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El futuro monetario será más democrático
Jue, 04/05/2017 - 09:03

Karelys Abarca

Los controles de precios, miles de años de desatinos
Karelys Abarca

Karelys Abarca es Economista, egresada de la Universidad Central de Venezuela, y Profesora-Investigadora en la Facultad de Economía de esta casa de estudios. Ha sido dos veces Premio Nacional Alberto Adriani, galardón otorgado por el Banco Central de Venezuela y la Fundación Alberto Adriani. Twitter: @karelitabarca

Hasta hace poco, el comercio en internet había dependido exclusivamente de instituciones financieras, que servían como terceros confiables en el procesamiento de pagos electrónicos. Sin embargo, el costo de intermediación solía encarecer las transacciones, limitando las pequeñas por su alto costo monetario.

Esta situación generó la necesidad de crear un sistema de pagos electrónicos, confiable y capaz de minimizar el costo de oportunidad que provoca en una transacción la presencia de un intermediario financiero. Una forma de dinero electrónico permite en cambio, que las transacciones en línea sean directas entre los compradores y vendedores, sin la intermediación de una institución financiera en particular.

El sistema de dinero electrónico Bitcoin surgió precisamente por la necesidad de descentralizar los pagos entre usuarios de internet, eliminando la necesidad de encarecer las transacciones con los costos incorporados por intermediarios financieros. Aunque representa una solución polémica y temeraria, la adopción del signo monetario virtual está creciendo en el mundo y tiene altas expectativas de imponerse en el futuro como la forma de pago más usada.

Hablemos del caso concreto de Bitcoin. Bitcoin es una moneda electrónica, un protocolo y a la vez un software. La combinación de estas tres características favorece la realización de transacciones casi instantáneas entre pares, facilitando pagos en todo el mundo con costos casi nulos. Bitcoin funciona bajo la tecnología peer to peer (P2) y no depende de una autoridad monetaria central que se encargue de la emisión de dinero, resultando imposible crear liquidez monetaria artificial y provocar inflación. En el caso de Bitcoin es la red de usuarios de la moneda la que gestiona las transacciones y emisiones virtuales, de forma totalmente libre y descentralizada.

La seguridad de la moneda virtual está garantizada por la criptografía, que controla que sólo el dueño de las monedas pueda gastarlas. La primera aparición de la moneda Bitcoin ocurrió en el año 2008, como medida de protesta liberal en plena crisis financiera mundial, dada a conocer por un usuario que se identificó bajo el nombre de Satoshi Nakamoto.

Bitcoin es una propuesta novedosa porque funciona sin la necesidad de una autoridad monetaria central que regule la emisión de dinero o sea capaz de negar transacciones, ya que gracias a su arquitectura distribuida, los usuarios del sistema son los que realizan esas funciones de manera democrática.

Entre las fortalezas de Bitcoin nos encontramos que genera transacciones rápidas, de bajo costo, es global porque funciona virtualmente a través de internet, la emisión es descentralizada (ningún gobierno puede crear dinero sin respaldo en transacciones reales), no es vulnerable a esquemas de control como corralitos o impuestos gubernamentales, es segura (porque es una moneda encriptada para evitar fraudes), es transparente (cualquiera puede comprobar de dónde viene o dónde va cualquier bitcoin).

Además el programa de incentivos de compras en línea basado en recompensa en monedas virtuales, fomenta el consenso y la participación de usuarios en la red, que terminan generando nodos de interconexión que validan cada transacción que se realiza. Bitcoin tiene una emisión limitada, no sujeta al capricho de ningún banco central ni ningún gobierno; el usuario no tiene barreras de entrada ni salida al sistema financiero, porque cada persona tiene la posibilidad de tener su propio monedero virtual y administrarlo con criterios de racionalidad y ganancia.

Sin embargo, debemos contar entre las debilidades, que la seguridad de los monederos virtuales depende en gran medida de hábitos de privacidad que tengan en cuenta los propios usuarios de la red, y que al estar basada en los sistemas de información (sin soporte físico) es vulnerable a errores de programación y a usuarios maliciosos. Por cierto, ninguna debilidad que no pueda compensarse en el tiempo.

Actualmente con esta moneda virtual que llamamos Bitcoin se puede contratar en muchos países del mundo servicios como telefonía, hosting de internet, tarjetas de regalo, asesoría legal, turismo y todo tipo de comercio electrónico. Entre algunas de las empresas más importantes que apuestan al Bitcoin tenemos a WordPress, Soundcloud, Tesla, Badoo, Uber, Microsoft, IBM, Cars.com, Expedia, Foodler, Orange, BBVA, Banco Santander, Barclays, Bank of America, J.P. Morgan, Royal Bank of Scotland, Wells Fargo, ING, Nasdaq,VISA, MasterCard, Verizon, CISCO, entre otras.

Bitcoin y otras monedas virtuales o criptomonedas que puedan surgir, crean un escenario económico y social futuro totalmente libre, pues de extenderse el uso de monedas virtuales en el mundo, los gobiernos y autoridades financieras de los países perderían toda potestad para controlar la emisión de dinero, con lo que se impondría una auténtica democracia financiera y los Estados perderían la base de su poder económico, además porque una moneda electrónica no es nacional sino internacional.

Por lo tanto, Bitcoin y todo sistema basado en criptomonedas será objeto de muchas controversias, al limitar el control de los gobiernos sobre las economías nacionales. No debemos olvidar que tal como el dólar o el euro, Bitcoin determina su valor de acuerdo a la confianza que la gente deposita en este signo monetario, y tal como indica el economista Paul Krugman, el hecho que se limite la emisión de bitcoins incentiva su acumulación, ya que su escasez relativa acumula valor. La regla de emisión de bitcoins es pública y tal como el patrón oro, la oferta monetaria tiene un respaldo real y no es a discreción de ningún gobierno.

Bitcoin representa una propuesta tecnológica disruptiva, tal como lo fue en su momento internet. De hecho, las criptomonedas son objeto de inversiones de capital de riesgo más temerarias que las observadas en las primeras fases del internet, por lo que es muy probable que el sistema financiero mundial del futuro pueda ser conquistado finalmente por la democracia monetaria, lo que replantearía las funciones del Estado en la economía. En los países latinoamericanos, el éxito de las monedas virtuales dependerá del acceso a internet, de la velocidad de las telecomunicaciones, de la libertad de navegación y la democratización del poder económico del mercado. Muy seguramente será una de las regiones que coloque más trabas a la democratización del dinero.

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