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Educar para cambiar
Lun, 13/05/2019 - 11:57

Rodrigo Miguel

Rodrigo Miguel
Rodrigo Miguel

Rodrigo Miguel es abogado especialista en Educación y autor de "El Poder de la Educación".

La suerte de una nación no depende de sus recursos naturales, sino de la educación de su gente, clave para generar riqueza y crear igualdad de oportunidades.

En América Latina, encontramos varios países ricos en recursos naturales, como por ejemplo Venezuela, donde se calcula que el valor de dichos recursos es de aproximadamente US$14,3 trillones, especialmente en hierro, gas natural y petróleo. En contra partida, también observamos que a pesar de poseer esta abundancia de recursos, la región latinoamericana es lamentablemente en su mayoría pobre, sin mucho desarrollo y con una calidad de educación por debajo de la media.

Hoy en día la educación de América Latina se encuentra atrasada y utiliza en su mayoría técnicas didácticas antiguas. En este sentido, es necesario realizar una gran inversión destinada a la modernización de la educación como primera medida, modificando los sistemas educativos tradicionales. Los gobiernos latinoamericanos deben ofrecer a los jóvenes y adultos oportunidades de aprendizaje a lo largo de la vida. Los jóvenes demandan una pedagogía activa, conectada con la vida y sus intereses.

Cada país de la región debiera pensar en adaptar a su idiosincrasia modelos educativos exitosos que permitieron el desarrollo económico y social de diferentes naciones, tales como Finlandia, Corea del Sur y Japón, entre otras. Corea del Sur, por ejemplo, sufrió grandes conflictos a lo largo de su historia; hace 70 años estaba devastada y carecía de todo recurso. Este país está habitado por 53 millones de personas y al no tener recursos naturales para explotar, decidió transformar la educación en el tema nacional, prestigiando a los maestros, como una herramienta fundamental para su desarrollo. Poco a poco condujeron un plan basado en la educación de su gente e introdujeron una revolución en la materia. Hoy es el séptimo país del mundo y produce casi tres veces de lo que produce Argentina (*).

Nos estamos perdiendo una posibilidad. No podemos darnos el lujo como región de desperdiciar la mejor posibilidad de desarrollo que existe, que no es otra que la de generación de capital humano. La clave es la gente y la clave es educarla para generar el mejor de los recursos: el capital humano.

Hay muchas personas que se están quedando afuera por no tener una educación de excelencia y no podemos permitir que esto suceda. La mejora sustancial en la calidad de la educación latinoamericana es un desafío que debemos afrontar sin miedo y con prisa, desarrollando al capital humano y a nuestra región en su totalidad.

*De acuerdo al informe del Banco Mundial, en 2017 el PBI de Argentina fue de US$637.590 millones, y el de Corea del Sur de US$1.577.524 millones.

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