 80%) en tratamiento antirretroviral: Argentina, Barbados, Brasil, Chile, Cuba, Guyana y México. Otros once países están cerca de alcanzar esta meta, con una cobertura próxima o mayor al 70%: Bahamas, Belice, Costa Rica, Jamaica, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Trinidad y Tobago, y Venezuela.

Hacia una agenda post 2015 eficaz con inclusión del VIH. La discusión sobre el VIH en la agenda post 2015 es indisociable de los factores estructurales que impulsan la epidemia, tales como la pobreza, la vulnerabilidad y la discriminación, incluyendo la discriminación contra las mujeres. Algunos estudios, por ejemplo, han mostrado una relación positiva entre programas de transferencias monetarias condicionadas (TMC), originalmente elaborados para reducir la pobreza, y el riesgo de exposición al VIH y otras enfermedades de transmisión sexual. Asimismo, en muchos países las mujeres de todas las edades están en desventaja en acceso a la información sobre prevención del VIH o al momento de decidir sobre mantener una relación sexual sin riesgos. Estudios regionales han mostrado la extrema vulnerabilidad al VIH de mujeres víctimas de violencia física o sexual. En este sentido, es importante desarrollar en los servicios de salud información adaptada a la población joven y de mayor vulnerabilidad, incluyendo programas de detección de violencia contra las mujeres. Los ODM comprobaron la efectividad de integrar los sistemas de salud, los derechos sexuales y reproductivos, incluida la educación sexual integral y políticas y servicios de VIH y SIDA, desde una perspectiva integral de derechos humanos y género.

Hoy en día la comunidad internacional cuenta con mayor información sobre la epidemia del VIH y sus impulsores, con relación a lo que se conocía cuando se fijaron los ODM a principios de la década del 2000. Hoy sabemos, por ejemplo, que un gran número de países cuenta con leyes y políticas públicas discriminatorias que podrían ser reformadas sin costo y tener un efecto positivo para frenar la epidemia. Particularmente, se trata de prácticas negativas en cuanto a grupos con mayor vulnerabilidad a la expansión del virus, como lo pueden ser los hombres que tienen sexo con hombres (HSM), las personas transgénero, los y las trabajadores sexuales (TS), sus clientes, y los usuarios de drogas inyectables (UDI).

Durante años recientes se han creado nuevos modelos de desarrollo que se verán reflejados en la agenda post 2015. Estos modelos dejarán más responsabilidades a los Estados para lidiar con cuestiones como la epidemia del VIH. Por ello, es importante que los gobiernos mantengan los mecanismos y programas que se establecieron a través de los ODM. Una de las grandes temáticas que asoma en las discusiones sobre la agenda post 2015 es la cobertura de salud universal, lo que representa una puerta de entrada para impulsar la respuesta al VIH. Citando de nuevo a Helen Clark, es trascendental apoyar “completamente la salud y cobertura universal para todos, sin perder de vista el enfoque y las submetas sobre el VIH y otras enfermedades específicas. Se ha alcanzado un gran progreso, y no nos gustaría perder ese enfoque”.

*Esta columna fue publicada originalmente en la revista Humanum.