¿Humo blanco con aroma a café?
Quizás como “de Dios nada puede decirse”, como proclamó el místico cristiano Meister Eckhart, la Iglesia Católica, Apostólica y Romana -con sus ventriloquías de lo eterno- ha sido, es y será fuente de habladurías más barrocas que el arte de muchos de sus templos. La renuncia del Papa Benedicto, el teólogo Joseph Ratzinger, es hoy motivo de una nueva profusión verbal planetaria.