Los pros y los contras de dejar la gran ciudad
El Observador | Desayuna en un bosque rodeado por más de 80 árboles. A veces come frutillas que cosechó de su huerta, otras tantas tiene frutas orgánicas que le vende un vecino. Lee los diarios en internet, contesta mails, pero sabe que su computadora desentona con lo que lo rodea. Se prepara temprano en la mañana y enseguida sale, porque hay 120 kilómetros que separan su casa de su trabajo.





