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Tecnolatinas: una revolución que llegó para quedarse
Vie, 24/03/2017 - 10:31

Ignacio Peña

Tecnolatinas: una revolución que llegó para quedarse
Ignacio Peña

Ignacio Peña es licenciado en Economía por la UCA, MBA por Wharton School y Master en Estudios Internacionales por la Universidad de Pensilvania. Fue Managing Partner y Director del Boston Consulting Group y realizó más de 100 proyectos para grandes empresas, gobiernos y cámaras empresariales, trabajando en Brasil, Chile, México y Argentina. Actualmente está enfocando sus energías en promover el ecosistema innovador y emprendedor a través de diversas iniciativas.

Por primera vez en la historia, América Latina está generando empresas de base tecnológica en escala y todo indica que esto es solo el comienzo de una transformación de gran relevancia para el futuro de la región. Este es la principal conclusión del primer estudio y relevamiento sistemático de las Tecnolatinas, las empresas tecnológicas latinas, que realizamos  recientemente junto a NXTP Labs con el apoyo del FOMIN/BID.

El estudio tuvo en esta primera edición mayor foco en las empresas digitales privadas y muestra la escala y el valor del ecosistema regional. Son más de 5,000 Tecnolatinas, incluyendo a 124 empresas con un valor estimado superior a los US$25M. Estas presentan un valor colectivo superior a los  US$38 MM (billones en su denominación anglo) e incluyen nueve unicornios (empresas que valen más de US$1B) que representan 62% del valor del ecosistema.

Las Tecnolatinas son la prueba viviente de que la región puede ser parte de la revolución industrial impulsada por tecnologías exponenciales. En una economía global turbulenta y de bajo crecimiento, la creación de valor va a estar fuertemente ligada a la innovación y al aprovechamiento de tecnologías disruptivas para el desarrollo de nuevas propuestas de valor y modelos de negocio creativos. Necesitaremos ir más allá de las materias primas y construir una economía impulsada por el talento.

Las Tecnolatinas tienen gran valor para la región. Para los gobiernos, ellas son un pilar para la economía creativa del siglo XXI y un motor dinamizador y de generación de empleo. Para las empresas tradicionales son fuentes de inspiración y talento, aliadas valiosas para la innovación y oportunidades de adquisición. Y para los inversores ofrecen oportunidades de retornos atractivos.

La mayor parte (67%) de las Tecnolatinas tiene menos de diez años de antigüedad y surgen de Brasil (48%%) y Argentina (18%), particularmente de San Pablo y Buenos Aires, debido a la escala y diversidad de su capital humano. Otros países de la región, particularmente México (14%), Chile (7%) y Colombia (7%) ya lograron una presencia clara en el ecosistema y vienen tomando medidas enérgicas para cerrar la brecha y realizar su potencial.

Un conjunto de poderosas fuerzas impulsa el desarrollo del ecosistema. Ellas incluyen la caída del costo de innovar y crear emprendimientos digitales, una mayor penetración de Internet con dispositivos móviles, la posibilidad de acceso instantáneo a mercados regionales y globales, el acceso a ecosistemas más desarrollados y con inversores más maduros, el creciente apoyo por parte de gobiernos y el interés de los jóvenes por ser emprendedores. A estos factores estructurales se suman estrategias de negocio más inteligentes y prácticas operacionales que facilitan un crecimiento exponencial, como el uso de herramientas de crowdfunding, la contratación de freelancers y el uso de activos de terceros, ya sea espacios de co-working o fabricantes de China dispuestos a producir sus productos.  

El estudio identifica cuatro grandes avenidas para llevar al ecosistema al próximo nivel. La primera es desarrollar el ecosistema inversor desarrollando políticas como las impulsadas por Israel y Nueva Zelandia. La segunda es conectar los puntos, desarrollando vínculos entre las universidades, los científicos, los emprendedores, los gobiernos y las empresas. La tercera es crear entornos más amigables para los startups, tanto desde el punto de vista regulatorio, como  institucional y cultural. Y la cuarta pasa por explorar más agresivamente las oportunidades en espacios emergentes.

Las oportunidades hacia futuro son enormes. El estudio destaca siete espacios aún poco explorados: fintech, agtech y food-tech, inteligencia artificial y software para robots, biología sintética, energías renovables, realidad virtual y aumentada, e internet de las cosas. En todos los casos se trata de mercados grandes, en los cuáles se prevé un crecimiento explosivo en los próximos años y que están perfectamente al alcance de las empresas latinas. Y las oportunidades no se acaban ahí: espacios como medicina digital, impresoras 3D, nanotecnología y la exploración comercial del espacio también presentan grandes oportunidades y emprendedores regionales pioneros.

Chile en viene desempeñando un papel de liderazgo e inspiración para el desarrollo del ecosistema regional. Se destacan iniciativas como los programas de estímulo de CORFO, Startup Chile, la creación de ASELA, la ley de creación de empresas en un día y Socialab. Los resultados comienzan a surgir: el país es una referencia regional en temas de innovación, tiene un conjunto cada día mayor de Tecnolatinas, logró su primer unicornio (Crystal Lagoons) y presenta un creciente desarrollo de su ecosistema. La clave para el éxito pasará por la continuidad de los esfuerzos y por aliar la innovación a la inclusión social.

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