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El dilema del banco de los BRICS
Vie, 01/08/2014 - 15:17

Manuel Hinds

¿Cómo impactará a América Latina la crisis?
Manuel Hinds

Manuel Hinds es economista y consultor económico. Fue ministro de Hacienda de El Salvador entre 1994 y 1999. Se le considera el padre de la dolarización, pues fue quien propuso la idea en su país. Es autor de Playing Monopoly with the Devil: Dollarization and Domestic Currencies in Developing Countries (Yale University Press, 2006) y co-autor con Benn Steil de Money, Markets and Sovereignty (Yale University Press, 2009). Hinds también es columnista de El Diario de Hoy, de El Salvador. En 2010 obtuvo el Premio Hayek, del Manhattan Institute.

En una reunión en Fortaleza, Brasil, los así llamados Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sur África) se juntaron para, entre otras cosas, crear un banco de desarrollo para prestarse a ellos mismos y a otros países con menos requisitos que los impuestos por el Banco Mundial. Este banco operaría con un capital de US$50 mil millones, de los cuales pagarían US$10 mil millones y darían garantías para que el banco se endeude por los otros US$40 mil millones. Sus créditos se usarían para infraestructura. Además hablaron de la creación de un "Arreglo Contingente de Reservas" (ACR), para prestarse en caso de emergencia, con un capital de US$100 mil millones. Esta institución competiría con el Fondo Monetario Internacional.

Mucha gente ha tomado esto como una noticia sensacional, que anticipa la toma del poder mundial económico y financiero por parte de los Brics. La reacción de los medios internacionales financieros no ha sido nada dramática, sin embargo, no por ningún boicot o envidia por parte de los países desarrollados sino porque la creación de un nuevo banco de este tipo no va a generar muchos cambios en los escenarios financieros mundiales.

¿Qué es lo que harían las instituciones? ¿Qué es lo que hacen los bancos de desarrollo? Toman dinero prestado en los mercados privados internacionales y los prestan a sus países miembros a tasas que son más bajas que las que ellos podrían conseguir. Esto lo logran las instituciones existentes (como el FMI y el Banco Mundial o el BID), porque son instituciones con gran solidez que pueden tomar dinero prestado a tasas tan bajas que aún después de sus gastos pueden prestarles barato a sus clientes. Para ser sólidas, tienen que prestar sólo a clientes que les pueden pagar (poniendo condiciones para que los clientes usen los préstamos debidamente), y contar con el respaldo de accionistas fuertes que podrían responder por las deudas de la institución si los deudores no le pagan. Por eso es que los bancos existentes de desarrollo ponen condiciones y por eso es que es tan importante para ellos el contar con el respaldo de países muy sólidos financieramente. Esto es lo que tratarían de hacer las instituciones de los Brics.

¿Qué es lo que haría el ACR? Daría préstamos a países que momentáneamente no pueden pagar sus deudas para darles tiempo para que se pongan en orden y puedan pagarlas. Esto es lo que hace el FMI. Por supuesto, el FMI no es una institución de caridad y necesita que le paguen. Las condiciones que establece son para que el país en emergencia pueda reconstituirse y pagar sus deudas, comenzando por las que tenga con el FMI.

¿Qué tan importantes serían? La creación de los nuevos bancos no es en sí misma una gran noticia en términos de la disponibilidad internacional de crédito. Contrario a lo que piensan muchos, el crédito internacional no depende de las instituciones oficiales sino de los mercados privados, que son miles de veces más grandes.

Como se muestra en la tabla adjunta, ya hay muchos bancos de desarrollo y el nuevo Banco Brics no estaría entre los grandes. De los listados, que son los importantes, sólo el Banco Islámico de Desarrollo es más pequeño en términos de capital. Los capitales de las nuevas instituciones (que, como se describe abajo determinan lo que pueden prestar) representarían sólo siete diezmilésimas del Producto Interno Bruto mundial en el caso del Banco de Desarrollo BRIC y catorce diezmilésimas en el caso del ACR. El FMI y el Banco Mundial son mucho más grandes pero aún así representan porcentajes bajísimos del producto mundial.

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Pero entonces, ¿por qué son importantes el FMI, el Banco Mundial y las otras instituciones existentes? Porque al imponer condiciones en sus préstamos, ellas le dan credibilidad a sus países clientes, que entonces pueden tomar prestado cantidades mayores de los mercados internacionales de crédito. Un país que, aunque haya estado en problemas, tiene un crédito con el FMI y está cumpliendo con sus condiciones, se coloca en posición para poder acceder a otros créditos. El sello del Banco Mundial y del BID y las otras instituciones similares también ayuda en este sentido. Es decir, estas instituciones atraen mucho más crédito que el que ellas proporcionan, y lo hacen precisamente porque ponen condiciones en sus préstamos.

Y eso es lo que los Brics dicen que no van a hacer: poner condiciones. Si no las ponen, su importancia se reducirá muy sustancialmente, porque nadie se sentirá tranquilo prestándole a países a los que sólo los Brics les prestarían, ya que sabrían que los préstamos de los Brics no mejorarían la situación financiera de los países y podrían empeorarla. Entonces la importancia de las instituciones Brics se vería reducida a los pequeños montos que podrían prestar a cada país (en promedio no más de unos trescientos millones de dólares, un poco más de lo que vale un estadio en Brasil).

Pero el no poner condiciones tendría consecuencias aún más negativas para las instituciones de los Brics.

El dilema de los bancos Brics. Esos problemas se pueden mostrar con un ejemplo. A Argentina nadie le presta dinero en este momento porque ha dejado de pagar sus deudas dos veces en los últimos treinta años y lo acaba de volver a hacer (aunque parcialmente) ayer. Al saber que el ARC será más blando que el FMI, Argentina ya anunció que estaba interesada en tomar dinero prestado del ACR. Esto plantea el dilema al que se enfrentarán el nuevo banco y el ACR.

Si actúa como una institución prudente de crédito, el ARC haría lo que todos los demás están haciendo: no prestarle a Argentina a menos arregle su situación financiera. Darle recursos sin condiciones sería irresponsable porque arriesgaría la posición financiera del ACR mismo, especialmente por la manera en la que su capital está estructurado.

Pero los Brics dicen que no pondrían condiciones a sus clientes, por lo que sus instituciones correrían un alto riesgo de perder su dinero, lo cual les volvería difícil captar los 40 mil millones de dólares que quieren captar de los mercados financieros. Y entonces todos los Brics tendrían que pagar las deudas en las que sus bancos habrían incurrido para financiar, digamos, un nuevo repudio de la deuda de Argentina.

Serían instituciones tuertas ayudando a países ciegos.

Estadios sin público. El reciente campeonato mundial de fútbol produjo varios ejemplos de las consecuencias de prestar incondicionalmente. El Banco Nacional de Desarrollo de Brasil financió varias obras supermillonarias que no generarán los recursos para pagarse y que por tanto tendrán que ser pagadas por el fisco federal (que es el dueño del banco). Por ejemplo, el nuevo estadio de Manaos fue construido a un costo de 294 millones de dólares para albergar 44 mil espectadores. Manaos ni siquiera tiene un equipo de primera división, y puede reunir en el estadio solo unos cuantos cientos de espectadores. Para pagar este estadio habrá que reducir los recursos que podrían haber ido a salud y educación, tan necesarias en Brasil. O, quizás, si el que hubiera prestado incondicionalmente estuviera fuera de Brasil, simplemente no se pagaría.

¿Cree usted que financiar proyectos indiscriminadamente, sin poner condiciones que aseguren que los dineros de las instituciones de desarrollo se usen para obras útiles, es un beneficio para los países?

Si los Brics creen que sí, se enfrentarán a serios problemas. Sus instituciones que van a quedarse sin capital por falta de pago de los créditos que otorgue, o cobrando a los países clientes los costos del financiamiento de proyectos generados para exaltar egos, o para proveer campo para la corrupción, o por pura superficialidad. Y se van a quedar sólo con los clientes que no pagan. Buena suerte con ese proyecto.

*Esta columna fue publicada originalmente en el centro de estudios públicos ElCato.org.

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